“Quien predica odio recogerá violencias”, definió Taty Almeida, presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, para resumir el mensaje con el que junto al resto de la Mesa de Organismos de Derechos Humanos cuestionaron los ataques del Presidente Javier Milei y su Gabinete a las y los periodistas críticos de su gestión. Fue el mismo día en que el ministro Luis Caputo redobló sus ataques, siguiendo una obediente línea guionada contra la prensa, sin dejar dudas en la metáfora: calificó a los periodistas que investigan y revelan la vinculación de su familia con el intento de asesinato a la expresidenta Cristina Kirchner, como “basuras humanas”.
La Línea fundadora de las Madres, junto a Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos y la Comisión Memoria Verdad y Justicia Zona Norte, entre otros organismos de derechos humanos, se expresaron sobre los ataques sistemáticos de Milei y sus funcionarios contra periodistas y comunicadores que critican el desempeño de La Libertad Avanza desde su desembarco en la Presidencia del país, con especial foco en la gestión económica.
“Alentar el odio hacia la prensa crítica o hacia cualquier sector de la población es indigno y merece una condena”, advirtieron en un documento que también firmaron la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Matanza, la Liga Argentina por los Derechos Humanos, la Fundación Memoria Histórica y Social Argentina y la Asociación Buena Memoria. El texto insta a que desde los poderes Judicial y Legislativo “se levanten voces” que puedan “procesar y castigar esta actitud autoritaria y violatoria de la libertad de expresión”.
En un contexto en el que el Gobierno pretende “transmitir una imagen económica de plena recuperación” con “datos estadísticos contradictorios y artificiales” mientras “los desalojos, los despidos y el cierre de empresas particulares y servicios estatales aumentan”, los organismos denuncian que el Presidente “destina fuertes insultos, en general y también personalizados” a quienes “intentan develar la realidad”.
Los organismos repudiaron en especial las declaraciones altisonantes del primer mandatario: “la gente no odia lo suficiente a los periodistas”. “Encontramos difícil encuadrar estas palabras en el marco de un sistema democrático”, sostuvieron.
El comportamiento presidencial “incentiva una persecución mediática y política inédita para una investidura presidencial”, postularon Madres, familiares y compañeres de detenidos desaparecidos durante la última dictadura cívico militar, así como militantes de derechos humanos. En su documento señalaron que Milei “se enoja cuando se compara su actitud con la del partido nazi en los albores de la segunda guerra mundial, cuando se detectan actitudes neofascistas en estas diatribas insultantes”.
Caputo redobla la obediencia
En línea con el nuevo guión de ataque desde el ejecutivo, según el cual “la gente no odia lo suficiente a los periodistas”, el ministro Luis Caputo volvió a hacer los deberes con un ataque mayor: “basuras humanas”, definió a quienes investigan la participación de su familia en el intento de magnicidio contra Cristina Kirchner.
Luego de haber escrito en las redes sociales la lamentable frase de que el periodismo “es una profesión que tiende a desaparecer”, a menos de que quien ejerce ese oficio “tome nota y cambie”, el ministro disparó contra los trabajadores de prensa que demostraron que la organización de ultraderecha Revolución Federal había cobrado 7 millones de pesos de Caputo Hermanos, firma de su familia.
A esos periodistas, Luis Caputo los definió como “basuras humanas”. “No debe haber una boludez más grande en el periodismo mundial de que mi familia financió el ataque a la exvicepresidenta (Cristina Kirchner). Yo pienso que esos periodismos son una basura humana”, afirmó durante una entrevista en un canal de streaming.
“Un tipo que cobra por difamar a ese nivel a una persona es una basura humana”, insistió y embistió contra “el atorrante de la Inspección General de Justicia” que buscó demostrar que sus hermanos “no eran desarrolladores”.
El ministro se victimizó por haber estado en el ojo de la tormenta durante la investigación del atentado a Cristina Kirchner, y por las acusaciones que cayeron sobre su familia. Dijo que todo provino de “un grupo de periodistas que cobran por difamar y mentir”.
Lo cierto es que el nuevo ataque de Caputo al periodismo es otro paso en el combate que el gobierno de Javier Milei dirige sistemáticamente hacia la prensa. Ya no sólo es el presidente Milei el que tilda a los trabajadores de prensa de “ensobrados”, “corruptos”, “sicarios”, “pauteros” y, con menos metáfora, de “hijos de puta”: en los últimos días sus emisarios tomaron la posta. La semana pasada, el afamado troll apodado Gordo Dan (Daniel Parisini) pidió al jefe de Estado que “meta preso a algún periodista por decreto”.
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