El Masters 1.000 de Roma pondrá este domingo el broche de oro con la final más esperada y deseada de la nueva era del tenis, el enfrentamiento entre el español Carlos Alcaraz y el italiano Jannik Sinner, un duelo entre gladiadores por la conquista de la capital italiana antes de viajar a París en busca de la gloria en Roland Garros, el verdadero objetivo de ambos.
La de este domingo es una de esas finales que ninguno de los dos olvidará. Es la tercera vez que pelean por un título. La primera sobre polvo de ladrillo. Y en realidad hay mucho en juego, por mucho que ambos quieran rebajar la tensión y pateen la pelota afuera apuntando a Roland Garros.
Este duelo generacional entre las dos máximas estrellas de circuito no es un partido más. Y menos ahora, en el regreso de Sinner al circuito tras la sanción de 3 meses que acordó con la Asociación Mundial Antidoping (AMA) por su positivo en clostebol en Indian Wells 2024.
Es el gran aliciente del torneo. La vuelta del número 1. El italiano, que pierde el cara a cara contra el español en los 10 partidos que se encontraron (4-6), juega en casa, con el apoyo de una hinchada muy participativa y apasionada como la del Foro Itálico. El nivel de Sinner, por el momento, es máximo. No parece que haya estado tres meses fuera de pista. Solo un inicio arrollador del estadounidense Tommy Paul en las semifinales lo hizo parecer humano.
Pero tiene un reto complicado por delante, el que más. Tiene que ganar para recortar en el enfrentamiento directo. No pierde Sinner desde el pasado 2 de octubre de 2024, precisamente ante su bestia negra, un Alcaraz que se llevó el torneo de Pekín.
El español le tiene tomada la medida y le ganó en sus últimos tres enfrentamientos. En Pekín, en Roland Garros y en Indian Wells. En cemento, Sinner puede ser ligeramente favorito, pero en arcilla Alcaraz es el dominador. Su lesión en el aductor derecho, la que lo apartó de Madrid, no le molestó en todo su camino por Roma, donde tuvo momentos de tenis brillante.
La realidad es que de poco valen los precedentes y los partidos previos de este torneo para divisar un posible favorito. Sinner llega después de tres meses sin jugar pero arrollando, como si nada hubiera cambiado. Alcaraz llega tras una lesión pero jugando un tenis muy sólido, muy inteligente, como si nada hubiera pasado tampoco. Y un partido de este calibre no entiende de nada más que del día y la hora clave.