A menos de un mes de haber asumido en el cargo, el secretario Administrativo del Senado, Emilio Viramonte Olmos, presentó por escrito su renuncia de forma “indeclinable” a la vicepresidenta Victoria Villarruel.
Según Viramonte Olmos, su decisión fue motivada por “no contar con las facultades necesarias para el ejercicio del cargo” que le fue “conferido”. Su llegada al cargo había sido el pasado 7 de mayo en la última sesión, y su salida, que aún debe ser aceptada por el cuerpo legislativo, tuvo lugar en medio de un proceso de reorganización del entorno de Villarruel, en el que se destacaron nuevos nombramientos y creaciones de estructuras.
Para que Viramonte Olmos fuera nombrado en el cargo de secretario administrativo, Villarruel tuvo que negociar mediante emisarios más lugares para la oposición en las comisiones. Es por eso que la temprana salida del funcionario podría contabilizarse como una nueva derrota de la vicepresidenta, que no termina de hacer pie en un año complejo para su gestión.
Villarruel viene de echar a toda la juventud nucleada en la agrupación La Derecha Argentina, que tiene como cabeza al exdirector de Atención Ciudadana Juan Martín Donato. Además de otros movimientos insignificantes para el tablero real de poder del Senado, se sumó la salida de Gaspar Bosch, exdirector de Comunicación. No está claro cuál es el nuevo rumbo del relanzamiento de la estadía de Villarruel en la Cámara alta, dado que pasó de alzar una motosierra a correr del camino a los funcionarios que la acompañaron en aquella cruzada.