En la historia del peronismo, el cara a cara entre los líderes y la masa ocupó un lugar muy destacado, sobre todo en Plaza de Mayo, con epicentro en el balcón de la Casa Rosada. Cuando el movimiento fundado por Juan Domingo Perón vio la luz, el medio incipiente de comunicación era la radio.
De hecho, Perón magnificó su figura a partir de discursos radiales. Pero hubo uno en particular que, si bien se conserva su audio, tuvo un marco especial: el balcón de la Rosada casi al filo de la medianoche, el 17 de octubre de 1945.
En rigor, una semana antes, Perón había establecido el vínculo con sus adherentes desde una tribuna. Consumado el golpe interno del general Eduardo Ávalos que lo despojó de sus cargos (vicepresidente, ministro de Guerra y secretario de Trabajo), el entonces coronel se despidió de los líderes sindicales desde un palco el 10 de octubre de 1945, delante de la actual Legislatura Porteña.
Siete días más tarde, la movilización obrera, uno de los grandes hechos del siglo XX en la Argentina, forzó a Edelmiro Farrell a ordenar que Perón fuera trasladado del Hospital Militar (adonde lo habían llevado luego de una breve estadía en Martín García) a la Rosada para tratar de aplacar a una multitud que, creían los militares, podría asaltar la sede del Poder Ejecutivo.
Perón habló desde el balcón, en lo que significó un acto bautismal desde lo político. La Plaza de Mayo pasó a ser un ágora. Y así se mantuvo en los años siguientes.
Los años del peronismo
Durante el primer peronismo, hubo un momento de esa relación que tuvo otra escenografía. Eva Perón protagonizó el dramático Cabildo Abierto del Justicialismo del 22 de agosto de 1951, en el que la CGT quiso imponer su candidatura como compañera de fórmula de Perón para las elecciones de noviembre.
Evita se vio sobrepasada en medio del fervor de dos millones de personas, en el mayor acto de masas de la historia argentina hasta entonces. Mientras la multitud le pedía que aceptara, ella pidió tiempo para poder anunciar su decisión. Ya batallaba contra el cáncer y la candidatura eventual no era del agrado del Ejército: Eduardo Lonardi, que derrocaría a Perón en 1955, pidió su pase a retiro en los días previos al acto en el Ministerio de Obras Públicas. El 31 de agosto de 1951, Evita anunció por radio que no optaría a la vicepresidencia.
El 17 de octubre de ese año, en lo que fue la primera transmisión televisiva argentina, Eva protagonizó su último acto en Plaza de Mayo con Perón, inmortalizado por la foto en la que se los ve abrazados ante la mirada del entonces presidente de la Cámara de Diputados, que no imaginaba llegar algún día a la primera magistratura: Héctor Cámpora.
Perón mantuvo el contacto con los obreros en sus discursos en Plaza de Mayo. El 15 de abril de 1953, en el momento más tenso desde que había llegado a la presidencia, tironeado por la crisis económica y las sospechas en torno de la muerte de su cuñado y secretario, Juan Duarte, el General arremetía contra los especuladores cuando detonaron dos bombas en la boca del subte, que causaron siete muertos. Perón instó a “dar leña” ante el reclamo de sus seguidores, que quemaron el Jockey Club y la sede del Partido Socialista.
El 31 de agosto de 1955, en medio de las tensiones políticas tras el bombardeo del 16 de junio, Perón amagó con renunciar a la presidencia, pero jugó a fondo al proclamar que “cuando uno de los nuestros caiga, caerán cinco de los de ellos”. Dos semanas más tarde estalló el alzamiento con la mandó al exilio por 17 años y proscribió a la fuerza mayoritaria de la Argentina.
Tras el exilio
El balcón de la Rosada volvió a quedar ligado al peronismo el 25 de mayo de 1973, cuando Cámpora se dirigió a miles de personas tras haber tomado posesión del cargo. Fue la previa de la marcha a la cárcel de Villa Devoto, que derivó en la libertad de los presos políticos. Tres semanas más tarde, la violencia de Ezeiza impidió que Perón hablará a más de dos millones de personas en su regreso definitivo a la Argentina. Bajó línea al día siguiente, el 21 de junio, en el discurso televisivo en el que se jugó por la derecha del movimiento.
El 12 de octubre siguiente, Perón inició su tercera presidencia y saludó en el balcón de la Rosada protegido por un vidrio blindado. Dos actos posteriores allí resultarían significativos. El 1º de mayo de 1974, en el acto por el Día del Trabajador, el General rompió con la izquierda peronista, a la que tachó de “imberbes” y “estúpidos”. El 12 de junio, tras un amago de renuncia, habló en lo que fue su última aparición pública, cuando afirmó que “llevo en mis oídos la más maravillosa música, que para mí es la palabra del pueblo argentino”. Murió el 1º de julio, a los 78 años.
Interludio alfonsinista
La impronta del líder carismático en relación directa con la masa tuvo su continuidad en Raúl Alfonsín. El líder radical conmovió con su poderosa oratoria en la campaña de 1983. El punto culminante fue el acto en la 9 de Julio, que contrastó con el escaso carisma de Ítalo Luder. Alfonsín trasladó ese cara a cara en su presidencia, con momentos recordados, como el discurso en el Cabildo, o los que dio en el balcón de la Casa Rosada, al cumplirse cien días de democracia en 1984, cuando anunció la “economía de guerra” en 1985 y en la crisis de Semana Santa de 1987.
Se suponía que Carlos Menem continuaría esa tradición. Mejor dicho, que la retomaría desde su condición de peronista. El mandatario asumido en 1989 apenas dio un puñado de discursos en Plaza de Mayo, al asumir y en actos de apoyo, como en la Plaza del Sí de abril de 1990. Su última alocución en Plaza de Mayo fue la noche del 14 de mayo, al conseguir la reelección. El descontento creciente y la comodidad de hablar al país en actos oficiales o por cadena le evitaron tener que pasar algún mal momento.
La era de los Kirchner
Con el kirchnerismo volvió la relación directa. Néstor Kirchner optó por hablar en innumerables actos, algo que continuó su esposa. El acto bautismal del kirchnerismo en Plaza de Mayo quizás haya sido el del 25 de mayo de 2006, cuando se celebraron los tres años de gobierno. Ese día, sin embargo, Kirchner no habló desde el histórico balcón (desde allí había saludado a la militancia la noche de su asunción), sino desde un escenario montado delante de Balcarce 50.
La relación del matrimonio Kirchner son sus seguidores se volvió más pasional durante la crisis de la Resolución 125, en 2008. Hubo actos de Cristina Fernández en la Plaza de Mayo y de Néstor Kirchner en la Plaza del Congreso. Dos años más tarde, en las semanas previas a su muerte, el expresidente tuvo baños de masas en el Luna Park y en en estadio de River, acompañando a la jefa de Estado.
Los años posteriores mostraron la acentuación del vínculo popular en torno de CFK. Dos momentos pueden mencionarse especialmente: su despedida de la presidencia, la noche del 9 de diciembre de 2015, y el acto del 13 de abril de 2016 en Comodoro Py, en el inicio del derrotero judicial que condujo a su condena a seis años.
Allí donde se ha movilizado, CFK arrastró siempre a enormes concurrencias, como en las distintas presentaciones de su libro Sinceramente, o en Plaza de Mayo el 25 de mayo de 2023, al cumplirse dos décadas de la asunción de su esposo. Ahora, ese vínculo a nivel popular que no tiene ninguna otra figura de la política argentina, está al nivel de cientos de miles que marchan en solidaridad por su prisión y que tienen su lugar de encuentro en la esquina de San José y Umberto I.
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