La falta de perspectiva de género en la administración de justicia es, aunque los jueces varones por propio interés no lo reconozcan todavía, una cuestión constitucional.
Juan Carlos Maqueda entiende que la Corte sólo abre el caso “si existe una cuestión constitucional“ de por medio. Existen varias, en cuanto al proceso y la ponderación de la prueba (peritajes que desmienten la conclusión del proceso, como reconoce hasta Cuneo Libarona), pero existe uno que todavía nadie menciona: la falta de una perspectiva de género. La ex presidenta (mujer) fue condenada en un proceso (amén de la cuestionabilidad técnico-probatoria, la participación no se puede presuponer, se debe poder demostrar, cosa que no han hecho), donde participaron todos varones: 14 jueces, un procurador (“interino” hace 7 años, lo cual también es inconstitucional, los interinatos duran como máximo seis meses, no diez años), fiscales varones (Sergio Mola, Diego Luciani, Mario Villar, amén de Alejandro Fargosi, redactor de Ficha Limpia). Todos hombres, además de los tres de la Corte. Dos fiscales varones rechazan ahora la prisión domiciliaria. Otro juez –varón- debe decidir si la otorga.
La recusación de Lorenzetti (hombre) resuelta por él mismo, presupone que su palabra vale más que la de la mujer que lo recusa. No hay un tercero imparcial. Es la voz de un hombre contra la de una mujer.
Que el ex abogado del Grupo Clarín (Héctor Magnetto, hombre) decida sobre la libertad de Cristina, no parece muy “independiente“. Debió excusarse porque tiene un conflicto de interés. Que Lorenzetti resuelva sobre su propia recusación, tampoco. Que haya dos jueces designados por Macri (inicialmente por decreto, lo cual los inhabilitaria) en la Corte, cuyo interventor en vialidad nacional le dio impulso a esta denuncia por presunto fraude, tampoco.
Que la doble vara para causas es una “práctica“ instalada en la Justicia argentina ni debiera hacer falta mencionarlo. Hay causas muy trascendentes para el país, dormidas hace años. No avanzan. La sociedad ni siquiera las conoce. Porque el único objetivo en este proceso era judicializar (“encauzar”, como dicen en otros países) a una figura política de peso (que además es mujer). La justicia argentina, un poder sin ningún prestigio, “encauza” a una mujer política que no pudo nunca ser “encausada“ por el poder económico. Carlos Bianchi (hombre, socio del procurador del tesoro actual, hombre) cobró miles de dólares por testificar contra nuestro país. Profesores varones de derecho „contitucional“. No se dice.
No deja de resultar curioso que son todos varones los que intervienen del lado de la “justicia” y que terminan por su acción tres mujeres encerradas (porque en la práctica la persecución contra Cristina afectó la vida de su hija Florencia, con quien Cristina pasará su “prisión“, aunque ya vive algo muy parecido a ello hace años). La “prisión“ viene de antes. Desde que el acoso constante a su madre derivó en el encierro de hecho de su hija y su nieta, que no puede caminar en paz, como podría en cualquier país serio del mundo. El hostigamiento mediático no es un juego. En el caso de su madre, fue un pilar de la “sentencia“.
Todos varones, sin ningún prestigio académico, de un lado. Muchos iban a jugar al fútbol a los Abrojos. Otros (jueces varones, Mariano Borinsky) jugaban al paddel con el ex presidente. Ese presidente intervino en vialidad para generar esta causa (con otro hombre, Javier Iguacel). Tres mujeres encerradas, del otro lado. Algo pasa. Y este algo, que involucra a la “administración” de justicia es un algo plenamente “contitucional“, aunque hasta aquí nuestros “constitucionalistas“ y penalistas (varones!) no se atrevan a decirlo. Se llama Mansplaining
Hay que poner sobre la mesa toda la enorme estructura corrupta, nepotista, machista, de la “Justicia“ (todos meten a sus hijos!, Stornelli, Capuchetti, Highton de Nolasco, a sus amigos y amantes, los “empleados“ deberían entrar por concurso, no a dedo, como sucede ahora), tiempista, privilegios, castas, etc,. Sobran cosas para decir que la sociedad va a apoyar (en forma inmediata, porque son jueces y fiscales millonarios que meten a toda su familia y amigos, mientras la gente pasa grandes privaciones, y hacen todo eso en nombre de la “justicia”, lo cual es un contrasentido!). Hay que involucrar a la sociedad en esta crítica.
Los jueces y fiscales involucrados en el viaje a Lago Escondido armaron un chat para coordinar cómo borrar pruebas y unificar el „relato“. Más de la mitad de los presos argentinos están presos violando la constitución. Sobre esto no dice una sola palabra la Corte.
Privar de una elección a quien cuestiona la estructura judicial y es candidata diciendo esto no parece prudente. La reforma judicial es (puede ser) el corolario de este proceso. Necesitamos otro Poder Judicial. Transparente. Justo. Hoy no lo tenemos. Gran parte de lo que le hacen a Cristina es porque (a diferencia de todos estos fiscales, jueces, procuradores, magistrados de la Corte, periodistas que la atacan, etc, que son todos “varones”) ella es mujer. Cuando Lorenzetti “firma” él mismo el rechazo de la recusación (de él mismo!) está diciendo: mi palabra de hombre vale más que la tuya, de mujer. (Mansplaining) Más allá de los roles, es eso: un “hombre” diciendo “mi palabra vale más”. (Por eso resuelve él mismo una recusación: “yo puedo decidir“, Makintach tampoco quería que la recusaran, pero no resolvió ella, como es mujer, ella sí fue removida, de paso tapando con su caída la absolución a los jueces varones de Lago escondido, a los hombres no siempre les pasa que los “recusen“, que los “remuevan“, es mucho más fácil “recusar“ o „remover“ a una mujer que a un hombre, aunque su actuación tampoco sea correcta; Gils Carbó, la última procuradora general constitucional que tuvimos, otro ejemplo de mujer “removida“). Nuestros jueces no son dignos del cargo que ostentan. Necesitamos otro Poder Judicial. No podemos tener jueces millonarios, con chofer, que vacacionan en Punta del Este, en países tan empobrecidos como Argentina y que colocan por doquier a sus hijos o amigos (Makintach también es hija de un juez de San Isidro, Juan Makintach, hombre). No podemos seguir así. Necesitamos un poquito de Justicia. Mujeres pobres sentadas en la Justicia, saben más de “derecho“ que estos varones. No tenemos un poder judicial justo. Tenemos un poder judicial que hace política con sus sentencias. Esperamos entonces la misma premura en las demás causas. Porque hasta acá siempre lo mismo: criminalizar y encarcelar opositores. Mujeres.