“Deprimente”, “pobre gente”, repetían furiosos en la Casa Rosada después del acto que, desde su departamento de la calle San José 1111, encabezó Cristina Fernández de Kirchner en Plaza de Mayo. Una multitud marchó para pedir por la liberación de su líder política que, además de presa, fue proscrita, y ella decidió mandarles un mensaje grabado. Después de eso, CFK estableció un diálogo virtual en el que aseguró a los presentes que “el modelo de Milei se cae, y que “los pueblos siempre vuelven”, y eso irritó particularmente al gobierno. Por más que en la previa la oposición intentó frenar la marcha, no lo consiguieron.
El presidente Javier Milei estuvo todo el día recluido en la Quinta de Olivos y siguió desde allí los acontecimientos. No quiso opinar del tema, pero, como es costumbre, estuvo reposteando tweets con imágenes y discursos viejos de él mismo y otros posteos que hablaban de una supuesta “recuperación económica”, y de un “repunte del consumo”. Luego de que el Poder Judicial anuló la convocatoria de Cristina a Comodoro Py para, según analizaron en el gobierno, “intentar descomprimir el asunto”, la movilización se hizo igual y la Plaza de Mayo fue desbordada de manera pacífica por miles y miles de manifestantes.
En la Casa Rosada, mientras tanto, los funcionarios intentaron simular que se trataba de una jornada “normal”. El jefe de gabinete Guillermo Francos se reunió con “la mesa política”, que se suele juntar una vez por semana, conformada por él, por el asesor sin cargo, Santiago Caputo, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, el secretario de Interior, Lisandro Catalán, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem y el asesor de Karina, Eduardo “Lule” Menem. “Hablaron de temas electorales, partidarios y, por supuesto, de agenda”, decían en sus entornos como si nada hubiera pasado en la Plaza de Mayo.
El jefe de gabinete fue uno de los que opinó más temprano sobre la marcha. “Hay un sector del pueblo argentino que apoya a Cristina Kirchner, y que la iba a apoyar en las elecciones si hubiera competido, pero eso es minoritario hoy en la argentina. Es un 25 por ciento”, arriesgó. Sin embargo, más allá de las suposiciones, el ministro coordinador no podrá chequearlo porque CFK quedó fuera de la carrera electoral después del fallo de la Corte Suprema que confirmó su condena y la inhabilitó para ejercer cargos públicos. Por ende, no podrá competir en las elecciones.
Francos, además, agregó sobre el fallo que proscribe a la expresidenta y la marcha en contra que “esto no tiene que ver con la política, hay una causa penal y una condena. Hay todo otro sector, un 75 por ciento de la población, que no coincide con el apoyo a Cristina, y lo que debería haber es un respeto del sector minoritario al resto de la población para no entorpecer su día y su jornada de trabajo. Para dejar la libre circulación por la ciudad”.
Para seguir en la búsqueda de bajar el tono de la marcha que, según los organizadores, tuvo una asistencia cercana al millón de personas, desde la Casa Rosada y desde la policía de la Ciudad informaban que los asistentes “no pasaron los 40 mil”. Cerca de Milei reforzaban opinando que “hubo mucha menos gente que la que fue a la plaza del último discurso de CFK como presidenta en 2015”.
El vocero presidencial Manuel Adorni arrancó la jornada con una de sus habituales conferencias de prensa desde la Casa Rosada. Frente a la prensa acreditada, mencionó como un logro del gobierno que el ministro de Desregulación Federico Sturzenegger haya eliminado, mediante un decreto, “el Registro Nacional de Viveros”. Ese no fue el único decreto, desde el oficialismo aprovecharon el revuelo social para firmar y publicar varios similares. “Hoy se eliminaron dos fondos fiduciarios. Uno es ‘Autopistas y Rutas Seguras’ y otro es ‘Gas Licuado de Petróleo'”, escribió el subsecretario de prensa, Javier Lanari y fue retwitteado por Milei. Adorni también usó la conferencia para contar que desde el gobierno anularon “una célula de espionaje y desestabilización rusa”.
Cuando fue consultado por la movilización a favor de CFK, el vocero calificó a los manifestantes como “gente que considera algo diferente a lo que ocurre en el mundo del derecho”. Luego dijo que “un opositor no nos marca ni nuestra agenda, ni nos marca cambios en cuestiones electorales”, y agregó: “El tema es más profundo que Cristina o nosotros. No pasa por ahí. A nosotros nos da lo mismo tener enfrente a ella o a otro. Nos da exactamente lo mismo”. Por último, indicó que los gobiernos de CFK representaron “un Estado soviético o un Estado cubano”, y finalizó jocoso: “Igual no tiene sentido discutir si Cristina sí o Cristina no, porque ya es Cristina no”.
Desde la Casa Rosada, tras la movilización, buscaron descalificar a quienes marcharon. “No fue genuina”, decían y remarcaban que los que concurrieron “eran pagos”. Por otra parte, querían mostrarse despreocupados luego del ordenamiento que la proscripción generó al interior del peronismo, y analizaban que “después de esto ellos van a volver a sus internas para el cierre de listas”.
“Puertas adentro fue un día normal”, repetían, pero más allá de la ausencia de Milei, durante el final de la tarde tampoco circulaban empleados o funcionarios por los pasillos de la Casa Rosada. Todos se fueron temprano. Cuando CFK habló desde su casa para los miles que la escuchaban atentos en la Plaza de Mayo, su voz retumbaba en el Patio de las Palmeras.
Milei volverá a Balcarce 50 hoy porque grabará una entrevista para un canal de televisión y mañana encabezará un acto por el día de la bandera que no será en Rosario, sino en la Ciudad de Buenos Aires.