Con el objetivo de reconstruir el disparo que hirió de gravedad a Pablo Grillo, el Juzgado de María Servini ordenó un allanamiento al edificio Centinela de la Gendarmería Nacional Argentina. Lo realizó la División Balística de la Policía de la Ciudad en el mediodía de este jueves. La intención fue dar con la pistola lanzagases que utilizó el cabo primero Héctor Guerrero durante la represión del pasado 12 de marzo, con la que hirió de gravedad al fotógrafo Grillo. La jueza también pidió que se secuestren 10 cartuchos de gas lacrimógenos similares a los que se usaron ese día.
La intención de la jueza es reconstruir de la manera más fiel posible el disparo que casi le cuesta la vida a Grillo. En ese sentido, Servini advirtió que de no ubicar la pistola que usó Guerrero deberá secuestrarse una similar para hacer luego el peritaje previsto. El arma en cuestión es una “Federal y Halcón” que utiliza, según la orden emitida por Servini, munición calibre 38.1 mm y el modelo es “Unic Tipo Lanzagases” cuyo número de serie es 00660.
La orden de la jueza incluye además el secuestro de lo que se denomina Información Administrativa 01/25 que fuera iniciado por la Gendarmería el 17 de marzo pasado. La intención es conocer cuál es el estado operativo del gendarme Guerrero y también saber a qué conclusión llegó el trámite interno de la fuerza de seguridad.
El allanamiento no estuvo circunscrito solo al lugar donde están las armas, también incluyó desde habitaciones, depósitos hasta oficinas y locales ubicados en el Edificio Centinela.
Como informó en su momento este diario, la Gendarmería había entregado a la jueza los reglamentos de la fuerza para el uso de este tipo de armas. Esos documentos contradecían la versión de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien había dicho que Guerrero realizó “el disparo como dicen los manuales”. Lo cierto es que no hay reglas, instrucciones ni manuales que habiliten a las fuerzas de seguridad a accionar pistolas lanzagases hacia el cuerpo de los manifestantes tal como ocurrió con el caso Grillo. Es más, los textos oficiales reconocen que podrían producir “lesiones graves e incluso la muerte”.
En ese momento, el material entregado por Gendarmería incluía el contenido del legajo personal del cabo Guerrero. Allí consta que rindió un examen para aprobar un curso sobre el Código de Conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley donde quedó claro, por sus respuestas, que sabe que no puede gatillar en forma horizontal y directa hacia una persona en una movilización. No debe, y lo sabe también, por más que se lo ordene un superior. Un arma de fuego (lo que incluye a las que tiran gases o balas de goma), mostró tener conocimiento, solo puede usarse cuando hay riesgo para la vida de un agente.