Distanciado y enfrentado en la interna libertaria, el binomio presidencial conmemoró el Día de la Bandera en actos diferenciados. El presidente Javier Milei desechó por “problemas de agenda” el convite del gobernador santafesino Maximiliano Pullaro y del intendente local Pablo Javkin para participar en el tradicional acto en el Monumento a la Bandera de Rosario y armó el propio en el porteño Campo Argentino de Polo, donde junto a todo su gabinete tomó juramento a la bandera a miembros de las Fuerzas Armadas. Sin invitación oficial del gobierno al acto castrense, la vicepresidenta Victoria Villarruel viajó a Rosario y junto a río Paraná le envió un filoso mensaje a Milei: “La verdad es que no hay otro lugar en Argentina para estar más que acá”, sentenció en declaraciones radiales, ya que por cuestiones protocolares no pudo tomar la palabra durante la ceremonia organizada en la ciudad santafesina.
Sin diálogo y sumergidos en su propia disputa, Milei y Villarruel se cruzaron por última vez durante el Te Deum del 25 de mayo en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, donde el Presidente ninguneó y evitó saludarla que trató de disimular el desaire con una sonrisa nerviosa. “Roma no paga traidores”, posteó horas después Milei en sus redes sociales, cuando las imágenes del frustrado saludo se hicieron virales. A principios de junio, Milei redobló sus acusaciones contra su vice. Recibió en su despacho de la Casa Rosada a Pedrito –un niño de 10 años fanático de la figura presidencial– quien lo consultó por los motivos que lo llevaron a desairar a su compañera de fórmula y el Presidente le respondió con una pregunta: “¿Vos saludarías a un enemigo?”.
Mensaje desde Rosario
Ayer, Villarruel recogió el guante desde Rosario, donde no desaprovechó la oportunidad para diferenciarse de Milei. “La verdad es que no hay otro lugar en Argentina para estar más que acá”, dijo en declaraciones radiales y agregó: “Estoy muy contenta de estar en Rosario en el Día de la Bandera, donde se creó, acá en las orillas del Paraná, así que qué mejor lugar para estar honrando al general Manuel Belgrano que estar acá, en Rosario”.
“Muy agradecida de la invitación que me han dispensado el gobernador y el intendente para estar acá presente y acompañando a todos los que van a jurar lealtad a la bandera”, sostuvo tras la negativa de Milei a asistir por “cuestiones de agenda”. “La verdad es que no hay otro lugar en Argentina para estar. El Monumento a la Bandera es nuestro signo más distintivo, que tiene que ver con la importancia de esta fecha, así que definitivamente es el mejor lugar para estar”, insistió Villarruel como elíptico mensaje dirigido al Presidente.
“No me invitaron”, respondió la vicepresidenta cuando la consultaron por su ausencia en el acto que encabezó Milei en la Ciudad de Buenos Aires. Sobre los dichos de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, quien dijo que “la representación del Gobierno estará en el Campo de Polo”, Villarruel agregó: “Lo que digan los demás se tienen que hacer cargo los demás”. Bullrich estuvo en Rosario en la víspera de Día de la Bandera, para el encuentro trimestral del Plan Bandera que ejecutan las fuerzas de seguridad federales en la ciudad y para apoyar a Juan Pedro Aleart, el candidato libertario a concejal rosarino en la elección municipal del próximo 29 de junio, pero no se quedó para el acto central en homenaje a Manuel Belgrano.
Campo de Polo
En tanto, desde el escenario montado en el predio de Avenida Libertador, Milei reivindicó el rol de los militares. “Durante años, la política utilizó a las Fuerzas Armadas como un chivo expiatorio para justificar la reducción del gasto en defensa, bajo el argumento de que los uniformados eran los malos y los grandes culpables de la decadencia nacional”, leyó el Presidente. “La política desatendió las necesidades del país ante las nuevas amenazas que surgían a nivel global. Como si fuera poco, en paralelo se llenaron la boca hablando de soberanía, como si la soberanía fuera agrandar el Estado con un fin en sí mismo, en lugar de asegurar la prosperidad de su pueblo”, insistió Milei en un brevísimo discurso.
“Una verdadera deshonra para aquellos que forjaron nuestra Patria poniendo en juego su vida durante las guerras de la Independencia y marcaron el punto de partida para la libertad de los argentinos. Esto que digo no son meramente palabras: lo construimos con cada una de las decisiones que tomamos en materia de defensa, y esperamos que ustedes obren a conciencia de las mismas”, concluyó el mandatario dirigiéndose a los militares en un acto signado por la marcialidad castrense. Un ámbito en el que más cómoda se mueve Villarruel con su prédica procesista y del que el propio Milei la marginó tras haberla calificado –sin nombrarla– en término bélicos como “enemiga”.