River dejó pasar una enorme chance de asegurarse su clasificación para los octavos de final del Mundial de Clubes al igualar sin tantos ante Monterrey en un partido que debió haber ganado por ocasiones de gol y por la sensación de superioridad que dejó a lo largo de los 90 minutos. Ahora deberá jugar su chance ante Inter el próximo miércoles, con la necesidad de lograr al menos un empate con goles para lograr su boleto.
Los dos salieron a la cancha con la responsabilidad que significaba el partido: un triunfo equivalía a la clasificación (virtual para los mexicanos, concreta para los argentinos), mientras que una derrota casi que determinaba el boleto de regreso. Por eso se estudiaron mucho y se atacaron poco.
En ese contexto, Monterrey asumió un poco más de protagonismo, con una búsqueda insistente para salir jugando -no siempre con claridad-, mientras que River lo dejaba hacer, más allá de un intento de presión en la primera línea que pocas veces dio resultado. Por eso, el juego se desarrollaba entre las áreas, con nula actividad cerca de los arcos. Así, Rayados sólo se acercó con un remate de Canales que Armani rechazó con esfuerzo, a la vez que River sólo tuvo un tiro libre de Mastantuono que Andrada sacó al corner con los puños.
Recién en los últimos cinco minutos, River pudo ejercer supremacía, tanto en el juego en tres cuartos como con peso en el área. En ese pasaje acorraló a Monterrey y generó varios corners y tres ocasiones claras para abrir el marcador: un remate de Galoppo tras un desborde de Castaño, que fue trabado justo por Ocampos; una entrada increíble, tras un corner, de Martínez Quarta, que le erró al arco desde el área chica; y otro disparo de Mastantuono desviado en un defensor. Hasta ese momento casi no había pasado nada, pero en ese lapso mostró que Monterrey era endeble y que si lo atacaba lo podía desestabilizar con facilidad.
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Si bien no sostuvo ese nivel de intensidad, River continuó con el control que logró sobre el final de la primera parte. Y con la zurda de Mastantuono amenazaba cada vez más a Andrada. Además, Monterrey se equivocaba una y otra vez en el intento de salir jugando y se generaba un riesgo innecesario, que agrandaba cada vez más al conjunto argentino. Por eso, no sorprendió que Andrada haya tenido que intervenir en gran forma ante un remate a colocar de Mastantuono, luego de una lucida acción personal de Colidio, y en dos mano a mano ante Borja, también habilitado por el exjugador de Boca y Tigre y luego de un corner mal despejado. Así se cerró el duelo, con todo pendiente para la definición del miércoles.
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