El abrazo que se dieron Lula y Néstor Kirchner, a comienzos del 2002, en Buenos Aires, cambió las relaciones entre los dos países. Hasta ahí marcadas por la rivalidades futbolísticas.
A partir de aquel momento, las relaciones entre los dos países han pasado a ser de dos países hermanos, más allá de las disputas deportivas. Hoy estoy seguro que, entre tantos brasileños que sufrimos junto con los argentinos los malos momentos que viven, Lula es el brasileño que más sufre.
De aquel abrazo al que se dieron hoy día Lula y Cristina, han pasado muchos años y tantas cosas. Pero, antes de todo, el estrechamiento de las relaciones y los abrazos entre los dos países, de Lula y Néstor pasando por Cristina y Dilma. Las relaciones económicas entre los dos países se han intensificado, pero sobretodo la simpatía y la identificación entre los destinos de Brasil y la Argentina.
Todo el período de fortalecimiento de los gobiernos anti-neoliberales en América Latina, que han hecho de nuestro continente el territorio más importante en la lucha contra el neoliberalismo, ha empezado con aquel abrazo entre Lula y Néstor.
Ahora Lula vuelve a abrazar a alguien de la familia Kirchner, esta vez a Cristina, en prisión domiciliaria. Lula no tuvo ninguna duda en ir a verla. Se han abrazado, han conversado, Lula salió declarando que no tiene ninguna duda sobre el apoyo popular que ella tiene, por las manifestaciones que vió frente a la casa de ella.
Lula tiene un profundo sentimiento de justicia y de injusticia. El, que ha sufrido en su propia carne la injusticia, por 580 días preso, inocente, como la justicia lo ha reconocido y lo ha liberado.
Con ese sentimiento, no podía dejar de ir a ver a Cristina, recordando como él había recibido la visita de Alberto Fernández y de Eduardo Duhalde (con quien yo fui visitar a Lula en su prisión, en la Policía Federal de Curitiba).
Desde aquel primer abrazo, los dos países han tenido encuentros y desencuentros. Primero, fueron la primera línea de los procesos de coordinación latinoamericana y de lucha en contra el neoliberalismo. Desarrollando gobiernos que han privilegiado a las políticas sociales, fortalecimiento el rol del Estado y articulando políticas de unidad latinoamericana.
Los caminos de los dos gobiernos se han distanciado. Lula fue preso. Argentina tuvo los gobiernos kirchneristas. Más recién, cuando Lula ha sido reelegido en Brasil, ha retomado, con fuerza, políticas anti-neoliberales, mientras que Milei fue elegido en la Argentina.
Desde entonces, Brasil ha disminuido sus históricas desigualdades, ha retomado el crecimiento economico, ha logrado el pleno empleo. El país llegó a su menor nivel de pobreza desde 2012. En 2023, 8,7 millones de personas han dejado la condición de pobreza. La población abajo de la línea de pobreza bajó del 31,6% al 27,4%.
Mientras que Argentina ha pasado a sufrir un proceso de empobrecimiento, que llega a la mitad de su población.
No es raro entonces que hoy, cuando Lula ha asumido la presidencia del Mercosur, su discurso y el de Mieli hayan sido tan contradictorios entre sí. Responden a dos dos políticas contradictorias entre sí.
En el Libro de los abrazos, Eduardo Galeano desarrolla la idea de la importancia de los abrazos. Si estuviera todavía entre nosotros (Que falta que hace nuestro querido Dudu!), habría celebrado, de la mejor manera aquel y este abrazo.
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