Cada vez más personas son las que buscan formas de mejorar lo que comen sin tener que implementar dietas extremas. En ese ambiente existe una propuesta respaldada por especialistas de una de las universidades más prestigiosas del mundo que viene a cambiar la manera de pensar nuestras comidas.
Esta novedad está muy lejos de las viejas recomendaciones que se daban, ya que se trata de un nuevo modelo visual que ayuda a organizar lo que llevamos al plato, dándonos una referencia práctica y flexible para comer mejor todos los días.
El plato Harvard: la comida recomendada por los mejores expertos
El llamado Plato Saludable, desarrollado por la Escuela de Salud Pública de Harvard, propone una manera simple y efectiva de armar nuestras comidas principales, basándose en reemplazar la clásica pirámide alimenticia, que priorizaba ciertos alimentos sin tener en cuenta su calidad real, y se basa en una lógica: la mitad del plato debe estar compuesta por frutas y verduras frescas, preferentemente de estación.
El resto se divide en dos partes iguales: un cuarto se destina a cereales integrales como arroz integral, avena o pan 100 % integral, y el otro cuarto a proteínas saludables, que pueden ser de origen animal (como pescado, pollo o huevo) o vegetal (como lentejas, tofu o garbanzos).
Esta forma de distribuir los alimentos busca mejorar la salud en general, ayudar a mantener un peso adecuado y evitar problemas vinculados al exceso de azúcares, grasas saturadas y alimentos ultraprocesados.
Equilibrio: la clave de una buena dieta
El gran valor de esta propuesta es que es flexible y equilibrado. No exige seguir una regla estricta, sino que ofrece una guía para aplicar en el día a día, adaptándose a diferentes gustos, necesidades y momentos. Se trata de formar un conjunto nutritivo a lo largo de la jornada más que de lograr la perfección en cada plato.
Además, el modelo sugiere técnicas de cocción más saludables, como cocinar al vapor, al horno o a la plancha, en lugar de frituras o salsas pesadas. También alienta a leer las etiquetas de los productos para asegurarse de que realmente sean integrales y no contengan ingredientes ocultos que afecten la salud.
Otro punto esencial es la variedad, que se basa en combinar verduras cocidas y crudas, sumar tubérculos como la batata o la papa asada, y evitar el exceso de carnes rojas o fiambres con alto contenido de sodio.
Esta guía, que ya se aplica en muchos comedores escolares, hogares y hasta restaurantes de Estados Unidos, promueve un cambio de hábito duradero y simple.
Fuente: Ambito