Tras varios días de incertidumbre, la familia de Calena Areyan Gruber —la niña de siete años que resultó gravemente herida en el accidente náutico ocurrido en Miami— confirmó que la pequeña fue dada de alta. A través de un comunicado, sus padres expresaron agradecimiento por el acompañamiento recibido y solicitaron respeto e intimidad para atravesar el proceso de recuperación. También compartieron su dolor por la pérdida de las otras tres niñas que viajaban con su hija, entre las que se encontraba Mila, nieta de Cris Morena y Gustavo Yankelevich.
“Estamos profundamente conmovidos y agradecidos por la cantidad de oraciones y muestras de afecto que nos han hecho llegar”, señalaron Karina Gruber Moreno y Enrique Areyan Viqueira, padres de la niña. Calena, que había sido internada en estado crítico en el Jackson Memorial Hospital, logró sobrevivir a un accidente se cobró la vida de tres niñas. El abogado de la familia calificó la situación como un milagro: la niña logró nadar y salir por sus propios medios tras quedar atrapada bajo la barcaza.
Calena presenta heridas físicas visibles y se encuentra emocionalmente afectada. El entorno familiar advirtió que la recuperación será larga y que la niña no debería haber estado expuesta a un episodio tan traumático. El abogado, Justin B. Shapiro, apuntó directamente a las falencias en la seguridad náutica del estado de Florida, al que describió como un “santuario sin ley” en materia de navegación.
El accidente, ocurrido el 28 de julio en la Bahía de Biscayne, involucró a una barcaza de 18 metros que arrolló un velero de apenas 5 en el que viajaban cinco niñas y su instructora como parte de un campamento de verano del Miami Yacht Club. Las víctimas fatales fueron identificadas como Mila Yankelevich (7), Erin Victoria Ko Han (13) y Arielle Mazi Buchman (10). Otras dos niñas resultaron heridas y la instructora de 19 años fue asistida en el lugar.
Qué se sabe hasta ahora del accidente en el que murió la nieta de Cris Morena
El siniestro ocurrió entre las islas Hibiscus y Monument, en un área de intensa actividad recreativa y comercial. La travesía del velero en el que iban las pequeñas formaba parte de una actividad del club náutico, una institución con casi 100 años de trayectoria. En parelelo, y de acuerdo con la investigación preliminar, la barcaza transportaba maquinaria pesada y era empujada por un remolcador que, por su tamaño no requería ser operado por un capitán con licencia.
Este detalle fue destacado por expertos marítimos que señalaron la existencia de un vacío legal en las normas de la Guardia Costera de EE.UU., que exime de controles más estrictos a cierto tipo de embarcaciones comerciales. A esto se suma la posibilidad de que el piloto del remolcador tuviera la visibilidad bloqueada por una grúa ubicada sobre la barcaza. Según testigos, no se escucharon señales acústicas previas al impacto.
Trabajadores que se encontraban en una vivienda cercana relataron que las niñas y la instructora gritaron y agitaron los brazos para alertar al operador, pero no hubo respuesta a tiempo. También aseguraron haber intentado advertir desde tierra firme. “Gritábamos desesperadamente, pero estábamos demasiado lejos para que nos escucharan”, contó uno de los testigos.
La normativa vigente en Miami obliga a todas las embarcaciones a contar con un vigía y a mantener una velocidad que permita maniobras de evasión. Sin embargo, aún no se sabe si había una persona cumpliendo ese rol en la barcaza ni si se tomaron medidas preventivas. La Guardia Costera evitó pronunciarse sobre este punto y pidió paciencia hasta que avance la investigación formal.
El entorno de la familia de Calena exigió que se tomen medidas para evitar que este tipo de tragedias se repita. “Hay que aprender todas las lecciones posibles de esto”, sostuvo el abogado, quien también remarcó que están colaborando activamente con las autoridades.
Florida es el estado con más embarcaciones registradas del país, con más de un millón según el informe 2024 de la Comisión de Pesca y Vida Silvestre. La densidad de tráfico marítimo, especialmente en la zona de Miami, ha sido señalada como un factor de riesgo creciente. En ese contexto, voces del ámbito legal y náutico reclaman una revisión urgente de los protocolos de seguridad.
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