La frialdad y la distancia marcaron el reencuentro del mandatario Javier Milei con la vicepresidenta Victoria Villarruel. Luego de 45 días sin mostrarse juntos en público, este viernes compartieron nuevamente una actividad oficial y participaron del 203° aniversario de la Policía Federal Argentina (PFA), junto a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, aunque casi no cruzaron miradas durante todo el acto y quedó claro que la mala relación entre ambos continúa. La mano dura policial, no obstante, los mostró –por un rato– en la misma vereda. “Aquellos que decían defender al Estado le prohibieron que ejerciera su principal responsabilidad que es reprimir el delito”, dijo el Presidente para destacar el rol de las fuerzas de seguridad.
La ceremonia tuvo lugar en la Plaza de Armas del departamento que la PFA tiene en el barrio de Villa Lugano, al sur de la ciudad de Buenos Aires. Allí, se conmemoró el aniversario de la institución y se realizó la graduación de los cadetes de la Escuela Comisario General Juan Ángel Pirker, quienes fueron saludados por el Presidente. En su discurso, el mandatario pidió perdón a los agentes policiales por “los años de escarnio a los que fueron sometidos por hacer una de las cosas más honorables que puede hacer un ser humano, que es estar dispuesto a dar la vida por otro” y afirmó que “hace once meses decidimos decirle no al garantismo barbárico para decirle sí al orden cívico”.
Milei arremetió contra los años del kirchnerismo, durante los cuales según su visión “se hacían doctrinas para defender criminales a través de dislates argumentativos que escondían la verdad”. “Entendieron a los delincuentes como víctimas de sus circunstancias, desprotegieron a la sociedad y le dieron la espalda a las fuerzas policiales. Llegaron al absurdo de liberar presos o castigar a policías honorables por el imperdonable delito de hacer bien su trabajo”, dijo el jefe de Estado y consideró que parte de la responsabilidad es de una presunta “penetración de la izquierda en las instituciones”. “Fueron abandonando esta función indelegable del Estado hasta que convirtieron a nuestro país, en un baño de sangre”, aseguró y sostuvo que “la sociedad les dijo ‘basta’, y nosotros estamos cumpliendo con el compromiso que asumimos con la sociedad y volviendo a llamar a las cosas por su nombre”. “En la nueva Argentina no hay lugar para semejante degeneración“, advirtió.
A su vez, el Presidente enumeró las tres premisas que constituyen la doctrina libertaria en materia de seguridad pública. “El que las hace, las paga”, afirmó Milei en primer lugar, emulando la frase que suele utilizar la ministra Bullrich. En segundo término, “el orden público es sagrado”, sostuvo en relación a la aplicación del llamado protocolo antipiquetes, elaborado por Bullrich para combatir la protesta social. Y en tercer lugar, el mandatario agregó que “los buenos son los de azul y los malos son los que delinquen, los que roban, y los que matan”, debido a que “el Estado debe proteger a las víctimas y no a los victimarios”. “Gracias a este cambio de rumbo estamos viendo resultados sorprendentes. Doy dos ejemplos: el primero es que terminamos con los piquetes; el segundo, es todo lo que se ha logrado en Rosario, con el coraje de la ministra la doctora Patricia Bullrich”, planteó Milei.
Hacia el final de su discurso, el Presidente retomó sus habituales críticas contra la clase política y cuestionó a “los políticos caranchos con seguridad privada” que “en lugar de respaldarlos en el desempeño de sus funciones deciden hacerlos desfilar por las calles de televisión para agitar sus propias banderas políticas”. Además, Milei condecoró al subcomisario Guillermo Armentano, el segundo de la División de la Custodia Presidencial, que recibió el botellazo dirigido al Presidente el día de la asunción presidencial, el 10 de diciembre de 2023, cuando desfilaba desde Congreso a Casa Rosada en un auto descapotable.
Una relación quebrada
El vínculo entre el jefe de Estado y la vice se deterioró severamente en los últimos meses. En agosto, Villarruel no fue invitada al acto que el Presidente encabezó en el Ministerio de Defensa para realizar una entrega de sables a los oficiales superiores de las Fuerzas Armadas. “Le hubiese encantado estar acompañando como siempre a las Fuerzas Armadas, pero la Presidencia de la Nación, que maneja las invitaciones, y el Ministerio de Defensa no la invitaron”, sostuvieron en aquel momento fuentes cercanas a la vicepresidenta, según trascendidos periodísticos. Villarruel tampoco viajó a Mendoza, donde iba a participar de la conmemoración del aniversario de la muerte de José de San Martín, por “problemas de salud”.
Más recientemente, la vicepresidenta viajó a Europa y luego de su encuentro con el Papa Francisco en Roma, visitó en Madrid a la expresidenta María Estela Martínez de Perón, a quien elogió por ser la “primera presidente mujer del mundo y de la Argentina constitucionalmente elegida”. “Vicepresidente como yo y argentina bien nacida”, la calificó en un encuentro que fue sucedido luego con la colocación de un busto de la exmandataria en el Senado. En una entrevista posterior, Milei se despegó de lo hecho por Villarruel; lo definió como un “error” y calificó al Gobierno derrocado en 1976 como “espantoso”. Una de las laderas más fieles del Presidente, la diputada Lilia Lemoine, fue mucho más dura y la calificó como “la peor vicepresidente de la historia, peor que Chacho”, en referencia a Carlos Álvarez, quien renunció a ese cargo en octubre del año 2000, durante el gobierno de Fernando de la Rúa.