Algunas personas tienen el ciclo de sueño alterado. Desde dormir tarde, no poder dormir, dormir con ciclos de sueño intermitentes, o dormir demasiado, a largo plazo cualquiera puede afectar a la salud del individuo. Las causas para la existencia de estos fenómenos son varias, y desde la psicología nos explican qué provoca un sueño interrumpido.
Hay casos en los que esto eventual, y ese no es el problema. El conflicto inicia cuando es algo recurrente y afecta a la calidad de vida de las personas, ya que esta vigilia nocturna puede relacionarse con episodios depresivos, ansiedad, uso excesivo de redes sociales o adicciones.
Despertares nocturnos
Son las veces que una persona se despierta durante la noche. Aunque uno o dos despertares breves pueden considerarse normales, un número excesivo interrumpe el ciclo natural del sueño y puede generar fatiga durante el día. El análisis de este indicador ayuda a detectar trastornos como el insomnio fragmentado.
Despertar después del inicio del sueño
Este parámetro mide la cantidad total de tiempo que se permanece despierto luego de haberse dormido por primera vez. Por ejemplo, si alguien se duerme a las 22:30, se despierta a la 1:00 y vuelve a dormirse a las 1:45, ese periodo es de 45 minutos. Cuanto más elevado es este tiempo, menor es la calidad del descanso.
Eficiencia del sueño
Se calcula dividiendo el tiempo que realmente se duerme por el tiempo total que se permanece en la cama. Por ejemplo, si alguien está acostado ocho horas pero solo duerme seis, su eficiencia del sueño es del 75%. Una eficiencia superior al 85% se considera saludable, mientras que valores bajos pueden indicar trastornos del sueño o ansiedad nocturna.
La doctora Daniela Silva, especialista en medicina interna de Men’s Health, en la edad adulta uno puede despertarse hasta 5 veces por noche con la finalización de cada ciclo de sueño. Estos lapsos de tiempo que estamos despiertos son tan cortos que se olvidan. O al menos, eso es lo normal: cuando se vuelven periodos en los que no se puede volver a conciliar el sueño, ya es un problema.
Las causas de este fenómeno
Entre las muchas causas que pueden provocar un sueño interrumpido, el estrés es una de las más frecuentes. Según explicó la doctora Stella Maris Valiensi en una entrevista con Infobae, el estrés actúa durante todo el día y genera alteraciones tanto hormonales como neurológicas que afectan directamente el descanso nocturno.
“El estrés modifica el equilibrio de las hormonas y neurotransmisores, alterando el sistema hipotálamo-hipófiso-suprarrenal, lo que genera un sueño fragmentado, despertares anticipados e incluso, en algunos casos, insomnio total. Puede dificultar tanto el inicio del sueño como su mantenimiento y está asociado también con pesadillas, que son una forma de parasomnia del sueño REM”, señaló la especialista.
Otro factor psicológico relevante es la depresión, un trastorno íntimamente ligado a las alteraciones del sueño. Muchas personas con depresión presentan insomnio, sueño interrumpido o dificultades para alcanzar un descanso reparador.
También influye la adicción a las redes sociales, un hábito cada vez más común antes de dormir. El uso de dispositivos móviles antes de acostarse expone al cerebro a la luz azul de las pantallas, lo que interfiere en la producción de melatonina, la hormona que regula el ritmo natural del sueño. Este estímulo artificial puede retrasar la conciliación del sueño y reducir su calidad.
Por otro lado, los pensamientos negativos, ya sea sobre el propio descanso o sobre problemas personales, pueden mantener la mente activa y preocupada. Este estado de alerta mental hace difícil relajarse lo suficiente como para quedarse dormido y sostener un sueño profundo.
Además, hay condiciones médicas y físicas que también pueden generar despertares durante la noche. Algunas de las más comunes son la apnea del sueño, el reflujo ácido, el exceso de grasa abdominal, los resfriados, la frecuencia urinaria nocturna, una temperatura ambiental inadecuada o incluso la edad avanzada.
En particular, la apnea del sueño es un trastorno respiratorio que provoca pausas en la respiración mientras se duerme. Estas interrupciones pueden generar despertares bruscos y recurrentes, afectando los ciclos del sueño y dificultando un descanso continuo y profundo.
Consejos para dormir toda la noche
Es clave diferenciar entre los despertares nocturnos que son normales y aquellos que realmente afectan la calidad de vida. Si las interrupciones del sueño vienen acompañadas de fatiga constante, dificultades para concentrarse o rendir durante el día, o bien síntomas de ansiedad y depresión, lo más recomendable es consultar con un profesional especializado en salud mental o medicina del sueño.
En este sentido, las doctoras Stella Maris Valiensi y Mariana Monczor ofrecieron una serie de recomendaciones para mejorar el descanso. Entre ellas, destacan mantener horarios regulares para dormir, despertándose todos los días a la misma hora, incluso los fines de semana.
También es importante crear un entorno adecuado para el sueño: una habitación silenciosa, oscura y con temperatura confortable. Se aconseja evitar comidas pesadas cerca de la hora de acostarse y no consumir cafeína después de las 17:00. Asimismo, conviene limitar el consumo de alcohol, ya que puede interrumpir el ciclo del sueño, y evitar sustancias estimulantes durante la tarde.
Otro punto clave es no pasar demasiado tiempo en la cama: si no se logra dormir en 20 o 30 minutos, lo ideal es levantarse, cambiar de ambiente, realizar alguna actividad relajante y luego volver a intentarlo. Las siestas, si se hacen, deben ser breves, de no más de 30 minutos.
También es beneficioso incorporar ejercicio físico de manera regular, preferentemente por la mañana, y reducir la exposición a pantallas por la noche. Establecer una rutina nocturna que prepare al cuerpo y a la mente para dormir, junto con prácticas de relajación, puede ser de gran ayuda.
Por último, es fundamental evitar la automedicación para conciliar el sueño, ya que puede empeorar el problema si no se trata adecuadamente.
Fuente: Ambito