La escasez de recursos exacerban el malestar en Bolivia antes de los comicios presidenciales y legislativos.

La economía en Bolivia se encuentra en una situación crítica a tan solo días de las elecciones generales previstas para el 17 de agosto. La inflación alcanzó un preocupante 24,8% interanual en julio, la más alta desde 2008, lo que impactó directamente en el costo de vida y la disponibilidad de productos básicos.
El gobierno del presidente Luis Arce, que no buscará la reelección, enfrenta una severa restricción de divisas que limita la importación de combustibles, alimentos y otros insumos esenciales, generando largas filas y escasez en varios sectores.
El descenso de la exportación de gas natural, motor histórico de la economía boliviana, redujo los ingresos en dólares. El año pasado, las ventas de gas representaron solo u$s1.600 millones, mientras que la deuda externa e importaciones superaron los u$s5.000 millones, agravando así, el desequilibrio financiero. En este contexto, la moneda estadounidense se duplicó en el mercado paralelo, impulsando aún más el encarecimiento de productos indispensables para la población.
La escasez de productos básicos
En el centro de La Paz, a días de las elecciones generales, familias recorren más de una decena de puestos pero no encuentran pan fresco: la crisis económica dejó de nuevo sin harina a los panaderos.
En las estaciones de servicio, la escasez de gasolina provoca demoras prolongadas y largas esperas para poder cargar combustible, afectando el transporte y la movilidad diaria de los ciudadanos. La crisis en el suministro también impacta en sectores productivos y genera un malestar creciente en la población, que se prepara para las elecciones en un clima de incertidumbre económica y social.
Los ciudadanos esperan con ansias las elecciones para cambiar este modelo, argumentando que los empobreció bastante.
Impacto económico y perspectivas para Bolivia
La contracción de la economía y el aumento de la informalidad laboral son fenómenos que se intensificaron en los últimos años. Según análisis económicos, la pobreza real podría ser mucho mayor que la reportada oficialmente, considerando el aumento del costo de vida. El manejo actual de la economía, basado en la emisión de moneda local para sostener subsidios, genera riesgos de inflación acelerada y dificultades para estabilizar la situación financiera.
Para enfrentar esta coyuntura, especialistas sugieren que se requieren medidas de choque que incluyan una revisión profunda de las políticas de subsidios, el cierre o reestructuración de empresas públicas deficitarias y una mayor eficiencia en el gasto público. De lo contrario, el país podría ingresar en un proceso hiperinflacionario con graves consecuencias para la población.
Fuente: Ambito