Sin margen para más volatilidad, Luis Caputo cedió a la presión de los bancos y habilitó una ventanilla para darles liquidez.
En un contexto de alta tensión financiera, con las tasas de interés de corto plazo escalando hasta un alarmante 80% anual en el mercado de cauciones, el Banco Central de la República Argentina (BCRA), bajo la presidencia de Santiago Bausili, ha implementado una medida de emergencia para evitar un desborde: la apertura de una ventanilla de liquidez para bancos.
Esta iniciativa, anunciada de manera informal en la antesala de una crucial licitación de deuda del Tesoro, busca proporcionar alivio al sistema financiero mediante la oferta de pases activos respaldados por Letras del Tesoro de plazos superiores a 60 días, con el objetivo de moderar las tasas y estabilizar el mercado.
Sin embargo, la estrategia, diseñada contrarreloj para contener un espiral de costos de financiamiento, podría generar efectos colaterales, incluyendo un repunte en el valor del dólar que amenazaría la frágil estabilidad macroeconómica. La ventanilla de liquidez permite a los bancos acceder a fondos del BCRA a través de pases activos, utilizando como garantía Letras del Tesoro suscritas en licitaciones primarias con vencimientos mayores a dos meses. Este mecanismo, que opera a una tasa alineada con la Tamar (la referencia para depósitos mayoristas) más un spread, tiene como propósito inyectar liquidez al sistema bancario, que enfrenta una escasez aguda de pesos en un contexto de alta demanda de instrumentos de corto plazo.
Cómo es la licitación: el giro del Gobierno
La medida complementa los esfuerzos del Ministerio de Economía, liderado por Luis Caputo, que en la licitación limitará las suscripciones a Lecap de corto plazo (S12S5 y S30S5) para forzar a los inversores a optar por instrumentos de mayor duración, como Lecap con vencimientos en octubre, noviembre o enero de 2026, o bonos dólar-linked y ajustados por inflación. El disparo de las tasas al 80% refleja una combinación de factores: la incertidumbre ante la licitación de deuda, que debe renovar cerca de $15 billones de un total de $23 billones proyectados para agosto, y la expectativa de un ajuste en el régimen cambiario.
La falta de liquidez en el sistema bancario ha llevado a los inversores a priorizar instrumentos de corto plazo, elevando su costo y presionando al Tesoro, que enfrenta un desafío mayúsculo para financiar sus vencimientos sin agravar el costo de la deuda. La ventanilla del BCRA busca mitigar esta presión, ofreciendo a los bancos una alternativa para obtener fondos sin recurrir al mercado secundario, donde las tasas han alcanzado niveles insostenibles.
No obstante, la estrategia entraña riesgos significativos. Analistas advierten que la inyección de liquidez, si no es absorbida por instrumentos de deuda de mayor plazo, podría derivar en un exceso de pesos en el sistema. Este sobrante podría canalizarse hacia la compra de dólares, tanto en el mercado oficial como en el paralelo (dólar blue, rondando los $1.330), desencadenando un repunte en el tipo de cambio. Las expectativas de devaluación, reforzadas por los precios de los bonos dólar-linked que superan el techo de la banda cambiaria actual, podrían amplificar esta dinámica, generando un impacto inflacionario en un contexto donde el IPC de diciembre de 2024 marcó un 2,7% mensual, con proyecciones de un repunte en agosto.
El mercado observa con atención la licitación, un punto de inflexión para medir la efectividad de esta medida. Si el Tesoro y el BCRA logran renovar los vencimientos y contener las tasas sin desatar una corrida hacia el dólar, la ventanilla de liquidez podría consolidarse como un instrumento clave para estabilizar el sistema financiero. Sin embargo, un desarme masivo de posiciones en pesos o una demanda insuficiente por instrumentos de largo plazo podrían exacerbar las tensiones cambiarias, comprometiendo los esfuerzos del Gobierno por mantener la inflación bajo control y avanzar hacia el levantamiento del cepo cambiario.
Fuente: Ambito