Javier Milei y un camino cuesta arriba rumbo a octubre, aliviado por una frágil oposición


Entre el cierre de listas y los sacudones financieros, el presidente Javier Milei se aproxima a octubre con la certeza de que en el resultado de esa elección se jugará la segunda parte de su mandato. Y mientras las fuerzas políticas evitaron esta vez definir candidaturas sobre el toque de campana y ya el sábado se confirmaban los principales nombres, la semana tuvo un final convulsionado. Aceleración en la suba de tasas, una pelea con los bancos y los problemas de la manta corta: apuntar todos los cañones a sostener el dólar y la inflación controlada con un enfriamiento (polar, a esta altura) de la actividad y el consumo.

El contexto revoltoso obligó al Presidente a convocar a una reunión de gabinete el viernes, día inusual. Máxime si se considera que era feriado, o el eufemístico “día no laborable”. Un encuentro largo, en el que Milei obligó a sus ministros a mirar una película de Guillermo Francella, se puntearon listas y se diagramaron las actividades de este domingo, con actos en la Catedral y en Plaza San Martín en homenaje a José de San Martín, valga la redundancia.

La Libertad Avanza (LLA) parte como favorito para octubre. Todo indica que ganará las elecciones ante una oposición que sigue reacomodándose. Incluso el peronismo, donde más allá de la “unidad” forzada bajo el paraguas de Fuerza Patria, vive un proceso de internas feroces que estallarán más temprano que tarde. El radicalismo también está fracturado en provincia de Buenos Aires o Córdoba y licuado en buena parte del país. El PRO, en tanto, agoniza, devorado por el León.

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El peronismo, donde más allá de la “unidad” forzada bajo el paraguas de Fuerza Patria, vive un proceso de internas feroces que estallarán más temprano que tarde. 

El peronismo, donde más allá de la “unidad” forzada bajo el paraguas de Fuerza Patria, vive un proceso de internas feroces que estallarán más temprano que tarde.

No obstante, el Gobierno se enfrenta a un desafío, y es que el calendario le pone presión. No llega holgado a octubre. Management & Fit marcó esta semana el mismo dato que había registrado antes Giacobbe: la imagen negativa de Milei supera a la positiva. Pero, claro, los principales dirigentes opositores están peor. Pero algo cambió: en vez de ser el mejor, es el menos malo.

Y, para colmo, la agenda será cuesta arriba para el Gobierno los próximos dos meses. Caerán bombas en la cercanía de la apertura de urnas. Por caso, se retrasa el tratamiento de los vetos al aumento de jubilaciones y emergencia en discapacidad. Hay proyectos en marcha que Milei estará obligado también a vetar: financiamiento a universidades o emergencia en pediatría, a medida de los problemas del Garrahan. También asoman las iniciativas de los de los gobernadores (reparto de ATN e impuesto a los combustibles) y, como si fuera poco, la puesta en marcha de la comisión investigadora $LIBRA. Un costo político que será inevitable, aunque sea difícil de cuantificar, en pos de sostener el superávit fiscal, la joya de la corona y cada vez más necesario para pagar los costos financieros de la administración.

Pragmatismo y ministros

El Congreso en contra no es una novedad para Javier Milei. Los beneplácitos dialoguistas se acortan cuando los aliados de ayer serán rivales mañana. Era cantado. De allí el pragmatismo de Karina Milei de cerrar alianzas con gobernadores como Alfredo Cornejo (UCR, Mendoza), Leandro Zdero (UCR, Chaco), Rogelio Frigerio (PRO, Entre Ríos), un reaseguro parlamentario también en esta transición a diciembre.

Acaso la sorpresa es el enojo de los bancos por el cambio de condiciones respecto a los encajes (depósitos inmovilizados), diarios y más altos. Jugadores del sector observan el fenómeno como una suerte de castigo al bajo “rolleo” que tuvo el Gobierno en la última licitación y que obligó, de paso, a lanzar una nueva, de urgencia, para este lunes. La ecuación parece económica, pero es también electoral: el equipo económico busca que no haya liquidez para que no haya peso que se vuelque al dólar. Y, por ende, que no haya una suba de precios. El riesgo es que la suba de tasas convalidada por el Palacio de Hacienda para las últimas colocaciones de letras, sumada a la menor liquidez de los bancos por la suba de encajes, encarezca los créditos, motor de la recuperación del consumo en algunos sectores, como el de los bienes durables.

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El Gobierno juega fuerte y pone a una ministra clave para ganar CABA: Patricia Bullrich, la arquitecta de las políticas de Seguridad.

El Gobierno juega fuerte y pone a una ministra clave para ganar CABA: Patricia Bullrich, la arquitecta de las políticas de Seguridad.

Así, el Gobierno suma batallas. No solo en el Congreso, sino también con círculos que creía afines. Los analistas consultados creen que Luis Caputo llegará sin mayores sobresaltos a octubre, de todos modos. Pero nadie garantiza estabilidad ni una continuidad del modelo cambiario luego de las elecciones.

De esta manera, Milei necesita consolidar su músculo político para transitar el segundo tramo de gestión. No ahorró recursos para ello. Puso como candidatos a dos ministros de áreas sensibles, como Patricia Bullrich y Luis Petri, de Seguridad y Defensa, respectivamente. Bajas que tendrá que reemplazar. Ambas carteras eran codiciadas por la vice Victoria Villarruel antes de la asunción, cuando la interna florecía. Ahora, los nuevos nombres son una incógnita.

El otro eje que podrá golpear a Milei serán las dos paradas previas electorales: la de Corrientes el 31 de agosto, con derrota casi asegurada para LLA, y la de la provincia de Buenos Aires del 7 de septiembre. Esta última, sobre todo, tendrá resultados expandibles a octubre. Los números iniciales de las encuestas no fueron optimistas para la Casa Rosada. Hay quienes dicen que es una táctica repetida de los libertarios: jugar a perdedor en la previa para salir a buscar votos de los indecisos sobre la hora. No obstante, hay un síntoma: Javier Milei vuelve a ponerse al frente de la campaña, para empujar lo que la marca LLA no tracciona por sí sola. Le dio resultados en CABA; espera lo mismo en la Provincia.

Además del acto en La Plata del jueves y la foto rauda en La Matanza que inauguró el hit de campaña “kirchnerismo Nunca Más”, el Presidente bajará al territorio las próximas semanas. Y las próximas excursiones no serán casuales: Junín y San Nicolás. Son pagos donde los intendentes del PRO (Pablo Petrecca y Manuel Passaglia) no se sumaron al acuerdo de Mauricio Macri con Karina Milei. Y sus armados por la tercera vía aparecen sólidos, restándole votos a los libertarios. Sostener ese frente, Somos Buenos Aires, parece vital para el peronismo.

Como sea, buena parte del PRO está herido. Hay enojo con Mauricio Macri por haber entregado el partido para que sea pintado de violeta. No solo Jorge Macri, quien masticó bronca por un acuerdo que llegó pese a su voluntad, sino también intendentes que son orgánicos al macrismo, pero ven peligrar sus lealtades locales. ¿Cómo dejar afuera a los socios radicales en los concejos deliberantes para ir de la mano con los mismos ediles libertarios que les complican la vida en los municipios? Muchos de ellos optaron por colocar candidatos en las listas de Somos Buenos Aires. Jugarán a dos puntas en septiembre.

El peronismo en tensión permanente

“El domingo 7 de septiembre todos vamos a tener algo para mostrar: unos cantidad de votos, otros cantidad de secciones, y otros cantidad de legisladores”, decían desde el peronismo. Ya se habló sobre el tema: el peronismo ganaría la Tercera, cómodo. LLA la Primera, ajustado. La diferencia está en el interior, y allí los radicales serán clave.

En octubre será otra cuestión. Máxime tras el cierre de listas que se conoció el sábado, que dejó estupefactos a varios campamentos.

La lapicera quedó en manos de Cristina Kirchner, quien dominó las listas de PBA y de CABA. En La Plata se desligaron de la postulación de Jorge Taiana como cabeza de lista en la provincia. Creen que el kirchnerismo quiere “hacer creer que es de Kicillof” para justificar los pocos lugares otorgados (apenas dos entre los quince) al Movimiento Derecho al Futuro. Y, también, cubrirse ante una eventual derrota en octubre, un escenario que parece probable.

Kicillof se abocó a la campaña bonaerense. “Le da lo mismo, que pongan a quien quiera”, decían en la previa desde su entorno. Massa, en tanto, se autoexcluyó en la semana como un off difundido a mansalva. No quiso dejarle servida la campaña a Milei, que hubiese sido un revival del 2023: la inflación descontrolada, el “plan platita” y etcétera.

“Massa jugó de principio a fin la unidad. Y con diversidad hay unidad. Eso para el Frente Renovador es un logro. Buscamos que la lista nacional complemente las listas provinciales. El 7 de septiembre hay que empezar a ponerle un límite a Milei, ganando en la Provincia”, decían en el massismo anoche. Y agregaban: “Massa nunca fue candidato para esta elección, pregonó la unidad y el que empuja un acuerdo tiene que ponerse por encima, como lo hizo él”.

Los problemas entre las vertientes del peronismo continúan, y hay riesgos de que la unidad conseguida por necesidad estalle por el aire apenas terminen los recuentos de votos.

En tanto, los cierres se desarrollaban en las provincias, con presencias de exgobernadores y vicegobernadores para garantizarle a los oficialismos locales un muro de contención contra la ola violeta. Será un test doble para los gobernadores: un plebiscito de su gestión y una encuesta a dos años de 2027, para medir el poder daño de Milei en sus distritos.


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