Hace más de tres décadas se abrió al público el primer sitio web, dando inicio a la era digital y al acceso libre a la información.

Este 23 de agosto se celebra el Día del Internauta, una fecha que conmemora la apertura de la primera página web al público y el inicio de una transformación que cambió para siempre la forma en que el mundo comparte información. Hace 34 años, un proyecto nacido en un laboratorio europeo se convirtió en la puerta de entrada a la era digital.
En la segunda mitad de los años 80, los científicos enfrentaban un obstáculo que hoy parece increíble: la dificultad para intercambiar datos y publicaciones entre diferentes computadoras. Cada sistema tenía sus propios lenguajes y accesos, lo que hacía lento y engorroso el trabajo en conjunto.
En ese contexto apareció Tim Berners-Lee, un físico británico que trabajaba en el CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), en Suiza. Con un pasado de curiosidad tecnológica que lo acompañaba desde la infancia, Berners-Lee imaginó un sistema que uniera todo ese conocimiento disperso y lo volviera accesible con un clic.
La propuesta que cambió la historia
En marzo de 1989 redactó un documento titulado “Gestión de la Información: Una Propuesta”. Allí planteaba un sistema de hipertexto que, aprovechando la red de Internet ya existente, permitiría conectar millones de computadoras. Aunque su idea fue considerada “vaga pero emocionante” por su supervisor Mike Sendall, obtuvo luz verde para desarrollarla.
En menos de dos años creó las tres piezas fundamentales que siguen vigentes:
-
HTML (lenguaje de marcado de hipertexto, base de las páginas).
-
URI/URL (identificador único de cada recurso).
-
HTTP (protocolo para transferir la información).
También diseñó el primer editor y navegador, WorldWideWeb.app, y el primer servidor, httpd.
El nacimiento de la web abierta
En diciembre de 1990 se puso en línea la primera página en el servidor del CERN, destinada a explicar cómo funcionaba el sistema. El 23 de agosto de 1991, por primera vez, el acceso se extendió a usuarios fuera del organismo, marcando el inicio de la web pública y abierta.
La condición clave para que la idea prosperara fue la visión de Berners-Lee: la tecnología debía ser libre, sin licencias ni regalías. De otro modo, difícilmente habría alcanzado escala global. Esa postura se consolidó en 1993, cuando el CERN liberó el código fuente, lo que impulsó un crecimiento explosivo en todo el mundo.
Años después, Berners-Lee se trasladó al MIT para fundar el Consorcio World Wide Web (W3C), encargado de velar por los estándares abiertos de la red. En 2009 creó junto a Rosemary Leith la World Wide Web Foundation, enfocada en garantizar que Internet siga siendo un espacio inclusivo y seguro.
Hoy, más de tres décadas después de aquel primer clic, la web sigue siendo un territorio en disputa: entre la innovación y la concentración de poder, entre la apertura y las regulaciones. La celebración del Día del Internauta recuerda que todo comenzó con un principio simple pero poderoso, donde el conocimiento estuviera al alcance de todos.
Fuente
Ambito