Cáritas y los centros del Hogar de Cristo y la Pastoral de las Adicciones del Obispado de Mar del Plata -cuyo obispo titular es Ernesto Giobando, designado para ese cargo en diciembre pasado por el papa Francisco- emitieron un documento conjunto en el que expresan su “profundo dolor y preocupación” por “la grave situación” que atraviesan las personas en situación de calle en la ciudad balnearia. En el mismo texto se afirma que “nos preocupa profundamente que las respuestas sean insuficientes y que muchas veces adoptan un enfoque que prioriza la represión y el desalojo por encima de la escucha, el cuidado y la dignidad“.
Señalan las organizaciones católicas que “esta mirada excluyente y violenta debe ser transformada para avanzar hacia políticas públicas que verdaderamente promuevan la inclusión y reconozcan a cada persona como sujeto de derechos”.
La reflexión hace mención a un documento reciente del Jorge Bergoglio quien, en su encíclica Dilexit nos, recuerda que “identificándose con los más pequeños de la sociedad” Jesús hizo lugar a un “nuevo principio de la historia humana, por el que el ser humano es más ‘digno´ de respeto y amor en cuanto más débil, miserable y sufriente”. Esta perspectiva, siguió diciendo Francisco, ha dado lugar al surgimiento de instituciones que se ocupan de personas en condiciones inhumanas, mencionando expresamente a los enfermos mentales, personas con enfermedades incurables y aquello que viven en la calle.
Ahora, en su comunicado las instituciones católicas marplatenses “que acompañamos a las personas en situación de calle ya los sectores vulnerables” señalan que “observamos con profundo dolor y preocupación la grave situación que atraviesan estos hermanos y hermanas. en nuestra ciudad”. Sostienen a su vez que “cada día nos encontramos con nombres, rostros e historias que nos interpelan: hombres, mujeres, jóvenes e incluso niños que enfrentan una dura realidad de exclusión social, negación de derechos básicos y una vida marcada por el abandono y la indiferencia”.
“Desde nuestras comunidades -dicen los católicos marplatenses-, trabajamos incansablemente para acompañar a quienes sufren esta dolorosa realidad”. Y advierten al mismo tiempo que “nuestro compromiso no se limita solamente a ofrecer asistencia inmediata, como un plato de comida o un lugar de refugio, sino que busca abordar las causas estructurales que perpetúan estas desigualdades: el desempleo, la precarización laboral, la ausencia de políticas habitacionales efectivas, la falta. de una atención integral a la salud y el aumento del consumo de drogas sin políticas efectivas de control, prevención y asistencia”.
En el mismo texto se afirma que frente a “respuestas insuficientes” y que con un enfoque que muchas veces “prioriza la represión y el desalojo por encima de la escucha, el cuidado y la dignidad” es necesario transformar esta mirada “excluyente y violenta” para “avanzar hacia políticas públicas que verdaderamente promuevan la inclusión y reconozcan a cada persona como sujeto de derechos”.
Sostienen Cáritas y los centros del Hogar de Cristo y la Pastoral de las Adicciones del obispado católico marplatense que “las personas en situación de calle no son un ´problema´ que deba resolverse, sino hermanos y hermanas que merecen respeto, reconocimiento en su dignidad y acompañamiento”. En atención a ello, dicen, “como Iglesia, renovamos nuestro compromiso de trabajar por la paz social en unidad con todos los sectores, convocando a un diálogo abierto y solidario que promueva la construcción del bien común”.
Apoyándose en la afirmación de Francisco acerca de que “nadie puede salvarse solo” las instituciones católicas sostienen además que “en este momento crítico, Mar del Plata necesita un pacto social que coloque a los más vulnerables en el centro de las prioridades, desplazando la indiferencia y rechazando la violencia institucional como respuesta a la pobreza”.
En documento culmina con “un llamado urgente a la ciudadanía, a las organizaciones sociales y a nuestros representantes y funcionarios del Estado para que redoblemos esfuerzos y asumamos un compromiso real con quienes más sufren, porque todos los marplatenses nos merecemos una sociedad fraterna, solidaria y en paz “.