Una vez más la Argentina quedó en medio de la disputa geopolítica entre China y Estados Unidos. En esta ocasión nuestro país puede ser motivo de conflicto entre ambas naciones por la construcción de un polo logístico y una Base Naval Integrada en la ciudad de Ushuaia, que sería la puerta de entrada directa a la Antártida. El nuevo jefe del Comando Sur del Departamento de Defensa de EEUU, Alvin Holsey, estuvo de visita en la Argentina y, después de reunirse en Casa Rosada con el presidente Javier Milei, terminó su viaje con una recorrida por la ciudad de Ushuaia. Holsey fue a chequear que China no esté instalando en Tierra del Fuego la Base Naval Integrada, tal como su antecesora en el cargo, Laura Richardson, había informado a sus superiores. Tanto desde China como desde el gobierno argentino niegan que eso sea así y los expertos en el área aseguran que lo más pertinente y conveniente para la Argentina sería que esa inversión estratégica para el país se haga con fondos nacionales, es decir, sin pedirle dinero a ninguno de los dos países, ni a China, ni a Estados Unidos. Por ahora, nada prospera.
Richardson estaba convencida de que China había avanzado en la construcción “de una base”, y que Estados Unidos debía impedirlo. Las autoridades actuales del gobierno le aseguraron a Holsey que el gobierno chino no puso plata para avanzar en la construcción de ninguna base y que las obras están paralizadas. Es más, dicen que nunca se iniciaron. Pero, más allá de eso, Holsey quiso ir a chequear igual. El gobierno de Estados Unidos, según explicaron a este diario quienes están al tanto de esas conversaciones, no habría ofrecido dinero para avanzar con la construcción de la Base Naval Integrada, sino que “simplemente quieren que los chinos no ganen terreno”.
La Argentina –y toda latinoamérica–, son en este momento un territorio en disputa entre las dos potencias mundiales. El gobierno de Donald Trump, aprovechando el fanatismo de Javier Milei para con su país, no deja pasar la ocasión para plantar la bandera e intentar bloquear cualquier intento de China de avanzar en la región. La visita de Holsey no fue la primera en ese sentido: dos semanas atrás llegó al país el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, y también bajó el mismo mensaje.
En su caso, Bessent habló mal de China en una conferencia de prensa que dio desde Casa Rosada junto a Milei. Dijo que ese país cerró “acuerdos rapaces en América Latina y África que se presentan como ayuda, pero fueron para apropiarse de derechos mineros y añadir enormes cantidades de deuda a los balances de esos países”, y pidió a las autoridades locales terminar con el swap que la Argentina tiene con el gigante asiático. Del otro lado, después de las declaraciones que el funcionario de Trump hizo desde Balcarce 50, China puso el grito en el cielo y desde su embajada en el país, además de rechazar las expresiones de Bessent, agregaron: “China acompaña a los países en desarrollo en su camino hacia el desarrollo sin imponer ningún condicionamiento político”.
La construcción de esa base naval que, además, serviría como polo estratégico y punto de entrada a la Antártida, estiman que tendría un costo total cercano a los 300 millones de dólares y que, una vez terminada, generaría muchos beneficios económicos para el país. En esa línea, distintos expertos en el tema opinan que lo ideal sería que esa obra clave para la Argentina se realice con fondos y financiamiento del estado nacional. “Sería ridículo meternos en un problema geopolítico entre China y Estados Unidos por ese monto”, opinan.
En marzo de 2022, durante el gobierno de Alberto Fernández, el ministro de Defensa de ese entonces, Jorge Taiana, visitó las instalaciones del Área Naval Austral (ANAU) y participó del descubrimiento de la piedra fundamental de las obras de la Base Naval Integrada que supuestamente se comenzaría a construir con fondos nacionales. Estuvo también allí el gobernador de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, y quien en ese momento era el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Juan Martín Paleo, junto a otros funcionarios. Finalmente, más allá de la “piedra fundamental”, y de un obrador que puso meses después TANDANOR (Talleres Navales Dársena Norte), la obra no avanzó.
Durante el gobierno anterior, China sí quiso avanzar con una obra en la provincia de Tierra del Fuego, pero no fue la construcción de una base, sino la construcción de una planta petroquímica. Se trataba de un proyecto que iba a implicar una inversión privada de 1500 millones de dólares, que consistía en instalar la planta que permitiría exportar, entre otras cosas, gas más barato, y que tendría un plazo de construcción de uno a dos años. Sin embargo, eso no se concretó y en el gobierno de Alberto Fernández, por más que firmó en 2022 su adhesión a la Franja y la Ruta de la Seda, no consiguió que China financie ningún proyecto. Sobre la Base Naval Integrada, quienes formaron parte del gobierno anterior, dicen que China nunca propuso financiarla. “Es todo humo y parte de una enorme paranoia geopolítica”, opinan quienes fueron parte de esas conversaciones.
El gobierno de Milei, con su paralización de la obra pública y la motosierra profunda, tampoco pareciera tener intenciones de activar esa obra estratégica que sería para la Argentina, entre otras cosas, una puerta de entrada directa a la Antártida. Algo que, por ejemplo, ya existe del lado chileno en la ciudad de Punta Arenas. El gobierno de Milei, además, detuvo todas las obras que el ministerio de Ciencia y Técnica, junto con el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC), que depende del CONICET, y con la Universidad de Tierra del Fuego, iban a comenzar a realizar para, en combinación con el Polo Logístico, mudar el instituto Antártico Argentino que en la actualidad funciona en el campus de la Universidad de San Martín, en provincia de Buenos Aires.
Holsey, a diferencia de Richardson, se formó y es un militar que viene de la marina de Estados Unidos. Es decir, tiene un particular interés en las cuestiones vinculadas a esa área. Por eso decidió ir en persona a Ushuaia, por más que desde el gobierno argentino le aseguraron que no había avances por parte de China en la construcción del polo logístico, ni de la Base Naval Integrada.
Si bien el interés de Estados Unidos por tener una base mirando al Atlántico Sur, y que tenga acceso directo a la Antártida, es real y concreto, por ahora no habrían hablado con el gobierno de Milei sobre un financiamiento específico para avanzar en ese sentido y construirla. O, al menos, así lo aseguran cerca del ministerio de Defensa. Consideran que Trump ahora está concentrado en dar otras batallas, como la del canal de Panamá. Además, si desde la Casa Rosada decidieran permitir la presencia de fuerzas militares extranjeras dentro del país, necesitarían la autorización del Congreso de la Nación.
El año pasado Milei decidió ir personalmente al encuentro de la jefa del Comando Sur en Ushuaia y, cerca de la medianoche compartió con ella un acto. Richardson, en reiteradas ocasiones, dejó en claro los intereses que EEUU tiene por los recursos naturales de la Argentina y también la decisión del gobierno americano de limitar el ingreso a la región de China. Este año, sin embargo, Milei no viajó a Ushuaia y tampoco lo hizo el ministro de Defensa Luis Petri, para acompañar a Holsey. Ambos rangos –el del ministro y el del Presidente– son superiores al del jefe de un comando del departamento de Defensa y el gobierno libertario parecería haberlo entendido. Milei, más allá de eso, no pudo ocultar su fanatismo por todo lo que tenga que ver con el país del norte, e igual recibió a Holsey en su despacho de Casa Rosada el día antes de que él y su comitiva viajen a la Patagonia.
El jefe del comando Sur sí dejó novedades sobre el cronograma de entrega de los 24 aviones F16 que desde la Argentina compraron dentro del programa FMS (Foreign Military Sales) que EEUU tiene para facilitar la venta de armamento, equipos y servicios militares a otros países.