Así es el lujoso castillo de Angelina Jolie y Brad Pitt en Francia que vale más de 80 millones de dólares


10 de agosto 2025 – 14:00

Con viñedos, spa privado y más de 30 habitaciones, esta exclusiva propiedad sigue generando conflictos tras el divorcio de la pareja más famosa de Hollywood.

Luego de 10 años en pareja, Brangelina se casó en este castillo ubicado en la Provenza francesa. 

Durante más de una década, Brad Pitt y Angelina Jolie fueron mucho más que una pareja de Hollywood. Su romance, sus hijos y sus proyectos en común los convirtieron en un fenómeno cultural al que el mundo seguía con fascinación. Entre rodajes, premios y apariciones públicas, también construyeron un patrimonio conjunto marcado por el lujo, la estética y una visión compartida sobre los negocios.

Entre sus múltiples residencias, una propiedad se destacó por encima del resto: el Château Miraval, un castillo rodeado de viñedos en el sur de Francia, que adquirieron en 2008 por más de 80 millones de dólares. Fue allí donde pasaron varios de sus veranos más privados, donde se casaron en 2014 y donde más tarde comenzaría una de las disputas legales más resonantes del espectáculo tras su divorcio en 2016.

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Château Miraval, la joya francesa de Brad Pitt y Angelina Jolie

En pleno corazón de la región de Provenza, a unos kilómetros de la ciudad medieval de Correns, se esconde una de las propiedades más majestuosas del sur de Francia. Se trata del Château Miraval, una finca de 500 hectáreas ubicada en un valle rodeado de olivos y bosques centenarios.

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El castillo, cuya estructura original data del siglo XVII, fue cuidadosamente restaurado por los actores para combinar la tradición francesa con el confort moderno. La propiedad cuenta con 35 habitaciones, un spa, gimnasio, piscina cubierta, salas de estar de estilo clásico, una capilla y un lago privado.

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Además, incluye un estudio de grabación que fue utilizado por bandas como Pink Floyd y The Cranberries, y un viñedo de más de 30 hectáreas, conocido mundialmente por producir el rosado “Miraval”, que rápidamente se posicionó como un vino de culto.

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Más allá de ser una residencia, también funcionó como un símbolo de identidad familiar y apuesta comercial. La producción vitivinícola, que hoy sigue en marcha, convirtió al lugar en una empresa rentable y en un emblema del estilo de vida que ambos promovían. Fue, además, el escenario íntimo donde contrajeron matrimonio en una ceremonia discreta y familiar, lejos de la farándula.

Sin embargo, lo que alguna vez representó unión y armonía, se transformó con el tiempo en un terreno de disputa. Tras la separación, el castillo se convirtió en uno de los puntos más conflictivos de su divorcio, involucrando incluso demandas por la venta de parte del viñedo sin consentimiento.

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Ambito