balances en rojo y precios rezagados frente a la inflación


El termómetro de la industria alimenticia argentina volvió a marcar frío. En apenas una semana, cuatro de los mayores jugadores del sector, Mastellone, Molinos, Arcor y Ledesma, presentaron balances con resultados negativos o fuertemente deteriorados, en un escenario marcado por consumo interno deprimido, precios rezagados y costos que corren más rápido que los ingresos. La foto deja claro que la recuperación, esperada para el primer semestre, todavía no llega al changuito de los argentinos.

Mientras algunas lograron aumentar el volumen vendido, la inflación interanual y la lenta recomposición del poder adquisitivo de la clase media y baja limitaron la capacidad de trasladar subas de precios. En todos los casos, las exportaciones aportaron oxígeno, pero no fueron suficientes para compensar la debilidad doméstica.

Mastellone: más litros, menos margen

La dueña de La Serenísima pasó de una ganancia de $77.887 millones en el primer semestre de 2024 a una pérdida neta de $869 millones este año. En su reseña fue contundente: El consumo masivo mostró un comportamiento dispar. Mientras otros sectores crecieron con fuerza, nuestro mercado avanza más lentamente por el lento recupero del poder adquisitivo de la clase media y baja”.

Si bien incrementó un 4,5% sus ventas internas y un 2,2% las exportaciones, la compañía reconoció que en el frente externo la rentabilidad fue “inicialmente muy baja” y sólo comenzó a mejorar hacia el final del semestre. Procesa unos 3,65 millones de litros diarios, incluyendo su joint venture con Danone, y se mantiene como la principal láctea del país, pero con márgenes comprimidos.

Los indicadores financieros también reflejan tensión: el ratio de liquidez bajó de 1,80 a 1,10 y el flujo operativo se desplomó de $92.897 millones a $24.704 millones. Además, una obligación negociable por u$s110,9 millones pasó a pasivo corriente, aunque la empresa espera refinanciarla o cancelarla en 2026.

Molinos: precios que no alcanzan

Molinos Río de la Plata registró una pérdida neta de $19.485 millones entre enero y junio, en gran parte por el desfasaje entre costos e ingresos. Aunque vendió un 1,9% más en volumen en el mercado local, los precios de venta subieron en promedio un 11,1% frente a una inflación superior.

El resultado operativo fue negativo en $20.242 millones, contra un saldo positivo de $15.442 millones un año antes. El impacto del costo financiero llevó el resultado neto antes de impuestos a un rojo de $31.588 millones. En su balance, la compañía admitió que “con costos de venta unitarios aumentando nominalmente por encima de los precios, el resultado fue inevitablemente negativo”.

Las exportaciones de alimentos crecieron 21,8% en volumen, pero la rentabilidad no acompañó. El negocio de bodegas, en tanto, se contrajo un 15% en ventas totales, con caídas tanto en el mercado interno como externo. Aun así, la empresa destacó que su participación de mercado creció y que implementó planes de eficiencia y control de gastos, mejorando 8,6 puntos porcentuales en costos y gastos sobre ventas respecto al trimestre previo.

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Las ventas en supermercados y autoservicios siguen sin repuntar.

Las ventas en supermercados y autoservicios siguen sin repuntar.

Arcor: utilidades recortadas

Arcor, uno de los gigantes regionales del sector, vio caer su ganancia neta un 77%, a $58.583 millones, principalmente por precios que subieron menos que la inflación y un resultado financiero negativo de $39.329 millones. En 2024, ese mismo ítem había dejado una ganancia extraordinaria de $358.417 millones gracias al efecto de la devaluación.

La facturación total fue de $2,14 billones, un 2,2% menos en términos nominales, con mayor contracción en valores reales. El mercado local aportó el 69,1% de las ventas. El segmento de consumo masivo cayó 3,7% nominalmente, con retrocesos en alimentos que no pudieron ser compensados por la mejora en golosinas y galletas.

La compañía también afronta la volatilidad cambiaria, y en julio colocó una obligación negociable por u$s350 millones para refinanciar pasivos.

Ledesma: desplome interno, impulso exportador

La agroindustrial jujeña cerró su ejercicio con una pérdida de $25.178 millones, frente a una ganancia de $56.186 millones el año anterior. La facturación consolidada se contrajo 21,5% y el resultado operativo pasó de $130.241 millones a un rojo de $19.193 millones.

El consumo interno de azúcar cayó 17,1%, pero las exportaciones se triplicaron hasta 228.900 toneladas, con un fuerte posicionamiento en Chile, donde concentra el 23% de las importaciones. En su memoria, la empresa reconoció que “los precios, en muchos casos, no acompañaron la evolución de los costos” y que la gestión se enfocó en sostener la actividad y aumentar las ventas externas.

También duplicó las exportaciones de papel y creció 30% en producción de alcohol, la mayor parte destinada a bioetanol. Pese a las pérdidas, invirtió u$s21 millones en modernización y reestructuró su organización para ganar agilidad.

Lo cierto, es que en conjunto, los balances de estas empresas muestran que la lenta reactivación del consumo masivo sigue siendo el talón de Aquiles de la industria. Con precios que no logran empardar la inflación y costos que presionan, las compañías dependen cada vez más de exportar y ajustar estructuras internas. Hasta que el bolsillo de los consumidores recupere poder de compra de forma sostenida, las alimenticias seguirán transitando un terreno más amargo que dulce.


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Ambito

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