La parroquia católica de la Santa Cruz, en la capital, fue sede de una celebración ecuménica con motivo de la conmemoración del “Día de la memoria”. El acto inter religioso fue encabezado por el párroco de Santa Cruz, el sacerdote pasionista Marcelo Pérez; Leonardo Schindler, pastor presidente de la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE); Luis Altman Bornes, co-presidente del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH); el sacerdote católico Rodolfo Viano de los Curas en la Opción por las y los Pobres (COOP); Gustavo Gómez, pastor luterano y Gerardo Oberman, coordinador de la Pastoral Social Evangélica. En el centro del altar se ubicó Ana María Careaga, sobreviviente de un secuestro durante la dictadura, militante en defensa de los derechos humanos e hija de Esther Balestrino, una de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo y víctima de los vuelos de la muerte.
Una importante cantidad de personas casi colmó un templo que lució abundante de símbología y frases reclamando “memoria, verdad y justicia” y referidas a la lucha por la defensa de los derechos humanos. En ese contexto se destacaban las imágenes de Enrique Angelelli, obispo argentino asesinado por la dictadura militar y del también asesinado sacerdote Carlos Mugica. Un gran cuadro ubicado detrás del altar, obra del premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, recoge también las imágenes de los mártires latinoamericanos contemporáneos en torno a la figura del obispo salvadoreño Oscar Romero, asesinado por los militares de su país el 24 de marzo de 1980 y proclamado santo por el papa Francisco.
El acto conmemorativo culminó frente al Solar de la Memoria, a un costado de la Iglesia de la Santa Cruz, donde hoy descansan los restos de las personas allí secuestradas y posteriormente asesinadas: María Ponce de Bianco, Esther Ballestrino de Careaga, Léonie Duquet y Ángela Auad. El secuestro ocurrió el 8 de diciembre de 1977 con la participación activa del marino Alfredo Astiz quien se había se presentado ante las Madres de Plaza de Mayo con la identidad falsa de Gustavo Niño, y se infiltró de esa manera en el grupo que se reunía en la parroquia para coordinar esfuerzos en la búsqueda de las personas secuestradas y desaparecidas.
La ceremonia en la parroquia de la Santa Cruz se ubica en línea con manifestaciones realizadas en el mismo sentido por distintas voces cristianas en los últimos días, entre las que se destaca la declaración hecha por los organismos sociales de la diócesis de Quilmes denunciando la represión y un plan de empobrecimiento sistemático por parte del gobierno que encabeza Javier Milei.
Por otra parte, en la Plaza de Mayo el frente catedral de Buenos Aires apareció liberado de cualquier tipo de vallas como lo solicito oportunamente el arzobispo Jorge Garcia Cuerva ante las manifestaciones populares. En cambio y a propósito de la conmemoración se exhibieron allí las imágenes de los “mártires católicos”. En el lugar se pudieron ver las del beato obispo Enrique Angelelli y sus compañeros Wenceslado Perdernera y Juan de Dios Murias, asesinados en La Rioja en 1976, las de los sacerdotes palotinos Alfredo Leaden, Alfredo Kelly y Pedro Duffau, y los seminaristas Salvador Barbeito y Emilio Barletti, todos asesinados en Buenos Aires el 4 de julio de 1976, y las de las religiosas francesas Alice Domon y Léonie Duquet.