Científicos postulan que los gatos pueden servir para investigar Alzheimer | De mascotas entrañables a modelos de estudio para enfermedades humanas 



Aunque los conservacionistas buscan impedir los experimentos con animales y la bioética se esfuerza en ajustar los parámetros para que las pruebas con seres vivos se regulen en los laboratorios, lo cierto es que los roedores siguen constituyendo uno de los principales modelos. Al momento de probar comportamientos, drogas y tratamientos, los ratones constituyen un buen ejemplo que permite aventurar, con bastante fiabilidad, cómo podrían reaccionar los humanos en un ensayo posterior. Sin embargo, esta semana la novedad fue dada por científicos de la Universidad de Edimburgo (Escocia) que, a partir de nuevas investigaciones, postulan que los gatos son más adecuados al momento de estudiar la demencia. A futuro, el examen de lo que muestren los cerebros de los felinos podría ser clave para orientar la emergencia de nuevas soluciones destinadas a personas.

Aunque ya se sospechaba, faltaba una comprobación: la forma en que los gatos desarrollan demencia y los humanos Alzheimer es bastante similar. ¿Cómo lo confirmó la ciencia? A partir del examen de 25 autopsias de gatos que, mientras estaban vivos, presentaban síntomas de demencia, tales como confusión, trastornos del sueño y un incremento significativo de maullidos. Al explorar con minucia lo que sucedía en el cerebro de los gatos mediante la obtención de imágenes hallaron la acumulación de una proteína tóxica denominada beta-amiloide, que en humanos es la responsable del Alzheimer.

Puntualmente, la presencia de la beta-amiloide fue hallada en las sinapsis, esto es, en las uniones de las células cerebrales de gatos con edad avanzada. Precisamente, se trata del espacio que permite la conexión entre neuronas y habilita el pensamiento. Por este motivo, cuando la comunicación entre células se interrumpe, el aprendizaje se obstaculiza porque la memoria no fluye. Es lo que ocurre, por caso, en pacientes con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Además de científicos de la Universidad de Edimburgo, también participaron referentes de la Universidad de California, el Instituto de Investigación de la Demencia del Reino Unido y el Scottish Brain Sciences. Como consideraron que este hallazgo podría contribuir al campo de la demencia felina y la humana, lo publicaron como artículo en la European Journal of Neuroscience.

Los gatos, esos bichos inteligentes que, con mayor o menor dosis de cariño, brindan una compañía invaluable a los humanos desde hace milenios. Son ellos los que, de manera impensada, podrían atesorar las respuestas mejor guardadas por la genética y ayudar a revertir el Alzheimer. Más aún si se tiene en cuenta una realidad difícil de combatir: hasta el momento, a pesar de los intentos realizados por los laboratorios más encumbrados del mundo, esta enfermedad no tiene un tratamiento efectivo.  

En las personas y en los gatos

En las personas, el Alzheimer suele aparecer después de los 65 años y se florea en los mayores de 80, cuando 1 de cada 2 es demente. Según se estima, hay 400 mil pacientes con la enfermedad en Argentina y 40 millones de casos en el mundo. Bajo esta premisa, uno de los grandes objetivos de la ciencia global se basa en ajustar al máximo las herramientas de diagnóstico temprano. El mandato es concreto: cuanto más rápido se tiene la información, mejores chances de un envejecimiento saludable.

Por su parte, los animales que experimentan formas de demencia tienen, por lo general, entre 10 y 15 años. Entre los síntomas más comunes, suelen afrontar problemas de desorientación (para desplazarse en lugares y hallar artículos previamente conocidos); alteraciones en el sueño (duermen en horarios en que habitualmente no lo hacían); modificaciones en el apetito (tanto un menor interés en el alimento, como la conducta opuesta, al demostrar una mayor voracidad); mayores accidentes dentro de la casa; aumento de los maullidos; así como también la pérdida de interés en jugar e interactuar con sus humanos de referencia.

De la misma manera que los avances en la comprensión de la demencia en los gatos podría servir para el tratamiento en humanos, aquellas respuestas que la medicina encuentre para las personas serán de utilidad para las ciencias veterinarias. 

Fuente: Pagina12

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