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Con el corazón en la tribuna | Opinión



Las relaciones entre los jugadores de fútbol y los barrabravas no es reciente, debido que el vínculo cuenta con un historial enorme. Lo que no deja de sorprender es la admiración que muchos de ellos prodigan a los hombres que se ubican sobre los paraavalanchas durante los partidos de su equipo.

A los que los futbolistas alaban son los mismos que en muchas ocasiones, cuando los resultados y el presente del equipo no es el mejor, actúan de manera salvaje para amedrentarlos, extorsionarlos, o directamente amenazarlos de muerte en la peor de las circunstancias.

La última fecha de la Liga Profesional del año pasado mostró a Darío Benedetto, exgoleador de Boca que finalizó el 2024 en Querétaro de México y ahora jugará en Olimpia de Paraguay, junto a los barras del club de la Ribera en el partido ante Independiente que finalizó sin goles. A Benedetto se lo vio sonriente y disfrutando de ese momento, mientras entonaba los cantos que se suelen escuchar en los estadios.

Lo que ocurrió no fue algo novedoso, ya que son muchos los jugadores que eligieron en algún momento vivir esa experiencia. Leandro Paredes, el campeón del mundo en Qatar, fue el último que había estado en el mismo sitio que Benedetto, en mayo pasado, antes de disputar la Copa América en Estados Unidos.

Fernando Cavenaghi también estuvo en la popular de River junto a “Los Borrachos del Tablón”, Luciano Figueroa y César Delgado en la de Rosario Central al lado de Andrés “Pillín” Bracamonte, quien fue asesinado a balazos el 9 de noviembre último, y tenía lazos fuertes con el narcotráfico. Marcos Rojo y Carlos Tevez también decidieron transitar las sensaciones de estar en el centro de la tribuna.

El lugar desde donde se quiere observar el partido es una decisión personal. Pero lo que suele causar escozor es que los protagonistas compartan el espacio con gente que tiene causas judiciales abiertas por su accionar indebido. La barra de San Lorenzo, en octubre, increpó a los futbolistas en plena práctica; la de Independiente, un mes más tarde, se presentó en el entrenamiento para comunicarle a los profesionales que “dejen la joda”. 

Cuando Vélez atravesaba una situación compleja y con chances de perder la categoría, a mediados de 2023, los barras de la entidad de Liniers cortaron las cubiertas de los autos de los jugadores en la Villa Olímpica de Ituzaingó. Además, Gianluca Prestianni y Leonardo Jara recibieron amenazas de los violentos. “Me pegaron dos veces en la cara”, dijo Prestianni; y “te voy a pegar dos tiros en las piernas”, fue el grito para Jara.

La decisión de los jugadores, a pesar de todos esos episodios, sigue siendo la de exhibirse junto a estos personajes como si fueran amigos de años. Seguramente, hasta que su vida esté en riesgo.



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