La vivienda es un símbolo de resistencia frente a la contaminación. Fue levantada por Edna y Maria Gabrielly Dantas, madre e hija, y se ubica dentro de un Área de Protección Ambiental.

Itamaracá es una isla del estado de Pernambuco, en el norte de Brasil, que es conocida por sus playas, su biodiversidad y por el reciente crecimiento urbanístico. El turismo masivo provocó, en los últimos años, la aparición de toneladas de residuos, sobre todo botellas de vidrio.
En este contexto, una casa fue construida con más de 8.000 botellas de vidrio recicladas como símbolo de resistencia frente a esta situación. La vivienda, fue levantada por Edna y Maria Gabrielly Dantas, madre e hija, y se ubica dentro de un Área de Protección Ambiental.
La vivienda que es un símbolo de resistencia
Durante la pandemia, al ver la cantidad de residuos almacenados en las playas, a Edna se le ocurrió construir un hogar. De esta manera, nació Casa de Sal, una estructura que fue levantada en dos años y que está compuesta por 8.000 botellas de vidrio.
La vivienda tiene siete habitaciones, muros de vidrio ensamblados con precisión, tabiques hechos con palets reciclados y hasta tejas fabricadas con tubos de pasta de dientes. El primer cuarto, de apenas 20 metros cuadrados, funcionaba como taller de costura mientras la obra tomaba forma. “El primer año y medio fue puro ingenio: sin baño convencional, lavando platos en una palangana. Pero nunca perdimos de vista nuestra visión”, recordó Gabrielly, diseñadora de moda sostenible.
Por su parte, su madre, Edna, de 55 años, es educadora socioambiental y es proveniente del empobrecido Agreste brasileño, una región semiárida donde reutilizar era una necesidad: Mi infancia estuvo marcada por la creatividad. Fabricaba mis propios juguetes de bambú, reciclaba lo que podía. No sabíamos que era activismo ambiental, era simplemente cómo sobrevivíamos”, contó.
De todas maneras, la mujer denunció: “Estas botellas no van a desaparecer. Si no hay políticas para regular su producción o castigar su abandono, lo mínimo es pensar en formas de reutilizarlas. Si se tira una botella y no se rompe, ahí seguirá dentro de un año”.
Fuente: Ambito