El ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires responsabilizó a Independiente y cuestionó a la Conmebol


Javier Alonso, ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, adjudicó la responsabilidad de los graves incidentes en Avellaneda a Independiente y a la empresa de seguridad privada que debía controlar el interior del estadio. Además, fue crítico con la Conmebol, a la que acusó de priorizar “solo el espectáculo televisivo, no la seguridad del público”.

El funcionario remarcó que los protocolos del organismo “están escritos en manuales muy claros” y exigen al club presentar un plan operativo que “no se cumplió”.

En ese sentido, precisó que la Policía bonaerense es responsable únicamente del orden en las inmediaciones, mientras que el interior estaba a cargo de la firma UP. “En el exterior del estadio no se produjo ningún incidente. Los hinchas llegaron en el horario establecido, se coordinó con la Policía de la Ciudad su traslado”, explicó Alonso.

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Javier Alonso, ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires.

Javier Alonso, ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires.

Prensa Ministerio de Seguridad

El ministro advirtió que las imágenes muestran la falta de cordones de seguridad privada en las gargantas de las tribunas, lo que permitió choques entre hinchas. Contó además que, antes del final del primer tiempo, la Policía recomendó suspender el partido, pero la decisión dependía del delegado de la CONMEBOL, según el protocolo.

Alonso denunció que, pese a la escalada de violencia, el organismo pidió que la Policía ingresara a reprimir para continuar el juego: “Pretendían que la Infantería subiera a reprimir a 2.300 familias, lo que hubiera sido otra Puerta 12. De ninguna manera íbamos a hacer eso”.

Finalmente, cuestionó la demora en suspender el encuentro y los graves destrozos en el estadio: “Han arrancado caños, fierros de la escalera, roto baños, mingitorios e inodoros. Podría haber sido una tragedia mucho mayor. Falló la seguridad privada y falló la CONMEBOL. A ellos solo les importa el espectáculo televisivo”, concluyó.

El origen del enfrentamiento y la suspensión del partido

Según los primeros reportes, el inicio del segundo tiempo fue el punto de quiebre: desde la tribuna alta visitante, ocupada por unos 3.000 hinchas de la U, comenzaron a arrojarse pedazos de mampostería, azulejos de baños destruidos, escobas, butacas y hasta una bomba de estruendo hacia la parcialidad local que se encontraba justo debajo. El impacto de los proyectiles provocó cortes, golpes y escenas de pánico en las tribunas bajas.

A pesar de lo que estaba ocurriendo con la parcialidad chilena, el árbitro decidió comenzar el segundo tiempo. Apenas dos minutos habían pasado cuando tuvo que frenar el encuentro ante el pedido de varios hinchas de Independiente en las tribunas, quienes continuaban siendo golpeados por los objetos que caían desde donde se ubicaban los simpatizantes de la Universidad de Chile.

Fue en ese momento que desde los altavoces anunciaron a los visitantes que debían retirarse completamente del estadio para retomar el juego y, aunque la gran mayoría se fue, un pequeño grupo se quedó lanzando cosas desde arriba.

La reacción de los hinchas

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El conflicto comenzó antes del partido, y se intensificó cuando los hinchas chilenos comenzaron a arrojar objetos, entre ellos butacas.

El conflicto comenzó antes del partido, y se intensificó cuando los hinchas chilenos comenzaron a arrojar objetos, entre ellos butacas.

A partir de allí, el estadio se convirtió en un caos absoluto. La Policía inició un operativo de desalojo para evacuar a los simpatizantes visitantes de la tribuna alta. En medio de la tensión, “Los de Abajo”, la barra brava de la U, se enfrentó con hinchas del Rojo en los pasillos internos. Videos difundidos en redes mostraron a uno de ellos blandiendo un cuchillo, mientras intercambiaba golpes con los locales.

El conflicto comenzó antes del partido, y se intensificó cuando los hinchas chilenos comenzaron a arrojar objetos, entre ellos butacas.

Cuando la tribuna visitante ya estaba casi vacía, ocurrió el episodio más brutal: un grupo de hinchas de Independiente irrumpió contra los últimos trasandinos que no se retiraban. Allí se registraron golpizas filmadas desde distintos ángulos, donde se ve a simpatizantes de la U siendo desnudados a la fuerza, golpeados con palos y expulsados a los empujones bajo la vista de miles de testigos.

“Durante el primer tiempo estuvimos una hora recibiendo piedras. Nos tiraban caca, nos cortaron a varios. Cuando empezó el segundo tiraron butacas y ahí sí la gente reaccionó”, relató un hincha de Independiente a TyCSports, reflejando la tensión acumulada. Otros testimonios hablaron de mujeres y menores golpeados, corridas por los pasillos y falta de respuesta policial.


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