El movimiento de derechos humanos volverá a marchar unificado este 24 de marzo, cuando se cumplan 49 años del último golpe de Estado. Luego casi dos décadas en que las diferencias políticas entre las organizaciones que lo integran se traducían en la realización de actos separados, el rechazo al negacionismo, a los ataques a las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, a la criminalización de la protesta social, a la represión descarnada y a la destrucción de políticas sociales por parte del gobierno de Javier Milei permitió, luego de varios encuentros, un acuerdo para confluir en unidad en Plaza de Mayo y leer un documento consensuado, tarea que estará a cargo de tres referentes históricos como Estela de Carlotto — de Abuelas de Plaza de Mayo–, Taty Almeida –de Madres Línea Fundadora– y el Premio Nóbel Adolfo Pérez Esquivel –del Servicio de Paz y Justicia (Serpaj).
El apoyo del gobierno de Néstor Kirchner a las reivindicaciones históricas del movimiento de derechos humanos y la reapertura de los juicios de lesa humanidad derivaron paradójicamente en una fractura entre los organismos, que se tradujo el 24 de marzo de 2007 en dos marchas diferenciadas: por un lado Abuelas, Madres, Familiares, CELS y APDH, entre otros, y por otro el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (EMVJ), más cercano a la izquierda partidaria, que criticaba la lentitud de los incipientes juicios, reclamaba que los represores estuvieran en la cárcel y cuestionaba el vínculo estrecho de algunos organismos con el gobierno. El distanciamiento se mantuvo durante las gestiones kirchneristas y se redujo durante el macrismo, sobre todo ante episodios puntuales como la desaparición de Santiago Maldonado y el 2×1 de la Corte Suprema para liberar a los represores.
La asunción de Milei y Victoria Villarruel, con su negacionismo explícito y sus discursos de odio, generó ilusiones sobre un acto unificado el año pasado, pero las diferencias políticas impidieron concretarlo. Nora Cortiñas, de Madres Línea Fundadora pero cercana al EMVJ, se esforzó en lograr la unidad pero falleció sin poder verla. El acercamiento, sin embargo, se tradujo en su presencia –en silla de ruedas– y la de Pérez Esquivel junto a Carlotto y Taty Almeida.
Las conversaciones para intentar un acto unificado comenzaron este año a principios de febrero. “No fueron fáciles pero siempre tuvieron como horizonte la unidad, con voluntad política por parte de los referentes de ambos espacios y claridad sobre las prioridades del presente, que son los acuerdos sustantivos en reivindicar la política de Memoria, Verdad y Justicia y el rechazo al terrorismo de Estado”, contó Marcela Perelman, del CELS, que integró el grupo de enlace de los organismos históricos. “En un contexto muy hostil para las políticas de Memoria, Verdad y Justicia y también para el uso del espacio público, la marcha tiene un doble carácter: una reivindicación de la memoria y una reivindicación de la protesta, ya que en esta etapa confluyen los ataques al movimiento de derechos humanos con los ataques a la protesta social”, explicó.
“La consigna con la que nos movilizamos es ‘son 30.000 y fue un genocidio’. Todo lo que el gobierno niega”, dice el sobreviviente Carlos Lordkipanidse, que integra el Encuentro Militante Cachito Fukman. “Este año arrancamos al revés que el año pasado: buscamos los puntos en los que estábamos de acuerdo y después vimos las cuestiones organizativas”, agrega.
“El contexto reclama unidad y sería irresponsable de nuestra parte seguir priorizando una cantidad de diferencias que no son lo central”, consideró Malena Silveyra, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, que tuvo un rol clave para acotar las distancias.
“Es una gran satisfacción haber logrado que este año marchemos en unidad junto con los compañeros del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. Creo que es una gran victoria porque después de casi 20 años logramos unificar los actos, en un contexto donde vemos en peligro el Estado de derecho con la represión, los amedrentamientos, la violencia desmedida”, sostuvo Miguel Santucho, de Abuelas. “Es la respuesta adecuada convocar en unidad para entre todos enfrentar estas políticas que nos quieren acallar, y darles la seguridad a las organizaciones que vengan a la plaza y a quienes se movilicen por sus propios medios de que juntos vamos a enfrentar el miedo que nos quieren transmitir, como hicieron nuestras Madres y Abuelas, abrazados, juntos para defender nuestros derechos”.