Desde Resistencia
En lo que parece ser el inicio de la campaña electoral para La Libertad Avanza, de cara a las elecciones legislativas claves de octubre, el presidente Javier Milei realizó ayer su primera visita oficial al Chaco. Marcando una diferencia con sus antecesores, no vino a inaugurar obras públicas sino un templo evangélico: “Portal del Cielo”. Y disfrazó de discurso religioso sus ideas libertarias: habló de la justicia social, a la que definió como “envidia con retórica” y como “un
pecado capital”. Y lanzó una referencia indirecta hacia el peronismo y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner y dijo que “por suerte están empezando a caer presos“.
La motosierra está armada con varias cajas de cartón, pegadas y pintadas a mano, bien artesanal. Quien la transporta con orgullo en su mano izquierda es un jubilado de apellido Fernández. Antes de entrar al templo evangélico “Portal del Cielo” los periodistas lo paran y le preguntan qué va a hacer con eso. “Quiero mostrársela al presidente para que vea que estamos con él”. Un detalle en su herramienta ficticia llama la atención: está fabricada con la caja “Ñachec”, un módulo alimentario que entrega cada 40 días el gobierno provincial a las familias más vulnerables de la provincia, la más pobre del país.
La visita de Milei se concretó en horas de la tarde de ayer y, como siempre, llegó a la provincia acompañado de su hermana, la secretaria General de la presidencia, Karina Milei. El mandatario arribó al aeropuerto de la ciudad cerca de las 16, fue recibido por su aliado político en las recientes elecciones legislativas provinciales, el gobernador radical Leandro Zdero. De allí se trasladó al sur de la capital chaqueña, en el marco de un fuerte operativo de seguridad, donde participó del acto central en la flamante sede de la Iglesia Cristiana Internacional (ICI), ubicada sobre avenida Arribálzaga 2000.
“Hola a todos”, se presentó Milei, impostando la voz. Lo que siguió fue un discurso que entrelazó su habitual crítica al Estado y al “socialismo” con una fuerte reivindicación de los valores judeocristianos como base del sistema capitalista. “Occidente es el resultado de aplicar valores como la responsabilidad individual, la previsión y el respeto a la ley”, afirmó, y advirtió: “Si triunfan las ideas socialistas, pasaremos de la abundancia a la escasez”.
El mandatario identificó tres frentes de batalla para cambiar el país: la gestión, la política institucional y la “batalla cultural”. En este último punto hizo especial hincapié, señalando que “la izquierda ha ganado la batalla cultural y ha reemplazado valores como el trabajo, el ahorro y la verdad por el ocio, el gasto descontrolado y la mentira”.
En una frase cargada de connotación judicial, lanzó: “Durante las últimas décadas, la izquierda impuso un discurso único acerca de la justicia, entendida únicamente en términos distributivos. Pero por suerte están empezando a caer presos“. Una clara alusión a CFK.
Uno de los ejes centrales de su alocución fue su condena a la justicia social, a la que definió como “envidia con retórica” y como “un pecado capital”. Citó a los economistas liberales Thomas Sowell y Jesús Huerta de Soto para reforzar su argumento: “No hay nada más antijudeocristiano que la idea de justicia social, porque es robarle a una persona el fruto de su trabajo y dárselo a otra. La caridad no puede ser a punta de pistola”.
Con referencias bíblicas, Milei llegó incluso a señalar que “el Estado es una representación del maligno”, citando el Evangelio según San Lucas y el Antiguo Testamento. “Cada vez que avanza más el Estado, hay más pobreza y calamidad”, afirmó. También denunció el clientelismo como un mecanismo para castigar a los justos y beneficiar a los corruptos.
El portal electoral
En diálogo con Página/12, el pastor “Cacho” Obes reconoce que votó a Milei en 2023 y que acompaña la dirección de su gobierno. Dice que, para él, el presidente “trabaja y es directo”. “Me gusta la franquesa que tiene”, remarca. Roberto Castillo, un docente jubilado, también votó a Milei y quiere verlo hoy. “Hasta ahora, me parece un gobierno con resultados positivos”, afirma. Su sobrina, una niña de no más de 8 años, está a un lado esperando para entrar al predio y también es mileísta. Trae consigo un león de peluche y un cartel donde le pide al presidente poder abrazarlo.
“Me parece bien tener un presidente que vea que hay una fuerza superior, no como Cristina (Kirchner), que creo que es de la masonería o algo así”, dice una joven de unos veintitantos, enojada porque llegó tarde y no pudo entrar al templo.
Previo al discurso del presidente, el estadio cerrado es un hervidero. Está lleno por donde se lo mire. Se siente el calor humano. Mientras aguardan la llegada de Milei, en las tribunas comienzan a hacer olas y cantar “Olé , olé, olé, olé. Jesús, Jesús”. No se ven banderas con inscripciones políticas partidarias. Sólo se distinguen de algunos países de la región. También una de Israel.
Minutos después, un cerrado aplauso recibe en el escenario principal al pastor Ledesma. “Hoy es un día histórico para Argentina porque es la primera vez que un presidente de la Nación visita una iglesia (evangélica)”, destaca. Todo una señal electoral.
Un portal de dinero
El nuevo templo “Portal del Cielo” fue presentado por sus organizadores como “el auditorio evangélico más grande del país”, con una capacidad para 18.000 personas, paredes acústicas, ambiente climatizado y un estacionamiento para una gran cantidad de vehículos. Según el pastor Jorge Ledesma, su construcción llevó una década y fue financiada exclusivamente por la feligresía, mediante actividades como ventas de comida y aporte de los fieles. Dijo que esta obra se hizo “sin tomar deuda”.
El evento incluyó la Convención Mundial “Invasión del Amor de Dios”, con actividades que comenzaron el jueves con un retiro exclusivo para pastores y continuaron el viernes y sábado con jornadas abiertas al público general. La participación en el congreso requirió el pago de entradas que iban desde los $25.000 hasta los $100.000 para el sector VIP, aunque la inauguración del templo fue gratuita.
Entre los oradores principales se destacó el apóstol Guillermo Maldonado, pastor hondureño-estadounidense radicado en Miami y líder de la megaiglesia El Rey Jesús. Maldonado es conocido por su cercanía con el presidente, Donald Trump, a quien recibió en su templo durante la campaña de 2020. En el pasado, fue cuestionado por promover el rechazo a las vacunas contra el COVID-19, asegurando que sus fieles debían confiar en la “inmunidad divina”.
Las tinieblas
Hacia el final, el presidente vinculó el resultado de las elecciones de 2023 con un “reencuentro del pueblo argentino con los valores de la libertad” y aprovechó para felicitar al gobernador Zdero por su victoria en aquella ocasión. “La libertad es la luz que permite barrer con las tinieblas de quienes quieren volvernos esclavos”, sentenció. Con un llamado a “despertar la fe” y defender el capitalismo como sistema moral y espiritual, cerró con su clásico grito de guerra: “¡Viva la libertad, carajo!”. “¡Viva!”, respondieron desde las tribunas.