Es deseable tener equilibrio presupuestario y eventualmente un superávit



C.G: Según el presidente sí, los gobernadores son degenerados fiscales porque se niegan a hacer lo que hizo él con una irresponsabilidad absoluta en la administración del Estado. A lo que nos negamos a es a tener obra pública cero, a recortar programas de asistencia social en medio de una crisis, a desfinanciar el sistema público de salud, a desfinanciar la educación, en la medida que no hacemos ese ajuste salvaje, somos considerados degenerados fiscales. Yo creo que el degenerado fiscal es el que me hace pagar el costo del ajuste a los jubilados, a los empleados públicos y a la clase media.

C.G: Creo que nadie en nuestro espacio está enamorado del déficit fiscal como quieren hacer creer. Es deseable tener equilibrio presupuestario y eventualmente un superávit. Tener un superávit permite que el sector público pueda tener un ahorro y con ese ahorro conformar un fondo contracíclico, por ejemplo. El déficit o superávit fiscal es un instrumento de política económica. Paradójicamente, podrías tener un superávit fiscal o un equilibrio fiscal impulsando la inversión pública porque vos podés llegar a generar un aumento de la recaudación mayor que el aumento de la inversión pública por el multiplicador. Entonces usaste el resultado fiscal transitoriamente como un instrumento para generar crecimiento económico y luego equilibrar las cuentas. Puede pasar lo contrario también, que vos digas yo voy a hacer el ajuste para tener equilibrio fiscal, que se contraiga la economía y después tener déficit.

P: ¿Creés que podemos volver a entrar en esa calesita otra vez?

C.G: El IVA ya viene dando señales de que la actividad va a ir mal. Probablemente el impuesto a las ganancias, si este año no es un año de crecimiento económico como esperaba el Gobierno, va a dar mal. Y eso en los próximos 12 meses va a traer problemas de ingresos fiscales para el gobierno nacional que con tal de lograr mostrar que tiene superávit va a pisar la ejecución del gasto todo lo que pueda y eso va a poner en crisis al Estado. Si a eso le sumás que el resultado financiero empeora, me preocupa bastante cómo va a ser el Gobierno para evitar una crisis de insolvencia.

P: ¿Una crisis de insolvencia?

C.G: Creo que es uno de los riesgos que tiene delante este Gobierno. Me parece que es un riesgo concreto. Si no, no estarían teniendo todo este riesgo financiero que se ve en el mercado. No es riesgo kuka este. El mercado evalúa riesgos. ¿Y por qué tiene tanto riesgo la deuda del Tesoro? ¿Qué es lo que está leyendo el mercado? Que hay inconsistencias en el programa económico. No es el riesgo cuca.

P: ¿Se pagan muchos impuestos en Argentina?

C.G: Algunos pagamos muchos impuestos y otros pagan pocos.

P: ¿Quiénes pagan poco?

C.G: Marcos Galperín, por ejemplo. El laburante que se toma el tren, el subte, llega al trabajo, compra la comida en comercio, vuelve, paga los servicios, ese paga un montón de impuestos. Mucho más impuestos en función de sus ingresos que los que paga Marcos Galperín en Argentina.

P: ¿La referencia a Galperín es por la ley de economía del conocimiento o es por su residencia fiscal?

C.G: Las dos cosas, pero claramente lo segundo es peor. Que no tribute en Argentina de acuerdo al patrimonio que tiene y los ingresos que genera ese patrimonio, me parece una afrenta a la argentinidad. Es argentino, hizo su fortuna acá, su familia hizo su fortuna acá. Lo mínimo que tendría que hacer es pagar los impuestos que le corresponden. Encontrar atajos en el sistema completamente corrupto de elusión fiscal que se montó a nivel global desde la década del 60 me parece hiper cuestionable en términos morales y éticos. Cuando el tipo que vive en un barrio popular y trabaja en una fábrica o en un comercio no tiene manera de eludir el sistema tributario. Con respecto a la economía del conocimiento, se pueden dar incentivos pero es mejor no darlos con los impuestos.

P: ¿Habría que eliminar el gasto tributario?

C.G: Yo creo que sí. Si yo te doy una exención impositiva, no rendís cuentas a nadie. Tiene que estar claro que es un apoyo del Estado y tiene que ser auditable,. Prefiero crear un fondo de asistencia que sea condicionado a objetivos. El gasto tributario hay que eliminarlo y en contraposición a eso hay que tener políticas de financiamiento público, transparentes, auditables para impulsar el crecimiento de sectores estratégicos porque si después una empresa usa esos recursos para internacionalizarse y no pagar impuestos en Argentina ¿De qué te sirve?

P:¿Qué importancia le asignás a estas elecciones?

C.G: El resultado de septiembre y después el de octubre es importante porque va a marcar el pulso de si la gente soporta o no la profundización de este esquema. Yo creo que no. En la Provincia de Buenos Aires seguro que no. Si no le va bien en la elección empieza a agotarse el acompañamiento que logra en el Congreso con el toma y daca. Y si se agota ese acompañamiento es un gobierno que empieza a perder capacidad de gestión y de transformación. Se termina el Gobierno me parece, en el sentido de que se empieza a visualizar que no va a seguir gobernando Milei. No va a poder profundizar el daño que viene haciendo. Si esta elección le marca un freno al Gobierno, no puede profundizar el daño y arranca la transición democrática que es lo que esperamos todos y en el 2027 gobernará otro.

P: ¿Una transición?

C.G: Yo creo que sí, si no gana la elección, el sistema lo va a mirar a Milei con otros ojos. Hasta ahora hay mucha especulación con el apoyo popular que tiene el gobierno y muchos gobernadores no quieren perder apoyo por obstruir al Gobierno. Pero ya es evidente que esto no sale bien para la gente y empiezan a haber tensiones en la gestión del Estado. ¿Cuánto está dispuesto a aceptar el poder permanente en Argentina a un gobierno autoritario? Y yo creo que ahí es donde se juega ese condicionamiento que te digo. Seguirá haciendo cosas pero ya siendo un presidente desempoderado, lo cual es saludable porque de eso se tratan las elecciones de medio término, si vos no tenés los votos, tampoco podés hacer lo que quieras.

P: ¿Qué pensás de la competencia fiscal que propone Milei?

C.G: Es un viejo cuento de la derecha, que parte de una premisa errónea, que es que la inversión depende de los impuestos provinciales, o municipales, o locales, o incluso de la carga fiscal. Creo yo está demostrado que la inversión depende de la demanda efectiva, nadie va a invertir si no tiene expectativa de que alguien le compre lo que va a producir de más. Si no hay demanda, no hay inversión. Yo te puedo bajar los costos a la mitad, pero si los compradores tuyos caen a la mitad, vos no vas a aumentar la producción. Y lo estamos viendo, porque el Gobierno está bajando los salarios y está atacando el costo fiscal pero la inversión está en mínimos. No hay aumento de la inversión. Si vos tenés una de cada dos máquinas paradas, ¿Para qué vas a comprar otra máquina?

P: ¿Qué visión tenés de la estructura tributaria argentina?

C.G: Es tremendamente pro-cíclica. En la medida que se achica el mercado interno, cae la recaudación de impuestos vinculados con la actividad y eso refuerza la necesidad del ajuste. O sea, es un círculo vicioso. La crisis económica no genera inversión y además desfinancia al Estado por caída de la recaudación y eso empeora el ajuste del gasto público, que repercute todavía más negativamente en la inversión, porque el Estado no hace obra pública, entonces el multiplicador de la inversión es más pequeño todavía.

P: ¿Cómo sería un esquema tributario más razonable en cabeza de Axel Kicillof y su equipo?

C.G: Mirá, yo creo que hace falta un gran consenso nacional para resolver la situación fiscal en la Argentina. No lo resuelve un Gobierno o un Presidente. Tenemos que discutir seriamente nuestro federalismo y tenemos que reabrir discusiones que quizás quedaron tapadas. El objetivo del proyecto de la derecha en Argentina es que no haya unidad nacional verdadera, sino que la unidad nacional sea solamente un rejunte de intereses locales y una negociación espuria entre el Ejecutivo y las provincias, que está plasmada en la Constitución del 94. La Constitución del 94 rompió el régimen de coparticipación con criterios objetivos y estableció coeficientes fijos, luego se dio la propiedad de la riqueza subterránea a las provincias, habilitando el cobro de regalías y eso partió todavía más la unidad nacional, porque empiezan a regir intereses locales. Milei profundizó esa lógica con el RIGI que habilita a las provincias que adhieren a que las empresas no aporten al régimen de coparticipación y habilita a que suba el cobro de regalías. Entonces, ¿qué incentivo va a tener una provincia que tiene riquezas, recursos naturales explotables, a defender el interés nacional como un todo, para ordenar el sistema tributario argentino? Ninguno.

P: ¿Te parece una herramienta útil el régimen de transparencia fiscal?

C.G: No, porque la lógica del gobierno es contarle las costillas al resto partiendo de la premisa de que hay degenerados fiscales que cobran muchos impuestos. Pero vos tenés que mirar qué tiene que hacer ese nivel del Estado, qué le estás pidiendo que haga, para ver si es razonable que recaude lo que está recaudando. La idea que prima en el Gobierno es que en realidad el gasto está inflado, que es todo gasto político y que la forma de eliminar ese gasto político es haciendo el ajuste, bajando los impuestos. Lo que están haciendo es bajar las jubilaciones, bajar los sueldos de los empleados públicos, desfinanciar el Garrahan, las universidades y el sistema científico-tecnológico. Mientras tanto sube el pago de los intereses. Si vos estás destruyendo el presupuesto de salud pública y desregulás lo que te cobran las prepagas, la gente va a ir al hospital provincial. ¿Y qué vas a hacer? ¿Le vas a decir a las provincias que tienen que tener menos recursos? El planteo es inconsistente.


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Ambito

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