El miércoles pasado, el vocero Manuel Adorni anunció el cierre definitivo del Instituto Nacional Juan Domingo Perón. Lo dijo con indisimulable desprecio, incluso denostó a los empleados y profesionales que allí trabajan. La conducción de la CGT manifestó su rechazo y repudio a este anuncio. En su comunicado advirtió la central sindical que la decisión “no constituye una mera cuestión administrativa, sino que es parte de una política sistemática de persecución ideológica y desmantelamiento cultural”. Incluso reclamó que le sea entregado el patrimonio histórico que guarda el instituto.
En su comunicado, la CGT repudió las afirmaciones de Adorni. Sobre todo el desprecio demostrado para con los trabajadores del Instituto a los que denominó como “mano de obra ociosa”. En ese sentido, la centra obrera dijo que estas expresiones forman parte de “un eslabón más en la campaña de denigración y estigmatización de los trabajadores y del Estado”.
El anuncio no se hizo cualquier día. Se eligió el 7 de mayo que es el día de nacimiento de Evita Perón. Esto lo destacó la CGT como otro gesto de insensibilidad de la Casa Rosada.
“Creíamos que los argentinos habíamos aprendido que el odio y el resentimiento habían imposibilitado durante años la consolidación de la comunidad nacional, que sólo es posible en la convivencia y tolerancia de todo ideario y que no estábamos dispuestos a repetir y revivir antinomias”, advirtió la CGT. Es más señaló que “la patria la construimos todos, unitarios y federales, radicales y conservadores; peronistas, socialistas o liberales; Rivadavia y San Martín; Sarmiento y Peñaloza; Mitre y Felipe Varela; Yrigoyen y Perón, son expresiones imborrables de nuestra identidad, no se entra al porvenir retrocediendo”, indicó la central. Por último, la CGT le reclamó la entrega del patrimonio histórico del Instituto y destacó su cierre como un acto de “persecución ideológica y desmantelamiento cultural”.
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