Es una de las hojas verdes más saludables, produce colágeno y muy pocos la consumen


11 de agosto 2025 – 12:00

Conocido como col rizada, este vegetal originario del norte de Alemania favorece el tránsito intestinal, regula el colesterol y ayuda a mantener la piel saludable.

En un contexto donde cada vez más personas buscan mejorar su calidad de vida a través de la alimentación, las hojas verdes ocupan un lugar central en cualquier plan nutricional equilibrado. Incorporarlas a diario no solo aporta frescura y color al plato, sino que también representa una manera efectiva de sumar vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes esenciales para el correcto funcionamiento del organismo.

Sin embargo, dentro de este grupo, hay algunas variedades que, aunque son menos utilizadas, concentran propiedades valiosas para la salud. Tal es el caso del kale, una col rizada originaria del norte de Alemania que favorece la producción natural de colágeno, ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y colabora en la prevención de enfermedades crónicas.

Aunque su consumo se está volviendo más masivo gracias a las redes sociales, todavía es muy bajo en comparación a otros vegetales del mismo tipo, como la lechuga o la espinaca. Posiblemente por desconocimiento o falta de costumbre. Pero lo cierto es que incluirlo en la dieta cotidiana puede marcar una gran diferencia. Y lo mejor es que es versátil a la hora incluirlo a distintas preparaciones, ya que se puede comer crudo o cocido.

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Beneficios del kale

Estimula la producción de colágeno

Contiene vitamina C en altas cantidades, un nutriente clave para la síntesis de colágeno, la proteína responsable de mantener la firmeza y elasticidad de la piel, así como la salud de articulaciones, tendones y huesos. Además, este componente también contribuye a una mejor cicatrización y regeneración celular.

Refuerza el sistema inmunológico

Gracias a su combinación de vitaminas A, C y K, junto con minerales como el zinc y el hierro, esta hoja verde ayuda a fortalecer las defensas naturales del cuerpo. La primera de estas, en particular, es fundamental para mantener sanas las mucosas respiratorias y digestivas, primera barrera del sistema inmune.

Aporta fibra y mejora la digestión

Una porción de este vegetal contiene una buena cantidad de fibra dietética, tanto soluble como insoluble, que favorece el tránsito intestinal, previene el estreñimiento y ayuda a mantener el equilibrio de la microbiota. Además, brinda sensación de saciedad prolongada, lo que puede ayudar a regular el apetito.

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Protege la salud cardiovascular

El kale es bajo en sodio y grasas, y rico en antioxidantes como los flavonoides y los polifenoles, que combaten la inflamación y reducen el daño oxidativo en las células. Además, sus fibras ayudan a disminuir los niveles de colesterol LDL (“malo”) en sangre, favoreciendo un corazón más sano.

Favorece la desintoxicación natural del cuerpo

Contiene compuestos sulfurosos como los glucosinolatos, que estimulan las enzimas hepáticas responsables de eliminar toxinas del organismo. Este proceso de detoxificación contribuye a mantener el buen funcionamiento del hígado y a reducir el riesgo de padecer enfermedades crónicas.

Cómo consumir el kale para aprovechar sus nutrientes

A la hora de incluir esta hoja verde en las comidas, hay múltiples opciones para hacerlo de manera rica y variada. La clave está en saber cómo prepararla para preservar la mayor cantidad posible de nutrientes y facilitar su digestión.

Una de las formas más comunes de consumirlo es en ensaladas frescas. Para ablandar su textura fibrosa, se recomienda masajear las hojas con un poco de aceite de oliva y sal antes de servir. Este proceso rompe parte de sus fibras duras y facilita su digestión, además de realzar su sabor.

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También podés cocinarlo brevemente al vapor o saltearlo durante unos minutos para suavizar las hojas sin perder demasiados nutrientes. Se puede combinar con ajo, cebolla, limón o semillas para sumar valor nutricional. Es ideal como acompañamiento o base de platos principales.

Para quienes prefieren opciones más rápidas, es posible incorporarlo a licuados junto con frutas como banana, manzana o naranja. Esta combinación no solo equilibra su sabor intenso, sino que potencia la absorción de sus vitaminas liposolubles si se agrega alguna fuente de grasa saludable, como palta o semillas.

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Por último, se puede sumar a sopas, guisos o tartas saladas, e incluso preparar chips crujientes al horno, condimentadas con especias. Esta última opción es una excelente alternativa saludable para picar entre comidas.


Fuente: Ambito