“Retirá la denuncia, decile que querés retirar la denuncia”, se escucha la voz que sería del juez de la Cámara Federal de Casación Penal Gustavo Hornos con una advertencia dirigida a su expareja, quien había recurrido a la Dirección General de la Mujer del gobierno porteño para pedir ayuda ante situaciones que describió como de violencia “verbal, pisicológica, física y sexual”. Eso es parte de lo que se puede escuchar en uno de los siete audios que la mujer entregó en el Consejo de la Magistratura, donde se investiga la conducta del magistrado, y también ante el fuero contravencional de la Ciudad. En la misma conversación, se escuchan indicaciones: “… yo quiero que retires la denuncia, no le digas que ya todo el mundo lo sabe, porque entonces no vas a poder retirar nada, se va a asustar, yo sé a quien le dijo ella las cosas…”. Luego intenta mostrar que tiene acceso a información: “¿Cómo sé yo si es confidencial? Pensá un poco chiquita, sos tan inteligente para todo, no te das cuenta que el mundo no es el mundo del ideal platónico, el mundo es el mundo de la realidad, todos te cagan menos yo”.
“Cuando retires la denuncia avisame y pedime lo que quieras, a Samanta ahora no la voy a ir a ver, voy a esperar que vos me digas, lo que te pido es que retirese la denuncia, me estás poniendo en una situación muy jodida, te lo digo sinceramente”, se escucha en otro audio. ¿Quién es Samanta? Lo explican las presentaciones de la víctima, a las que tuvo acceso Página/12. Es una jueza civil que recibió un pedido del padre de su hija para “obtener el cuidado personal” de la niña “porque tenía miedo de que algo pudiera sucederle en relación a la gravedad de los hechos que denunciaba”, y que se hicieron públicos. Según la denunciante el mensaje de Hornos era: “Si retiro la denuncia, llama a la jueza a mi favor; caso contrario, llama para obstaculizar el juicio”. Las presentaciones de la expareja del magistrado incluyen su relato, audios y alguna documentación. En otra de las charlas él le advierte que había averiguado sobre otras personas con las que había salido ella antes de reencontrase con él y le dice que había contactado a uno de ellos: “el chico habla, te aviso, lo fuimos a buscar… “.
“Su poder como juez”
En la presentación que hizo ante el Consejo de la Magistratura, el organismo que puede sancionar y promover la remoción de jueces y juezas, la mujer pidió: “Que se investiguen todas las amenazas que (Gustavo Hornos) dirigió hacia mi persona basándose en su poder como juez”. “Merezco vivir una vida sin violencia, que se aclaren
todos los hechos y que esta persona se disculpe por la exagerada denigración hacia mi
persona como mujer, durante y después de la relación, debido a que la humillación
continúa”, señaló el texto que no solo incluye su relato sino audios y documentación.
Como informó este diario ella pidió declarar ante el organismo en dos oportunidades, con reserva de su identidad y la de su familia. Pese a las resistencias de algunos consejeros/as, la Comisión de Acusación aprobó la citación la semana pasada, aunque todavía no puso fecha, cuando la diputada Vanesa Siley (UP) advirtió a su colegas que estaban a un paso de violar la Ley de Víctimas por negarse a escucharla o demorar su testimonio. Pareció todo orientado a que el juez cuestionado no quedara expuesto antes de dar a conocer la sentencia en el juicio Vialidad, que debe definir la situación de Cristina Fernández de Kirchner.
En su presentación ante la justicia contravencional, la mujer explica que grabó al juez por recomendación del “organismo especializado en violencia” ya que ella había relatado que él le había advertido que la estaban grabando cuando llamaba a la Cámara de Casación. Le sugirieron el registro si creía que podía “estar en duda la credibilidad de” su testimonio. En algunas conversaciones se lo escucha a él preguntarle si lo estaba grabando con alguna acotación mordaz al respecto. En la denuncia ante el Consejo, la víctima presentó una constancia que muestra que primero recurrió al Centro Integral de la Mujer, una dependencia de la Ciudad de Buenos Aires, el 31 de mayo último. El informe manuscrito dentro de la planilla de “derivación” describe todas las violencias descriptas por la mujer y agrega: “Riesgo alto”. “Está amenazada”.
Con esa constancia le indicaron que fuera a la Oficina de Violencia doméstica de la Corte Suprema (OVD). Ante este despacho especializado describió seis hechos de maltrato físico, psicológico y abuso sexual, y de posibles amenazas en base al cargo de camarista de Hornos. En sus escritos ante el Consejo hizo un repaso de algunos episodios, a partir de exponer que en 2015 directamente lo que sufrió fue una violación, y refirió una situación similar más reciente. En su relato explicó que después de aquel año el vínculo no continuó pero que él se comunicó el año pasado nuevamente con ella, y que comenzaron a tener contacto nuevamente hasta entrado el 2024, en el contexto de lo cual se produjeron las situaciones que motivaron que ella terminara pidiendo protección ante situaciones de violencia.
En el fuero civil se abrió una causa en la que la jueza Paula Marinkovic dispuso una restricción de acercamiento a menos de 200 metros contra Hornos y le prohibió todo tipo de comunicación con la mujer. Ella le planteó al Consejo que ante este escenario él hizo otra cosa que no dejaría de ser una perturbación para ella: “usar su estructura de poder de su puesto de juez para difamarme”. Se refería a versiones instaladas en algunos medios que la describían a ella como alguien que lo denunció por supuesto despecho y que iba a gritar a la Cámara de Casación, relato que ciertas notas atribuían a fuentes del “entorno de Hornos”.
En la OVD la víctima dijo que no quería impulsar una acción penal contra Hornos. Pero igual se abrió una causa ante elementos que podían comprometer su función como magistrado. Le tocó al juez del fuero penal ordinario Alfredo Godoy y al fiscal Adrián Peres. Aunque se declararon incompetentes, de sus resoluciones quedó claro que consideraban que se debía investigar si el juez había cometido algún delito en uso de su cargo y relación a las amenazas detalladas por su expareja. La descripción de los hechos mostraba posibles lesiones, abuso y amenazas.
Algunas de las frases atribuidas a Hornos que se reflejan en el dictamen del juez y la decisión del fiscal decían que le habría hecho llegar a ella mensajes y advertencias como: “Yo hago lo que quieras pero retirame la denuncia”; “soy Juez, soy más grande, tengo más recursos que vos”; “tengo más poder que vos”; ” tu voz está grabada en Casación Penal”. Le habría dicho que ella no cuenta con garantías pero que él “siempre” tiene “un ministro de la Corte que es amigo” que lo “salva”. Cuando el caso llegó a Comodoro Py, la víctima fue citada por el fiscal Guillermo Marijuán. Como ella no quiso impulsar la acusación, Marijuán no quiso avanzar, lo que algunos penalistas discuten. El juez Sebastián Ramos cerró ese expediente. Queda un expediente en el fuero contravencional, por hostigamiento y maltrato, algo que se agrava cuando la conducta está basada en la desigualdad de género y es cometida por alguien con quien se mantuvo una relación de pareja.
Una extraña invitación, Macri y un matón
Ante el Consejo, el escrito de la denunciante dice que la única vez que fue a Comodoro Py fue para declarar ante Marijuán y decir que no quería accionar. Negó categóricamente haber ido a Casación. Incluso contó una anécdota llamativa: ella decía que el magistrado hacía gala de su trabajo y sus fallos y que la invitó a comienzos de este año a una audiencia que sería, por su descripción, la que se hizo por la causa Vialidad como antesala de decisión que finalmente tomaría la Sala IV (en la que expondrían las partes sus posturas). La invitaba a ver “un juicio importante” al que se refería como el de “la Señora”, en posible alusión a CFK. Según el escrito, la mujer le habría dicho que le parecía que “actuaba o fallaba según su relación de amistad, peleas con algún ex presidente o conveniencia propia. Y que yo no tenía tiempo para ir a Casación, no es mi rubro”.
Hornos, como es conocido, visitaba al igual que su colega Mariano Borinsky, al expresidente Mauricio Macri en la Casa Rosada y en la Quinta de Olivos durante su presidencia. Es sabido que el exmandatario tuvo un interés particular en el manejo del Poder Judicial y el avance de determinadas causas judiciales destinadas a perjudicar particularmente a la expresidenta, como la del Memorándum con Irán, entre otras emblemáticas, y que durante su gobierno no casualmente se desarrolló la “doctrina Irurzun” para detener a exfuncionarios del kirchnerismo. Hornos por entonces habló de que tenía una “relación social” con Macri. Borinsky decía que se estaba ocupando del anteproyecto de reforma del Código Penal. Era difícil explicar los partidos de fútbol, tenis y padel. Cristina Fernández de Kirchner, de hecho, los recusó en el caso Vialidad por esta cuestión. A Hornos también intentó apartarlo desde que se conoció la denuncia por violencia de género, ya que la expresidenta parte de la base que la persecución judicial (al igual que el atentado) contra ella también está relacionada con su condición de dirigente mujer. Todos los planteos fueron rechazados y estos jueces le darán a conocer finalmente su decisión que, según lo que dejaron trascender, sería una confirmación de la condena.
En un párrafo la denunciante cuenta: “Con respecto a las visitas (a Macri) de las cuales fue acusado, me refirió que además de las visitas que se conocen públicamente, además había compartido recitales. Y que estaba muy enojado con ese ex Presidente al punto de insultarlo en la cara. Y que él le había hecho fallos a favor y no había sido retribuido. Si mi memoria no me falla, compartieron un recital de tipo internacional como Coldplay o similar”.
Otro hecho clave que relata es que Hornos habría mandado a una persona para “interceder y amedrentar para que yo desistiera de hacer una denuncia”. La convocaron, a través de su abogado de familia, a una reunión con quien habría resultado ser Joe Miranda, yerno de Susana Giménez. El hombre le dijo, según cuenta, que si seguía con las denuncias tanto él como el juez “tenían contactos en Casación para realizar una campaña de desprestigio” en su contra y que “pierda todos los juicios”. “De la reunión solo recibí más temor”, afirmó. “Fue muy preocupante para mí corroborar luego que esta persona
poseía cierta fama por hechos de violencia extrema”, señaló y recordó el episodio en que fue acusado de golpear y amenazar a un odontólogo. “De hecho, me dijo ‘yo tuve una situación con un dentista y este hombre
terminó muy mal y se arruinó su vida y la de su familia’ (…) ‘vas a ser difamada y vas a terminar como el dentista’ (…) asistí a la reunión ingenuamente pero fue una seguidilla de amenazas, humillaciones y agresiones”. Según dice el escrito, su abogado le “confesó” a la abogada que la acompaña en la denuncia que “había sido una idea de GH”.