La brutal escena de SCARLETT JOHANSSON Y ADAM DRIVER que encontró un nuevo uso: espantar lobos salvajes


El diálogo más tenso de Historia de un matrimonio, la película protagonizada por Scarlett Johansson y Adam Driver, se convirtió en una herramienta impensada para los pobladores de Oregón.

Una escena de Historia de un Matrimonio está ayudando a los pobladores de Oregón. 

Desde hace décadas, los enfrentamientos entre fauna silvestre y actividad ganadera en Estados Unidos generan tensiones, estrategias y políticas dispares. Uno de los focos más calientes de ese conflicto es Oregón, donde la presencia de lobos se volvió un verdadero dolor de cabeza para criadores de ganado. En respuesta, el gobierno local y autoridades federales buscan alternativas que eviten el uso de métodos letales pero resulten lo suficientemente disuasivos. Y una escena protagonizada por Scarlett Johansson y Adam Driver se convirtió inesperadamente en una estrategia efectiva.

La expansión del lobo gris en territorios donde solía estar extinto reabrió debates sobre conservación, convivencia y producción rural. Mientras grupos ambientalistas celebran su regreso, rancheros denuncian pérdidas económicas. En medio de esa puja, la tecnología se coló como una aliada inesperada, y con ella, el cine también terminó jugando un papel insólito.

En los últimos meses, comenzó a probarse un sistema basado en drones que emite sonidos para asustar a los lobos y alejarlos de los animales de pastoreo. Entre los recursos sonoros que se aplican no faltan explosiones, luces intensas, rock pesado y, en un giro llamativo, una intensa discusión de cuatro minutos entre Scarlett Johansson y Adam Driver en la película Historia de un matrimonio.

La escena elegida no es cualquier fragmento. Se trata de uno de los momentos más crudos de la cinta dirigida por Noah Baumbach, donde los personajes gritan sus reproches más hirientes en un ambiente cargado de desesperación. “¡Me mentiste!”, “¡Nunca vas a ser feliz!”, “¡Todos los días me despierto y deseo que estés muerta!”, se escucha. El nivel de intensidad, según técnicos en campo, resulta suficiente para alterar el comportamiento de los lobos.

Este recurso insólito forma parte de una práctica conocida como wolf hazing, algo así como “hostigamiento al lobo”, que combina drones con cámaras térmicas, fuegos artificiales, sonidos fuertes y canciones potentes, como Thunderstruck de AC/DC. El objetivo es generar un entorno lo suficientemente hostil como para que la manada se retire y no regrese.

¿Los lobos son plaga en EEUU?

A pesar de la reacción que puede generar ver a una especie amenazada siendo acosada por drones y fuegos artificiales, el crecimiento del lobo gris en algunos estados preocupa a varios sectores rurales. Tras décadas al borde de la desaparición, las poblaciones de esta especie comenzaron a recuperarse gracias a leyes de protección federal. Sin embargo, ese avance trajo consigo una mayor interacción con zonas productivas y, con ella, ataques al ganado.

Las cifras no son abrumadoras si se comparan con otras problemáticas rurales, pero para los pequeños productores, perder animales puede representar un golpe económico importante. Organismos como el Departamento de Agricultura de EE.UU. buscan alternativas que reduzcan estos encuentros sin tener que llegar a medidas letales, lo que explica el surgimiento de estrategias como esta.

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No todos los especialistas están convencidos de que el wolf hazing funcione a largo plazo. Hay quienes sostienen que los lobos pueden habituarse al ruido si no lo asocian con una amenaza real. Otros cuestionan el estrés que estos métodos provocan tanto en la fauna silvestre como en el ganado, lo que abriría un nuevo frente de discusión.


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Ambito