La extrema Argentina libertaria de Javier Milei


22 de agosto 2025 – 10:00

El modelo libertario de Javier Milei convierte al Estado en un peaje de Wall Street: deuda, ajuste y especulación para pocos, mientras la clase media y baja asumen los costos.

La economía argentina se ha vuelto un tablero de Monopoly, donde las reglas cambian según quién tenga más fichas, y los perdedores no pueden reiniciar la partida.
Imagen creada con inteligencia artificial

Si pensabas que la libertad era un derecho, bienvenida a la Argentina de Javier Milei, un país donde la libertad significa que todo tu sueldo, tus ahorros y tu futuro están a disposición de cualquier banquero acreedor del Tesoro. Aquí, el Estado ya no regula, no protege y mucho menos redistribuye; se convirtió en un simple mostrador de Wall Street donde la codicia se cobra en dólares y en vidas. La meritocracia prometida se traduce en títulos públicos con tasas de interés siderales para los bancos e inversores internacionales y billetes de lotería para el resto. En esta nueva economía libertaria-anarco capitalista, nadie invierte en una fábrica o un comercio, el empresario que se perpetua, especula y blanquea o, hay que reconocerlo, termina como espectador.

Cada medida libertaria-anarco capitalista es una lección de historia aplicada al presente, los recortes al gasto público no son austeridad, son un espectáculo donde los hospitales y las escuelas son sacrificados en el altar de Mammón. Mientras los ejecutivos financieros celebran ganancias récord, los jubilados y trabajadores miran sus cuentas vacías preguntándose si alguna vez la promesa del libertario incluía tener techo, comida y salud. La ironía es casi poética, un gobierno que se auto percibe de libre mercado y “anti casta”; está repleto de políticos archi conocidos y otros sospechados de corrupción. No obstante, el Estado sube los encajes, “encepa los pesos”, manipula la tasa de interés, emite pesos y aplasta el dólar y las tarifas. Los ahorros en billetes verdes de la clase media se diluyen como en fuego porque la inflación en dólares ha sido “récord Guinness”.La realidad probará que en breve la gente va a tener que vender dólares para pagar impuestos…” (Caputo)

Los discursos de “menos Estado, más libertad” son como cuentos de hadas contados por traders encantadores, hasta que uno recuerda que los dragones comen jubilados y los castillos están blindados para unos pocos. Cada medida de ajuste fiscal, cada liberalización, cada privatización es un palo sobre la cabeza de la clase media y baja, mientras “los ex traders” brindan con champagne por el triunfo de su dios. Además, todos los días improvisan algo nuevo, la economía argentina se ha vuelto un tablero de Monopoly, donde las reglas cambian según quién tenga más fichas, y los perdedores no pueden reiniciar la partida.

Y mientras tanto, en el Council of the Americas 2025, que se desarrolló en el Alvear Palace Hotel de la Ciudad de Buenos Aires, los medios financieros aplauden con fruición. Titulares de portales de medios dicen: “El Council de las Américas mostró el fuerte apoyo empresario al rumbo del Gobierno”, ocultando un hecho elemental, los empresarios no celebran al país, celebran la oportunidad de excederse hasta donde le dieron lugar. Muy pronto verán caer el valor en dólares de las acciones de sus empresas. La inflación en suba: 1.5%. 1.6% y 1.9%: próximo mes (p) 2.5%, no es una falla del sistema, es la música de fondo de una ópera dedicada a Mammón. Nos enseñaron que los mercados anticipan los ciclos; pero en esta Argentina cada ascenso bursátil es una carcajada en la cara; en breve, cada bono emitido nos hará recordar que la deuda del ciudadano de a pie financia la fuga de divisas de unos pocos.

La tragedia es que esta libertad extrema se vendió como utopía, se prometió que todos podían prosperar, mientras redistribuían riqueza de abajo hacia arriba con una eficiencia que ocasionaría la envidia del personaje de Alberto Olmedo: “El Tirano de Costa Pobre”. Aquí, el libertarismo es un experimento social sin anestesia, donde la codicia se institucionaliza y la desigualdad se naturaliza. Ni siquiera hay reformas estructurales neoliberales como alardeaban, solo ajustes, endeudamiento y bicicleta financiera que agranda la deuda y las cuentas bancarias de quienes ya tenían millones, mientras se empequeñece la vida de quienes no.

En resumen, la Argentina libertaria-anarco capitalista es una pieza de teatro negra, los actores principales son los financieros, los extras son todos los demás, y la trama consiste en ver quién sobrevive a la codicia organizada. Mammón ya no necesita discursos, leyes ni consenso, su poder se mide en transferencias, ganancias y colapsos que otros van a pagar. Y la moraleja, irónica y cruel, es que el anarco capitalismo, cuando se redefine como privilegio de pocos, deja de ser atractivo para los indocumentados que “creyeron”, y se convierte en un espectáculo macabro.

Bienvenidos al país donde una parte de la ciudadanía decidido por la servidumbre voluntaria, el Estado es un cajero automático gigante y la utopía libertaria no promete felicidad ni seguridad, asegura motosierra para todos y todas y riqueza para unos pocos. Los funcionarios que administran la hacienda pública dan lecciones de resiliencia para todos los demás.

Si alguna vez soñaste con un país libertario-anarco capitalista; recuerda, es la Argentina de Mammón, … y el ticket de entrada se paga con tu proyecto económico de vida.

Director de Fundación Esperanza. Profesor de Posgrado en UBA y universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de seis libros.


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