Las estrellas de Hollywood no siempre tienen una vida de ensueño que dura toda la vida. Algunos inician su carrera con mucho éxito, suerte y talento, para después verse en la ruina financiera y actoral. Ese fue el caso de Debbie Reynolds.
Conocida por su papel protagónico en el musical de 1952 “Cantando bajo la lluvia” y también por ser la madre de la inigualable Carrie Fisher, a quien muchos recuerdan con cariño por haber interpretado a la Princesa Leia Organa, en la primera trilogía de Star Wars.
La carrera de Debbie Reynolds
Debbie Reynolds era su nombre artístico, porque el verdadero fue Mary Frances Reynolds. Nació el 1 de abril de 1932 en Texas. Sus padres fueron el carpintero Raymond Francis Reynolds y su esposa Maxine, que ya tenían una hija.
Descubrieron su talento temprano: ganó un concurso de belleza con 16 años y la cazó el estudio MGM de Hollywood. Reynolds no era bailarina profesional cuando la eligieron para coprotagonizar su primer musical Cantando bajo la lluvia junto con el actor Gene Kelly.
A partir de allí, comenzó su era dorada en Hollywood. La mayoría de las obras en las que participaba eran musicales, y todos con un papel similar: una heroína joven y sana. En 1964 fue nominada a su primer Oscar por su papel en Molly Brown.
Su vida amorosa se caracterizó por ser inestable, ella misma reconocía que era más selectiva con los restaurantes que con los hombres. Y fue uno de los detonantes para su ruina.
Cómo llegó a la quiebra
Su segundo matrimonio fue con Harry Karl, con quien estuvo casada desde 1960 hasta 1973. Era un magnate de zapatos, adicto al juego. Apostaba todo su dinero: el suyo y el de Debbie. Como sucede a menudo, eso lo llevó a juntar una deuda enorme de 3 millones de dólares.
Ante las deudas de su marido con el dinero de Reynolds, la aclamada actriz tuvo que declararse en quiebra y someterse a una vida que no se correspondía con el esfuerzo que había invertido en su carrera. Aceptó trabajos cinematográficos que no eran precisamente de buena calidad, y siguió con su vida.
La carrera de Reynolds después de la deuda
Con su carrera cinematográfica muerta, continuó su trabajo como actriz en películas y series de televisión. Una de sus últimas producciones fue un documental sobre ella y su hija.
Ayudó a fundar un grupo que lucha contra los problemas relacionados a la salud mental.
En 2013, lanzó su autobiografía, en la que contó con detalle los altibajos de su vida, su experiencia durante los años dorados de Hollywood y el glamour, éxito y fortuna de una vida ya lejana.
Debbie murió el 28 de diciembre del 2016, un día después del fallecimiento de su hija Carrie Fisher.
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Ambito