Se trata de una construcción impactante, diseñada por una leyenda de la arquitectura y acompañada de naturaleza salvaje.
La pareja más poderosa de la música también hizo historia en el mercado inmobiliario estadounidense. Beyoncé y Jay-Z eligieron una propiedad única, no solo por su valor astronómico, sino también por su diseño, ubicación y exclusividad.
En la lujosa zona conocida como Billionaires’ Row, en Paradise Cove, California, encontraron el lugar ideal para vivir a otro nivel. Esta residencia no es solo una casa, es directamente una obra maestra de la arquitectura moderna, con vista privilegiada al Pacífico.
Tardó casi 15 años en construirse y se encuentra en un increíble acantilado: Así es la mansión de Beyoncé
La propiedad fue diseñada por el reconocido arquitecto japonés Tadao Ando, famoso por sus estructuras de hormigón minimalistas. Esta residencia, construida sobre un imponente acantilado de más de 3 hectáreas, llevó cerca de 15 años en completarse. Era propiedad del coleccionista de arte William Bell, quien supervisó su desarrollo como si se tratara de una galería viviente.
La mansión tiene una superficie cubierta de unos 2.800 metros cuadrados, todos construidos en hormigón liso, con enormes ventanales que abren al mar. Cada espacio fue pensado para encarar directo hacia las vistas al Océano Pacífico, ofreciendo una conexión constante con el paisaje y generando una atmósfera de calma y elegancia.
Jay-Z y Beyoncé desembolsaron 200 millones de dólares por esta joya, aunque el precio original superaba los 295 millones. Con esa cifra, no solo cerraron un negocio histórico, sino que rompieron récords, ya que es oficialmente la propiedad más costosa jamás vendida en California. Su vecino, el empresario tecnológico Marc Andreessen, quedó segundo en la lista con su adquisición de 177 millones en 2021.
Sin embargo, a pesar de la notoriedad de la pareja, ellos decidieron no ser tan ostentosos con su hogar y decidieron encarar un lujo más tranquilo y sofisticado. Para Beyonce y Jay z no se trata de mostrar, sino de tener su lugar de paz en el mundo.
Fuente: Ambito