Independiente jugó su mejor primer tiempo de los últimos años. Le bastaron treinta y cinco minutos voraces para reducir a la nada a Godoy Cruz a partir de una contundencia notable. Pero también tuvo mucho fútbol para entrar al área mendocina por todos lados. El Rojo goleó 4 a 0 y eso solo porque en la segunda etapa, se dio por conforme. Si hubiera sostenido el ritmo y la ambición, la goleada habría trepado a números asombrosos. El chileno Loyola en dos ocasiones, Arce en contra y el paraguayo Ávalos marcaron los goles de una victoria que arrimó a Independiente en lo más alto de la zona B y dejó sensaciones más que buenas a tres días del debut en la Copa Sudamericana.
Loyola, Montiel, Cabral e Hidalgo partieron con mucha rapidez y claridad desde la mitad de cancha. Y encontraron espacios que Godoy Cruz nunca supo cubrir. Cada vez que el Rojo piso el acelerador a fondo, los mendocinos lo vieron pasar sin poderlo detener. Loyola abrió la cuenta al minuto con un tiro mordido que descolocó al arquero Petroli. Y la aumentó a los diecisiete con un derechazo espectacular desde más de treinta metros. Siete minutos después, Cabral y Montiel tejieron una buena maniobra a la salida de un corner desde la derecha, el colombiano Angulo lanzó un centro desde el otro lado y el rebote en Arce se transformó en el 3 a 0. Y a los 34, Ávalos caputuró un rebote corto de Petroli y marcó el 4 a 0. Las tribunas, entre tanto, deliraban de placer y de fútbol. Hacía mucho que no sucedía eso en Avellaneda.
Era imposible sostener semejante intensidad cuarenta y cinco minutos más. Por eso y porque el martes hay que ir a la altura de Potosí, Independiente disminuyó la intensidad. Dejó de hacer y lo dejó hacer a Godoy Cruz que se diluyó en su propia impotencia. Hidalgo y Millan tuvieron situaciones para estirar la diferencia pero no las pudieron concretar. Y el técnico Vaccari cuidó las piernas de su personal sacándolos a Loyola, Ávalos, Hidalgo, Cabral y Montiel, .
Independiente inviritió un tiempo para arrasar y el otro para reposar. Treinta y cinco minutos le resultaron suficientes para ganar, golear, gustar y seguir encendiendo la ilusión de su gente. En el Torneo Apertura tiene viento a favor. A partir de la semana que viene, la Copa Sudamericana también será prioridad para la mitad de Avellaneda que tiene el corazón al rojo vivo.