Un equipo de científicos descubrió la capacidad de los canes para poder modificar su conducta para beneficio propio.
Un estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology reveló que los perros poseen capacidades cognitivas más complejas de lo que se creía. La investigación demostró que estos animales no solo comprenden cuándo un humano puede ayudarlos, sino que también ajustan su comportamiento para comunicarse de manera estratégica e incluso engañar cuando la situación lo requiere.
El equipo de científicos, liderado por Marianne Heberlein, diseñó experimentos que pusieron a prueba la capacidad de los perros para modificar su conducta según el conocimiento que sus dueños tenían sobre la ubicación de un premio. Los resultados sugirieron que los animales son capaces de evaluar el contexto y actuar en consecuencia, lo que abre nuevas preguntas sobre su nivel de inteligencia social.
El experimento que reveló que los perros saben engañar
La investigación se desarrolló en dos etapas con la participación de 44 perros de distintas razas. En el primer experimento, los científicos escondieron comida en una habitación, a veces en presencia del dueño y otras sin que este pudiera ver el escondite. Los perros mostraron el premio con mayor insistencia cuando su humano no había presenciado dónde se ocultaba, lo que indicó que adaptaban su comunicación según el conocimiento ajeno.
En la segunda fase, se introdujo una variable adicional: dos personas desconocidas para el perro, una cooperativa que siempre compartía la comida y otra competitiva que se la quedaba. Los animales no solo señalaron el escondite con más frecuencia a la persona colaborativa, sino que, en algunos casos, indicaron deliberadamente un lugar vacío a la persona egoísta. Este comportamiento demostró que los perros no solo reconocen quién puede ayudarlos, sino que también son capaces de modificar su conducta para evitar que otros se beneficien.
Los investigadores plantearon que esta capacidad de engaño podría estar relacionada con una forma primitiva de aversión a la injusticia. Al evitar que la persona competitiva encuentre la comida, los perros no obtenían un beneficio directo, pero sí impedían que el otro se favoreciera, lo que sugiere un nivel de razonamiento más elaborado.
Aunque el estudio no determinó si todas las razas actúan de la misma manera, investigaciones previas indicaron que los perros criados para trabajar en equipo con humanos, como labradores o pastores, muestran mayor tendencia a este tipo de comunicación estratégica. Esto sugiere que la selección artificial a lo largo de la historia pudo haber favorecido el desarrollo de habilidades sociales más sofisticadas en ciertas razas.
Fuente: Ambito