lujo, mucho rock, 7 dormitorios y 11 baños


En una zona histórica y elegante, esta residencia fue testigo de fiestas únicas y está llena de detalles fuera de lo común.

Durante más de una década, Ozzy Osbourne y su familia vivieron en una increíble propiedad ubicada en uno de los barrios más distinguidos de Los Ángeles. En esa casa, decorada al mejor estilo de la realeza del rock, los Osbourne dejaron su impronta con cada detalle, cada ambiente y cada festejo que rompía las reglas.

La mansión, que supieron habitar hasta su reciente vuelta al Reino Unido, no solo demostraba el espíritu rebelde del legendario músico, sino también su gusto por el glamour extremo, el lujo desorbitado y el hecho de tener espacios diseñados justo a la medida de su personalidad.

Mansión Ozzy Osbourne

La comodidades de la mansión más rockera de Los Ángeles

La residencia, situada en Hancock Park, una de las zonas más exclusivas de L.A., fue comprada en 2012 por la suma de US$12 millones. Con casi 1100 metros cuadrados cubiertos, la propiedad está distribuida en tres pisos que mezclan a la perfección ciertos detalles de elegancia clásica con otros atributos bien propios del universo Osbourne.

En total, la casa tiene 7 dormitorios y 11 baños, además de un ascensor central que conecta todos los niveles. La suite principal fue rediseñada por la familia para funcionar como una especie de refugio personal, ya que tiene dos baños completos, un vestidor enorme y acceso exclusivo. También hay cuatro cuartos en suite en el piso superior y un departamento para huéspedes con entrada independiente.

Los espacios comunes son imponentes, con amplios salones, techos altos y una escalera principal directamente salida de una película. En el exterior, los jardines están cuidados al milímetro y la pileta está revestida con cerámicas artesanales, dando el toque final.

Más allá del lujo, la mansión fue también el escenario de reuniones inolvidables. Amigos, músicos, familiares y personalidades del espectáculo pasaron por ahí en cenas y fiestas que, según quienes asistieron, eran inolvidables.


Fuente: Ambito