Molino Cañuelas obtuvo finalmente la homologación de su concurso preventivo de acreedores. La resolución, firmada el 31 de julio por el Juzgado Civil y Comercial de Río Cuarto, convalida el acuerdo alcanzado con el 89,07% de los acreedores quirografarios, y permite a la empresa avanzar en la reestructuración de una deuda que asciende a u$s1.290 millones. El fallo también incluye a Compañía Argentina de Granos (CAGSA), firma vinculada al grupo, y marca un hito en el largo proceso judicial iniciado en 2021.
El plan, elaborado con asesoramiento de la consultora First Capital Group, establece nuevos esquemas de pago con distintas alternativas para los acreedores. Todos los compromisos serán honrados en la moneda de origen de cada deuda, en su gran mayoría dólares, ya que el 99% de los pasivos estaba nominado en divisas extranjeras. Las opciones incluyen una vía al contado, con un único desembolso equivalente al 12,5% del crédito verificado; otra de corto plazo, con una quita cercana al 63% y un calendario de seis años; y una tercera, de largo plazo, que reconoce el 100% del capital, con pagos extendidos a 14 años, intereses crecientes y un componente contingente sujeto al desempeño económico de la empresa en el futuro.
La sentencia contempla también el tratamiento para los acreedores que no emitieron voto o no eligieron ninguna opción: sus créditos serán asignados proporcionalmente en función del peso que tuvo cada una de las alternativas aceptadas. Con esto, el acuerdo unificado queda completamente operativo y listo para su ejecución.
De la expansión agresiva al default financiero
La historia que desemboca en el concurso se remonta a 2018, cuando Molino Cañuelas cayó en cesación de pagos con entidades financieras tras un período de fuerte endeudamiento. En 2016 había adquirido los activos harineros de Cargill en Argentina por u$s736 millones y, poco después, construyó una planta de alimentos congelados en Spegazzini que demandó más de u$s100 millones. En paralelo, lanzó un ambicioso intento por salir a cotizar en la Bolsa local y en Nueva York, proyecto que terminó postergado por la volatilidad financiera y el deterioro de su balance.
El combo entre la megadevaluación del peso, la caída del consumo interno y una estructura financiera en dólares con ingresos mayoritariamente en pesos dejó a la empresa en una situación crítica. El proceso formal de concurso fue presentado en septiembre de 2021, aunque las negociaciones con acreedores se venían desarrollando desde hacía más de dos años. Durante ese tiempo, el grupo evitó una parálisis: no vendió activos estratégicos, no dejó de pagar sueldos ni interrumpió la producción. Hoy cuenta con 20 plantas industriales, 3.500 empleados directos y más de 20 marcas líderes como 9 de Oro, Pureza, Mamá Cocina y Paseo.
Entre los principales acreedores, según documentos previos del expediente, figuran entidades como Banco Nación, Banco Provincia de Buenos Aires, Cargill y diversos fondos internacionales. Si bien la sentencia no menciona nombres propios, sí señala que el acuerdo obtuvo el voto favorable del 89,07% del capital computable, superando los requisitos exigidos por la ley y permitiendo su convalidación judicial.
Cierre judicial y nueva etapa
La homologación del acuerdo, uno de los más relevantes en materia concursal de los últimos años, fue el resultado de un proceso complejo que incluyó audiencias públicas, control institucional, informes mensuales y seguimiento digital del expediente desde el Poder Judicial de Córdoba. En la sentencia se destaca el trabajo coordinado entre acreedores, asesores técnicos, organismos públicos y equipos jurídicos, así como la continuidad productiva de la empresa durante toda la instancia judicial.
El juez resolvió: “Homologar el acuerdo preventivo unificado presentado por MOLINO CAÑUELAS S.A.C.I.F.I.A. y COMPAÑÍA ARGENTINA DE GRANOS S.A. y declarar concluido el presente proceso concursal preventivo.” Una frase breve pero determinante que pone fin a uno de los expedientes más extensos del país y habilita la próxima fase de ejecución.
Con el fallo ya firme, Molino Cañuelas ingresa en una nueva etapa. A partir de ahora, deberá cumplir los compromisos asumidos, que se extienden hasta 2039 en el caso de la opción de largo plazo.
Giro comercial con foco en el consumidor final
Lo cierto es que recientemente, mientras avanzaba el tramo final del proceso judicial, el grupo dio una señal clara de reactivación con la compra de la cadena de panaderías low cost Costumbres Argentinas. La operación, incluye el fondo de comercio, más de 80 locales en ocho provincias y el sistema de franquicias del Grupo Almar. Con esta incorporación, Molino Cañuelas ingresa al canal minorista con presencia directa, suma volumen en productos de valor agregado como pan lactal, panificados dulces y pastelería, y genera sinergia con su planta de alimentos congelados de Ezeiza.
En un escenario de retracción de ventas y caída del poder adquisitivo, la integración vertical aparece como una estrategia clave para fortalecer márgenes y ganar escala. Con esta adquisición, Molino Cañuelas profundiza su presencia en el consumo masivo y se posiciona para disputar terreno en categorías dominadas por jugadores globales como Bimbo. Así, con el respaldo judicial a su acuerdo concursal, el grupo deja atrás su crisis financiera más profunda y encara una nueva etapa de expansión controlada y foco comercial.
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Ambito