“El carácter y el valor inquebrantable de Jim ayudaron a nuestra nación a llegar a la Luna y convirtieron una potencial tragedia en un éxito del cual aprendimos enormemente. Lamentamos su fallecimiento mientras celebramos sus logros”, expresó la agencia en un comunicado.
Lovell fue uno de los astronautas con más vuelos en la primera década de la NASA, con cuatro misiones: Gemini 7, Gemini 12, Apolo 8 y Apolo 13. Sus viajes a bordo del programa Apolo cautivaron al mundo.
De la órbita terrestre a un rescate histórico
En 1968, junto a Frank Borman y William Anders, integró la tripulación del Apolo 8, primera misión en abandonar la órbita terrestre y volar hacia la Luna. Aunque no aterrizaron, su viaje puso a Estados Unidos por delante de la Unión Soviética en la carrera espacial. La imagen de la Tierra como “punto azul pálido” y la lectura del Génesis en Nochebuena marcaron un hito en un convulsionado 1968.
Nacido el 25 de marzo de 1928 en Cleveland, Lovell estudió en la Universidad de Wisconsin y luego en la Academia Naval de Estados Unidos, donde se graduó en 1952, el mismo día que se casó con Marilynn.
En 1962, mientras era piloto de pruebas de la Marina, fue seleccionado como astronauta en el segundo grupo de la NASA, conocido como “los Próximos Nueve”. Fue el último sobreviviente de esa generación y el que más tiempo sirvió como astronauta.
Se retiró en 1973 y se dedicó a los negocios. En 1994 coescribió con Jeff Kluger el libro Lost Moon, que inspiró la película Apolo 13, en la que interpretó brevemente a un capitán de la Marina. También fue dueño del restaurante Lovell’s of Lake Forest, ya cerrado.
Su esposa falleció en 2023 y le sobreviven sus cuatro hijos. En un comunicado, su familia lo definió como su “héroe” y recordó: “Extrañaremos su optimismo inquebrantable, su sentido del humor y la forma en que nos hacía sentir que podíamos hacer lo imposible. Era verdaderamente único”.
“Houston, tenemos un problema”
La célebre frase “Houston, tenemos un problema” (“Houston, we have a problem”) proviene de la misión Apolo 13 de la NASA, en abril de 1970.
Durante el viaje hacia la Luna, a unas 56 horas del lanzamiento, uno de los tanques de oxígeno del módulo de servicio explotó. Esto provocó la pérdida de energía y oxígeno, poniendo en riesgo la vida de los tres astronautas: James Lovell, Jack Swigert y Fred Haise.
En realidad, la frase original no fue dicha exactamente así. El primero en reportar la emergencia fue Swigert, diciendo: “Okay, Houston, we’ve had a problem here” (“De acuerdo, Houston, hemos tenido un problema aquí”). Lovell repitió poco después: “Houston, we’ve had a problem”.
La versión popular —“Houston, we have a problem”— se difundió años más tarde, sobre todo gracias a la película “Apollo 13” (1995), protagonizada por Tom Hanks, que dramatizó la misión. Desde entonces, la frase se usa en todo el mundo como sinónimo de advertencia o señal de que algo va mal.
Fuente: Ambito