Con una espectacular actuación colectiva y con una intensidad defensiva que anuló por completo las virtudes de su rival, Indiana venció a Oklahoma y forzó un séptimo y decisivo partido en la final de la NBA. El 108-91 final ni siquiera llegó a reflejar la diferencia real que hubo en el juego, que ya estaba definido en el tercer cuarto cuando los Pacers tomaron una ventaja de 30 puntos.
Ante el match point en casa, Indiana desplegó el mejor partido de la temporada, con puntos altos en todas las posiciones y una defensa que enloqueció a los Thunder, que sufrieron 21 pérdidas, ocho de ellas de la estrella del equipo, Shai Gilgeous Alexander. Los Pacers supieron repartir su goleo, con seis jugadores con 10 o más puntos, y con Pascal Siakam como gran figura, con 16 tantos y 13 rebotes. Pese a una molestia que lo hizo jugar mucho menos de lo habitual, Tyrese Haliburton aportó 14 puntos y cinco asistencias en 22 minutos en el campo.
Con la serie empatada 3-3, el campeón de la NBA se decidirá el próximo domingo a las 21.30, cuando Oklahoma reciba a Indiana en el séptimo juego. En el Paycom Center, los Pacers sorprendieron con su triunfo en el primer partido, aunque luego los Thunder se reivindicaron en el segundo y en el quinto encuentro de la llave. Ahora, el ganador del domingo se quedará con el premio mayor y el primer título de su historia.
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