El riesgo país no bajó de los 700 puntos y la categoría como país deudor no subió del “standalone”, el grado más bajo y prohibitivo de los países que piden prestado. Y hay déficit comercial de más de cinco mil millones de dólares y el Banco Central no consiguió aumentar las reservas. El plan económico hace agua, el crecimiento de la conflictividad social se evidencia en las calles de la ciudad con manifestaciones todos los días, pero el gobierno mantiene expectativas en las próximas elecciones, en Córdoba, Santa Fe y la provincia de Buenos Aires.
No hay nada para festejar. El gobierno tiene que dibujar índices, como el crecimiento del PBI, que en realidad no llegó a un punto desde que asumió. O un aumento trucho del consumo, donde en el decibel más alto de la sociedad aumentó el 13 por ciento, pero en la base de la pirámide se redujo 12 puntos.
Hay gente que todavía cree en este agujero negro al punto que sus candidatos disputan el gobierno de Rosario y se disponen a hacerlo en la provincia de Buenos Aires. Pero los mercados no se dejan llevar por ilusiones. Y empezaron a retirarse del carry trade. El Gobierno apenas pudo renovar el 40 por ciento del capital. Y lo demás habrá que ver. Son alrededor de seis billones de pesos.
La decisión de Morgan Stanley de mantener a la Argentina en el grado “standalone” hizo caer la confianza en el plan financiero. El único plan real ha sido el financiero, similar al del macrismo, alimentado con deuda externa. Lo demás es destrucción de la economía popular y del aparato productivo, entre los esfuerzos mancomunados de los ministros de Luis Caputo y Federico Sturzenegger.
Levantaron el cepo, pero mantuvieron pisado el dólar, con lo cual el país perdió cuatro mil millones de dólares de los que les dió el FMI. Y ahora le ruegan que les suelte dos mil más. El Fondo les contesta que deben levantar el cepo, pero liberar el dólar, lo que implicaría otra devaluación previa a las elecciones de octubre y los libertarios no quieren.
“La macro está para el tuje y la micro es una tragedia social” describió Cristina Kirchner la situación económica en el mensaje que envió desde su detención domiciliaria al 52 Congreso del gremio bancario.
El gobierno exhibe el famoso superávit que consiguió quedándose con plata de las provincias, congelando la obra pública, saqueando a jubilados y empleados públicos y destruyendo el dispositivo público de salud, educación, cultura y ciencia.
La Cámara de la Construcción informó que cada año que pasa, el parque de infraestructura del país, rutas, puentes, redes de agua, saneamiento, hospitales, escuelas, pierde valor a razón de 25 mil millones de dólares anuales. El gobernador bonaerense exigió que le cedan las autopistas nacionales, para terminar algunas y mantener otras. La economía de las provincias depende de esos caminos. El gobierno no reparte el impuesto que está destinado por ley al mantenimiento y construcción de nuevas rutas.
Los gobernadores de las 23 provincias más el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires le exigieron que entregue lo que les corresponde a las provincias en coparticipación y ATN. Entre esos gobernadores están los que le han dado los votos de sus diputados para aprobar las leyes más destructivas que impulsó el oficialismo. Cedieron esos votos a cambio de migajas y muchas de las promesas ni siquiera fueron cumplidas.
El gobierno no prestó atención a sus alianzas de estos primeros dos años. No le interesan. De hecho las abandonó. Tiene todos los cañones puestos en la organización de su propia fuerza, por eso son tan importantes estas elecciones de medio término donde intentará consolidar su fuerza territorial.
Se plantea negociar después de las elecciones, con bloques legislativos propios fortalecidos y hasta con mayoría en algunos de los distritos más importantes. Sus expectativas apuntan a la región centro. Crecer y ganar en Córdoba y en Santa Fe, donde uno de sus candidatos, Juan Pedro Aleart, aparece cabeza a cabeza con Juan Monteverde, respaldado por la mayoría del peronismo en la disputa por el Concejo Deliberante de Rosario. Hay otra candidatura peronista en esa ciudad, Roberto Sukerman, que si sumara sus votos, ganarían por amplio margen.
En la provincia de Buenos Aires, Milei cerró el jueves el primer congreso de su fuerza en las afueras de La Plata. La reunión se hizo en local cerrado y custodiado por fuerzas policiales, camiones blindados, helicópteros y motocicletas. En las adyacencias hubo protestas de vecinos autoconvocados y de la Corriente Clasista y Combativa.
El discurso de Milei se referenció al del chileno Axel Kaiser, el segundo al mando de la Fundación Faro, que representa el pensamiento de los libertarios. Kaiser afirmó que “los progresistas tienen muchas más probabilidades que los conservadores de haber sido diagnosticados con una enfermedad mental”, y otras estupideces similares. El presidente se ensañó con Axel Kicillof, a quien calificó de “burro eunuco”, “pichón de Stalin”, “zar del Kremlin” y “rata”.
Los libertarios no tienen candidatos de peso, pero en la provincia de Buenos Aires cedieron muy poco espacio en sus listas para la gente de Diego Santilli y Cristian Ritondo. El PRO es una ruina en la provincia, pero varios de sus intendentes rechazaron la alianza.
Los negociadores del PRO abandonaron a los que no se alinearon con ellos. La campaña será con discurso de odio y encabezará su lista para diputados José Luis Espert, quien hizo su campaña anterior con el respaldo de Fred Machado, quien fue apresado en Neuquén por lavado y tráfico de drogas en Estados Unidos. Espert se trasladaba en el avión de este personaje y en sus automóviles.
En Estados Unidos declaró Hyden Davis, el creador de la estafa del token $Libra y confirmó la participación de Milei en la previa a su lanzamiento. Insistió en que era una propuesta legítima. Pero el Presidente quedó muy expuesto como estafador internacional por millones de dólares.
Con este panorama escandaloso, que no es exagerado, según la encuestadora Management and Fit, el 47 por ciento de los bonaerenses estarían dispuestos a votar a un candidato afín al gobierno (Espert) y un 44 por ciento a un candidato del oficialismo provincial.
Los resultados de las encuestas son discutibles, pero resulta inusitado que un porcentaje alto, mucha gente, ponga su voto para respaldar políticas que los están destruyendo, en candidatos turbios y en un discurso que insulta y amenaza a sus adversarios: “sí soy cruel con ustedes, kukas de mierda”, dijo el jueves en la cena de los libertarios con empresarios. Cuando el discurso político se estructura con amenazas, no puede ser una broma. Está visto que, una vez en el poder, esas amenazas se convierten en violencia física. Es un anuncio de lo que hará.
El plan económico del gobierno ha funcionado sólo en la destrucción. Se movilizan los trabajadores del Garrahan, los discapacitados, los jubilados, los estatales, los docentes y los estudiantes universitarios. La situación es crítica en la macro y en la micro y aún así mucha gente está dispuesta a votar por el que los destruye. Hay un problema económico grave, pero hay algo más grave aún y es una sociedad dispuesta a arrojarse a aventuras desquiciadas.