Los sacerdotes católicos del Equipo de Barrios Populares y Villas de la Argentina, por una parte, y los Curas en la Opción por las y los Pobres (COPP), por otra, emitieron sendos comunicados para condenar la acción represiva de las fuerzas de seguridad contra los jubilados que el miércoles volvieron a reclamar por sus derechos en la zona del Congreso. En esa ocasión, también varios sacerdotes y ministros religiosos fueron golpeados y gaseados por parte de las fuerzas de seguridad apostadas allí por la ministra Patricia Bullrich, quien para justificar la represión indiscriminada argumenta estar amparada por el “Protocolo antipiquetes”.
En su declaración los sacerdotes de barrios populares (popularmente conocidos como “curas villeros”) expresan su solidaridad con los jubilados y exigen al gobierno “jubilación digna y acceso a los medicamentos” recordando que ese reclamo ha sido planteado por ellos mismos en diversos actos religiosos realizados en los últimos meses en varios puntos del país y “en el lavatorio de los pies a ancianos este último jueves santo en todos los barrios populares”.
“Si bien nosotros tenemos nuestra manera de reclamar y encarar el acompañamiento a los que sufren la crueldad y la injusticia de este gobierno, tenemos nuestro modo de trabajar entre los más pobres, de vincularnos con el Estado y con la sociedad en general, hoy repudiamos que siguen haciendo oídos sordos a los reclamos y la represión infame a jubilados, sacerdotes, religiosos y militantes como pasó ayer miércoles en las inmediaciones del Congreso de la Nación”, sostienen los curas villeros en su declaración.
Por su parte los COPP, en un texto que lleva el título “¡Cesen la represión!”, afirman que como sacerdotes “no podemos permanecer callados frente a la violencia, ¡un miércoles más!, contra nuestras hermanas y hermanos jubilados” porque “quienes toda una vida contribuyeron a levantar nuestra patria se ven ahora expoliados, robados y maltratados”. Y afirman que “eso, sin duda, y aunque la palabra no les guste a los miembros del gobierno, se llama injusticia”.
Agregan los COPP que “como curas, algunos con la presencia, otros en diferentes ámbitos, no podemos ni queremos ser indiferentes a esa injusticia” porque “Jesús nos lo echaría en cara, y nuestra conciencia no nos dejaría en paz”. Subrayan “que ayer hayan golpeado y gaseado a jubiladas y jubilados supuso golpear y gasear a algunos de nuestros compañeros que estaban allì”. Y expresan que “duele ver a miembros del pueblo obedecer a la orden del pecado antes que a la orden de Dios, duele ver a algunos golpeando y gaseando a sus abuelos y sus hermanos”. Afirman además que “como curas allí estuvimos” y “allí estaremos porque creemos que allí está Jesús: en cada anciano sin casa”. Precisamente, dicen, “porque allí está Jesús, creemos que no lo debemos buscar en los templos sino en las plazas, no en las sacristías sino en los rostros ajados por la edad y el maltrato”.
Por su parte la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE) expresó “su más enérgico repudio al actuar represivo de las fuerzas de seguridad que siguiendo órdenes del Ministerio de Seguridad atacan con violencia a quienes pacíficamente reclaman por los derechos de jubilados y jubiladas a vivir con dignidad”. Agrega la FAIE que “estas acciones no pueden naturalizarse” dado que “no nos podemos acostumbrar a que las fuerzas de seguridad repriman criminalmente a jubilados y jubiladas, ni a periodistas y ahora también a sacerdotes y pastores”.
Los curas villeros señalan que “todos los días se suman abuelos abandonados en nuestros hogares donde viven cientos de ellos, en nuestros comedores y centros de adultos mayores, entre tantas obras donde hablamos proféticamente con hechos”.
La FAIE exige al gobierno nacional que ponga fin al protocolo para el mantenimiento del orden público porque “el mismo solo se utiliza para reprimir y amedrentar a quienes expresan su rechazo a un modelo de ajuste en el cual los jubilados y jubiladas se llevan la peor parte”. Los COOP dicen que “lamentablemente no esperamos otra cosa del gobierno, pero si esperamos que muchos miembros de las fuerzas de seguridad recuperen la conciencia” dado que “una ley inmoral nadie tiene que cumplirla” y “por eso repetimos en nombre de Dios ¡cesen la represión!”.
Los curas villeros terminan su comunicado pidiendo a Dios que “ilumine las mentes y sensibilice los corazones de quienes tienen poder de decisión en favor de nuestros jubilados y de tantos que sufren las consecuencias de esta política de ajuste y exclusión”.