“No podemos organizar la sociedad separando a los niños” | En Francia buscan prohibir que hoteles y restaurantes no aceptan menores de edad



En Francia la senadora socialista y ex Ministro de Familia, Laurence Rossignol, reabrió el debate sobre los complejos turísticos, hoteles y otros comercios que prohíben el ingreso de niños, niñas y adolescentes a sus instalaciones. El legislador sostuvo que “no podemos organizar la sociedad separando a los niños de nosotros mismos”.

“Los niños no son mascotas problemáticas”, continuó la política socialista. Rossignol también redobló la apuesta y pidió un debate parlamentario para ilegalizar la prohibición del ingreso de niños a los locales franceses, comprendiendo que esa iniciativa implica “organizar la sociedad en torno a la intolerancia de las personas hacia otras” y afirmó que “no querer a los niños, es no querer a la humanidad misma”.

El debate respecto al ingreso o no de los niños y niñas a ciertos lugares es sostenido fuertemente hace tiempo en Francia. Por ejemplo en el pasado mes de julio la alta comisionada del gobierno francés para la infancia, Sarah El Haïry, cuestionó a los complejos turísticos exclusivos para adultos porque “no forman parte de la cultura francesa, no son nuestra filosofía y no son lo que queremos ver como norma en nuestro país”

Incluso antes de ello, el 27 de mayo de este año, El Haïry se reunió en París con representantes de Airbnb, la FNHPA (campings), la UMIH (restaurantes y hoteles), la FNTV (transporte de pasajeros), la UNPLV (alquileres vacacionales) y la FNRT (residencias turísticas) para debatir sobre este tema. En aquel entonces la funcionaria pública calificó a esta tendencia como “brutal” y llamó a “impedir que se arraigue este modelo en Francia”. Además, mediante el lanzamiento del premio Elección de las Familias, El Haïry le propuso a las familias francesas votar por los locales infantiles favoritos con el objetivo de “devolverles el protagonismo en el espacio público” y de combatir “contra la nueva moda de no admitir menores”.

La discusión global

Algunos complejos turísticos de países como MéxicoCentroamérica, Tailandia y Grecia  tienen hoteles solo para adultos. Hace no muchos años se sumó a ese grupo España, que crece cada vez más en el mercado “libre de niños”. En Corea del Sur esta política incluso llegó a cafés y restaurantes, lo que generó una mayor cantidad de clientes.

Este no parece ser el caso de Francia, al menos en cuanto a su tradición. Con una relevante cultura familiar, los franceses se enorgullecen de sus atracciones vacacionales para familias, incluyendo toboganes acuáticos en hoteles y campings familiares. Sin embargo, con la tasa de natalidad disminuyendo, el gobierno de Emmanuel Macron busca reordenar sus prioridades en favor de la infancia y busca darles más protagonismo a los niños y niñas. Basado en un informe del año pasado, es importante que los menores de edad tengan otras alternativas más allá de las pantallas para entretenerse, proponiéndoles visitas a diferentes lugares y hasta la posibilidad de ser ruidosos.

En Francia se está comenzando a proponer que la discriminación por infancia comience a ser tenida en cuenta en la legislación, así como lo están el género, el origen o la discapacidad.

La otra campana

Véronique Siegel, presidenta de la sección hotelera del sindicato UMIH le bajó el tono a la discusión aduciendo a que no son muchos los hoteles franceses que rechazan el ingreso de niños. Sin embargo, defendió su existencia debido a que buscaban satisfacer demandas específicas de algunos clientes y deslizó que si esta oferta no estaba disponible, algunos turistas se irían a otros países donde pudieran relajarse sin menores de edad.

Si bien estos lugares crecieron desde la pandemia de COVID 19, en Francia solo entre el 3 y el 5% de los hoteles prohíben la entrada de niños, niñas y adolescentes. El profesor de negocios en la Universidad de Limoges, Vincent Lagarde, estudió esta temática y entre sus conclusiones afirmó que los turistas no eligen estos lugares porque odian a los niños, si no porque necesitaban descansar. Lagarde señaló que en la sociedad francesa existe un “agotamiento físico y mental” y “una necesidad de desconectar de las cargas profesionales y familiares”. “Mi investigación demostró que alrededor de un tercio o más de estos turistas eran padres exhaustos que necesitaban un respiro de su familia. No es que no les gustaran los niños, simplemente necesitaban un respiro” explicó el profesor.

Fuente: Pagina12

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