Con una olla popular en la Plaza Constitución, los movimientos sociales, el sindicato de Camioneros, las dos CTA, gremios estatales, docentes y agrupaciones universitarias dieron un paso más en el armado de un polo de oposición activo al gobierno de Javier Milei. Realizaron la olla en el marco del paro del transporte. El rol de Camioneros fue protagónico: el sindicato cocinó para seis mil personas. La olla no estuvo destinada sólo a los sin techo que duermen en la plaza o a los trabajadores informales, sino al conjunto de las familias del barrio. “También hay clase media que se está salteando comidas”, apuntaron sus organizadores.
2024 va ser recordado por las filas de hambre. Cada protesta hoy se hace con su olla popular y por eso, más que el reparto de las bandejitas de comida y las largas colas que se formaron, la novedad estuvo en otro punto: en la presencia de los dirigentes gremiales en una escena que se ha vuelto repetida.
Pablo Moyano eligió esa plaza para hablar con los medios. “Hoy paramos los camioneros, los aeronáuticos, los trabajadores de los puertos, de los mares, del subte, los trenes y estamos haciendo ollas populares en todo el país. Esperamos que el gobierno tome nota del descontento que hay con sus medidas antitrabajadores, antijubilados y antiestudiantes”, declaró junto a las ollas.
Otros dirigentes presentes fueron Juan Grabois (Frente Patria Grande), Daniel Catalano (ATE Capital), Agustín Lecchi (Sipreba), Gabriel Solano (Frente de Izquierda).
También estuvieron Hugo Yasky y Hugo Godoy, referentes de las CTAs. Los dos hablaron de la Marcha Federal que se realizará, si los preparativos continúan bien, en la primera semana de diciembre.
Además, fogonearon la propuesta de ir hacia un paro general. “Esta huelga de hoy va a ser un elemento de presión hacia dentro de la CGT”, consideró Yasky. “El gobierno quiso instalar la idea de que los trabajadores formales están recuperando salarios, pero es mentira: hay tarifazos, la gente no llega a fin de mes, los trabajadores formales no han recuperado lo que perdieron y los informales están peor. La gente está en la indigencia, no en la pobreza, y el gobierno tiene que entender que ese diálogo ficticio con un sector de la CGT para nosotros no significa nada: es muy posible que en noviembre otra vez todas las centrales sindicales estemos convocando a un paro general”. El itinerario sería entonces paro en noviembre, marcha federal en diciembre.
La Logística, presente
Seis mil platos de comida es mucho. Por eso Camioneros no preparó una olla, sino dos, ollas de enorme tamaño. Una de fideos con pollo, otra de guiso de arroz.
“Venimos haciendo ollas todas las semanas, por todo el país: estas ya viajaron por todos lados”, contó Oscar Borda, titular de la Rama Logística del Sindicato y responsable de la gastronomía de la protesta. Hace unos años, su Rama se hizo conocida por bloquear unos depósitos de Mercado Libre; desde entonces los medios hegemónicos le han dedicado su atención. Lo describieron, por ejemplo, como el soldado más temido de Pablo Moyano, su lugarteniente.
Como se sabe, la empresa de Marcos Galperín es un símbolo de los libertarios y este miércoles, jornada con 500 cortes anunciados, Mercado Libre fue el único lugar donde las fuerzas de seguridad federales reprimieron manifestantes. La Gendarmería les tiraron gas cuando protestaban frente a su centro de distribución en La Matanza.
Ese centro distribución se ha convertido en escenografía de la disputa entre el mileísmo y la oposición peronista bonaerense: tras ser clausurado por el intendente Fernando Espinoza, la semana pasada un grupo de dirigentes libertarios encabezado por el diputado José Luis Espert ingresaron al predio cerrado, donde hicieron un acto político. La provincia de Buenos Aires no tiene militancia mileísta, pero los libertarios, que ya armaron formalmente el partido bonaerense, están jugándosela a hacer pie en el territorio.
Junto a Borda estuvo en las ollas Marcelo Aparicio, el secretario gremial de Camioneros, que antes de que comenzara la distribución de la comida habló con los camioneros que se habían reunido para la tarea. “No hacemos esto por la foto, lo hacemos porque tenemos un sentido de pertenencia: la gente se está cagando de hambre”.
Aunque pueda parecer lógica, la confluencia de un sector de la CGT con las organizaciones sociales no es algo cantado. Por el contrario, intentos anteriores terminaron en el fracaso. El inicial ocurrió por el 2003, en la única asamblea que el conjunto de las organizaciones sociales entonces existentes realizó en La Matanza y de donde Hugo Moyano, padre de Pablo, debió retirarse en medio de una silbatina. La idea de que trabajadores formales e informales son parte de una misma clase parece ahora más instalada.
En el Obelisco
Por la mañana, las organizaciones sociales se concentraron en el Obelisco, donde expusieron sus problemas. A once meses de iniciado el gobierno libertario, sus comedores comunitarios siguen sin recibir alimentos del ministerio de Capital Humano. Por otra parte, los puestos de trabajo que crearon o fortalecieron durante gobiernos anteriores con el apoyo de los planes sociales hoy están en riesgo, cuando no han sido directamente perdidos. Talleres textiles, espacios de cuidado para las niñeces, cooperativas de la construcción, de reciclado cartonero, productores y distribuidoras alternativas de alimentos quedaron sin sostén del Estado.
“Las mujeres de los barrios populares somos las que primero sufrimos las políticas de ajuste de Milei, pero no somos las únicas. Hoy hay millones de argentinos que no pueden llenar la heladera, que les cuesta cargar la SUBE, hay miles que se han quedado sin trabajo”, planteó Norma Morales, de Barrios de Pie.
El operativo de seguridad en el obelisco fue mínimo: sólo una línea de policías al borde de la calle, como para que el tránsito no fuera interrumpido. Las protestas van ganando respaldo en la opinión pública y la ministra Bullrich parece haber tomado nota del cambio. “La gente ya no aguanta más. La clase media tampoco llega a fin de mes y entiende que haya reclamos”, opinó Dina Sánchez, del Frente Popular Darío Santillán.
Los referentes sociales hicieron circular un micrófono. “Hay 500 cortes en todo el país, tenemos una unidad muy importante con los docentes, con los trabajadores, hoy estamos todos: falta que haya un paro nacional y un plan de lucha para decirle a Milei que se vaya a su casa. Andate a vivir a Estados Unidos, Milei”, le planteó al presidente Eduardo Belliboni, del Polo Obrero.
La concentración en el centro porteño se mantuvo desde las 9 hasta las once de la mañana. Desde el obelisco los manifestantes marcharon a Constitución, para el cierre de la jornada de protesta.