A 28 años del asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas, sus colegas reivindicaron su ejemplo y lamentaron tener que comparar los ataques a la prensa por parte del gobierno de Javier Milei con los que caracterizaron al menemismo. “Esto reedita lo que vivimos en la década del ‘90”, reflexionó Gabriel Michi, compañero de Cabezas en aquel verano de 1997, durante el homenaje que se realizó en la Asociación de Reporteros Gráficos de la Argentina (Argra). “Son contextos difíciles, en cada manifestación nos han reprimido” y “no queremos que haya otro José Luis asesinado por el poder económico concentrado”, destacó Sebastián Vricella, titular de la asociación. Gladys Cabezas, hermana del extrabajador de Perfil, señaló durante un acto en Pinamar que “nos van a seguir viendo acá” todos los años “porque los asesinos deberían estar presos hasta 2034, cuando se cumpliría la condena, pero están todos libres”.
Cabezas cubría la temporada cuando el 25 de enero de 1997 fue asesinado por una banda vinculada a Alfredo Yabrán, un empresario tan poderoso como enigmático cuya imagen dejó de ser un misterio gracias al trabajo del reportero que lo identificó y fotografió en la playa. La investigación dio con los autores materiales de la ejecución y sindicó como autor intelectual a Yabrán, que se suicidó cuando su arresto era inminente.
“Este homenaje es una forma de mantenerlo vivo”, dijo Vricella durante el acto organizado por Argra y otros sindicatos. “Vivimos tiempos parecidos a los de los ‘90, contextos difíciles. En cada manifestación de 2024 nos han reprimido, nos ha cagado a palos este Estado opresor”, recordó. “No queremos que haya otro José Luis, otro compañero asesinado no por la política, que es algo hermoso, sino por el poder económico concentrado”, reflexionó. “Como cada año, a pesar de que nuestros salarios están por debajo de la línea de pobreza, seguimos poniendo el cuerpo y saliendo a la calle con nuestra credencial”, destacó el fotógrafo, que descubrió junto a Michi la imagen ampliada de una credencial fechada en 2025 con los datos y la foto de Cabezas.
“José Luis tenía una devoción especial por la credencial de ARGRA, era feliz cuando la recibía”, recordó Michi, y apuntó que no por casualidad la foto “conocida mundialmente” de Cabezas es de ese carnet. “Siento que los mafiosos se reciclan y hoy son una amenaza para todos. Ese poder económico concentrado que quiere que el periodismo y los reporteros estén lo más lejos posible, hoy está al acecho. Lo vemos en cada acto de represión, donde uno de los principales focos son los fotógrafos, camarógrafos y periodistas, porque no quieren que se muestre esa realidad”, reflexionó. Agradeció la invitación y dijo que “José Luis estaría muy orgulloso de ver que son sus colegas quienes levantan su bandera”.
Una herida abierta
“Nos van a seguir viendo acá porque los
asesinos de mi hermano deberían estar presos hasta 2034, ese año se
cumpliría la condena, pero están todos libres”, lamentó Gladys Cabezas en el
santuario en honor a José Luis, en Pinamar. “Acá matar es
gratis, salís con el 2×1… Sin embargo, seguimos. Yo necesito venir acá
todos los años, mi hermano lo necesita, mis padres, que murieron de tristeza, lo
necesitan. Y vamos a seguir nombrando a todos estos asesinos, que hasta
2034 tendrían que estar en su lugar, en la cárcel”.
Para Michi, “a 28 años, esto sigue siendo una herida que no cicatriza“. “Cuando ocurrió el asesinato, yo tenía 28 años. Era muy joven, y hoy se cumplen 28 años de aquel día. La mitad de mi vida estuvo marcada por esta tragedia”, expresó. Además, destacó el vínculo personal que lo unía a José Luis, con quien había trabajado en múltiples coberturas periodísticas. “Aunque no éramos amigos íntimos, compartimos mucho, incluso viajes al exterior. Teníamos una relación muy cercana. Hoy sigo vinculado con su familia; somos como familias ensambladas por el dolor”, contó.