El último adiós al Papa Francisco, este sábado en la Plaza San Pedro del Vaticano, se convirtió en un evento de relevancia global que reunió a numerosos líderes internacionales para rendir homenaje al pontífice fallecido el lunes. Tras llegar tarde a la despedida del féretro en la Capilla Ardiente de la Basílica de San Pedro, el presidente Javier Milei se ubicó en la primera fila del palco de los mandatarios de todo el mundo.
El deceso del sumo pontífice provocó una ola de condolencias y homenajes a nivel mundial, que culminó en un sepelio marcado por la solemnidad y la presencia de figuras políticas de todo el planeta. A pesar de su tardía llegada, Milei, quien supo atacar verbalmente a Francisco en sus tiempos de mediático candidato presidencial, asistió junto a su hermana y secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, a la ceremonia de despedida final.
El funeral reunió a decenas de líderes en un inusual escenario de aparente unidad, pese a los conflictos globales. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue uno de los primeros en arribar a la Plaza San Pedro, y se ubicó junto a su esposa Melania en asientos de la primera fila del palco. Entre las personalidades estadounidenses también se destacaron el exmandatario Joe Biden y su esposa. Esa fila la completaron los reyes de España, el presidente francés, Emmanuel Macron, y su par ucraniano, Volodymyr Zelensky, y sus respectivas esposas. Todos ellos compartieron la solemnidad del momento y recordaron la importancia del Papa en la búsqueda de la paz y la justicia social en un mundo dividido. La presencia de estos líderes resaltó el impacto del pontífice en la política global y su capacidad para unir a personas de diferentes trasfondos.
Milei y Karina se ubicaron en la otra punta de la primera fila, más cerca de la primera ministra italiana Giorgia Meloni, y fueron los únicos que no se sentaron en orden alfabético. Detrás de Milei se ubicó parte de la comitiva nacional: las ministras de Seguridad y Capital Humano, Patricia Bullrich y Sandra Petovello, así como el vocero presidencial, Manuel Adorni, entre otros.
También acudieron a la despedida otros presidentes latinoamericanos como Luis Inácio Lula da Silva, que participó junto a Dilma Rousseff y la comitiva de Brasil del sepelio en los días previos, y Daniel Noboa, de Ecuador. Gustavo Petro, de Colombia, y Santiago Peña, de Paraguay finalmente no fueron de la partida. México, Chile, Perú, Uruguay, Bolivia, Cuba y Venezuela tampoco estuvieron representados por sus mandatarios y mandatarias. Gran parte de los países latinoamericanos han enviado a sus ministros y ministras de Relaciones Exteriores.
Sin embargo, para Milei, el evento quedó marcado por lo que no hizo: no hubo reconciliación pública con el legado de Bergoglio, ni un gesto que cerrara años de tensiones. Su presencia, aunque protocolar, terminó siendo más un trámite diplomático que un homenaje sentido al primer Papa latinoamericano.
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