Que nadie sepa que las ciencias sociales existen | El Conicet firmó un convenio con la Escuela de Frankfurt y no quiere difundir la noticia



El Conicet firmó un convenio de cooperación con la prestigiosa Escuela de Frankfurt de Alemania, con el objetivo de renovar los estudios de cambio social en América Latina. Entre otras cosas, el vínculo prevé el intercambio de recursos humanos, posgrados conjuntos, conferencias y demás actividades de primer nivel. Este, que constituye un verdadero hito en el campo de las ciencias sociales digno de ser contado, sin embargo, es ocultado deliberadamente por el gobierno. Básicamente, si bien la novedad fue difundida en el portal que el organismo tiene en Córdoba, la buena nueva no se replica en el sitio de Conicet sede central.

Esteban Torres, investigador del Conicet en el Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad, y de la Universidad Nacional de Córdoba, a cargo de liderar el acuerdo, opina: “Esto es algo deliberado, no quieren darle trascendencia a las ciencias sociales. Si ingresás al sitio vas a ver rápidamente que hace bastante tiempo que no publican ni una sola nota del campo”. Al científico lo asiste la razón: basta con repasar las últimas 50 noticias del portal y no ver ni una sola de las ciencias sociales y las humanidades. Un modus operandi coherente con el desprecio que expresan en cada ocasión los funcionarios e influencers del oficialismo con respecto al estudio de los comportamientos y fenómenos sociales.

Torres narra cómo fue la situación: “El convenio se firmó en Conicet central, en CABA, en donde está la oficina del organismo. Si bien no está la firma del presidente Daniel Salamone, sí está la de la encargada o responsable de convenios internacionales. Es el fruto del trabajo de más de un año, casi dos. Fue muy frenado en el medio”. Y continúa: “No tengo ningún supuesto, es una realidad contundente: pese a hacer las gestiones correspondientes para que la noticia se publicite en el portal, no hubo caso”.

No alcanzan los motivos

A priori, uno se podría imaginar que se trata de una cuestión simplemente azarosa, o bien, que depende de una decisión meramente editorial. Que, como todo espacio de comunicación, algunas novedades se difunden y otras no, y eso no tiene ninguna intencionalidad implícita. Sin embargo, Torres va más allá: “Para que te des una idea, publicitaron con bombos y platillos mi ingreso al Instituto alemán años atrás (cuando Torres fue incorporado a la Escuela de Frankfurt), y ahora esto que es mucho más importante, que no tiene que ver solo conmigo, sino que tiene una envergadura mucho mayor, no lo hicieron”.

Claro que el científico no apunta al personal del área –que, por otra parte, realiza un trabajo de divulgación de excelencia, desde hace tiempo— sino a la bajada de línea política. En este marco, el Conicet no le da trascendencia a un acontecimiento que reúne motivos sobrados. El Institut für Sozialforschung (IFS) de Frankfurt es la casa de la histórica Escuela de Frankfurt, posiblemente uno de los centros de mayor reconocimiento del planeta en el área de las ciencias sociales. El acuerdo, que busca actualizar los estudios conjuntos bilaterales, también apunta al desarrollo de nuevas teorías críticas, capaces de describir las transformaciones sociales y políticas del siglo XXI.

El vínculo se sustenta en el intercambio de investigadores locales y alemanes, el diseño y desarrollo de propuestas de posgrado, y la organización de eventos académicos (conferencias, seminarios y talleres) en ambas regiones. Como cuenta Torres, la idea es que esta alianza robustezca “la capacidad regional para generar teoría crítica desde el Sur Global, en estrecho diálogo con las tradiciones académicas europeas, y que posicione a la Argentina como referente en el pensamiento sociológico del siglo XXI”.

Las sociales: ¡afuera!

El Conicet que conduce Salamone es consecuente con lo que plantea el gobierno de Milei. Si no pueden eliminarlas, buscan que las ciencias sociales sean reducidas a su mínima expresión. En este afán, de vez en tanto, quienes se dedican a la investigación en este campo, son víctimas de virulentas campañas de difamación.

Torres hipotetiza: “El gobierno desprecia a las ciencias sociales porque, en verdad, es un campo prioritario. Es exactamente lo inverso a lo que manifiestan, porque como suelen afirmar, están dando la batalla cultural”. Y sigue: “En este sentido, seleccionan investigaciones y las difaman. Se focalizan muy bien en aquellas que suponen que pueden llegar a tener una recepción negativa por parte de la población. Buscan proyectos que, desde su perspectiva, pueden llegar a ser controvertidos”. Algo similar sucedía en 2018, cuando uno de los blancos preferidos del macrismo y sus aliados fue la investigación del Rey León. “El núcleo de todo esto es claro: las ciencias sociales están politizadas y el gobierno también”, sintetiza el investigador.

Más que un acuerdo

El IFS fue fundado en Frankfurt en 1923 y es el emblema de la teoría crítica en ciencias sociales. Desde Alemania primero y luego desde EE.UU –donde sus fundadores se exiliaron huyendo del nazismo–, se esbozaron los principales aportes para los debates fundamentales en sociología, filosofía y política de todo el siglo XX. La crítica a la ilustración y la industrialización de la cultura fueron dos de los bastiones que destacaron mentes brillantes del IFS como Theodor Adorno y Max Horkheimer. Sus aportes aún son indispensables para cuestionar un mundo que persigue el progreso y nunca se pregunta por sus consecuencias.

Históricamente, Latinoamérica estuvo fuera del campo de estudio para los europeos, que construyó su hegemonía en base a una mirada eurocéntrica. Por este motivo, que un instituto alemán, con toda su tradición, academicismo y prestigio, comience a mirar estas latitudes es una muestra de que algo está cambiando. 

 “Hoy tenemos la oportunidad de volver realidad el diálogo democrático e igualitario entre el norte y el sur. Parte de eso puede darse a partir de que América Latina ingrese en Frankfurt”, opina Torres. Y agrega: “La firma de este convenio es importante porque Frankfurt sigue siendo el lugar de la teoría crítica. Expresa una apertura que proviene desde Europa y particularmente desde Alemania, hacia las ciencias sociales latinoamericanas”.

Desde mediados de los 90, las agendas del sur global comenzaron a penetrar con mayor facilidad en el norte. Sin ir más lejos, la crítica al eurocentrismo comenzó a colarse en los propios institutos de referencia europeos. Esto es: Europa quebró algunos de sus prejuicios y se interesó por investigar las críticas que recibía desde hacía largas décadas. “Esta situación se explica por la presencia de inmigrantes en posiciones de dirección en institutos importantes. El flujo migratorio se ha traducido en la posibilidad de revisar el papel de Europa en el mundo”, detalla Torres.

En última instancia, este cambio de actitud intelectual es posible por la situación de la Europa contemporánea. “Es evidente que el continente no legisla sobre lo que pasa en el mundo. Dejó de ser así luego de la 2° Guerra Mundial, y se fue acentuando en el siglo XXI, a partir de la crisis de 2008, la crisis de la Eurozona en 2010 y la Guerra de Ucrania, por citar algunos ejemplos”, describe. Luego afirma: “Ya no comanda su propio destino, es un bloque semi independiente, tanto que algunos autores refieren a una lenta latinoamericanización de Europa”. 

En 2013, Alain Touraine vaticinaba el fin de la sociedad, y en realidad lo que adelantaba era el fin de Europa, en tanto sociedad que se daba sus propias reglas.

Nadar a contracorriente

En el último año y medio, el gobierno de Buenos Aires ha buscado diferenciarse del oficialismo nacional en cada ocasión que tuvo. De esta manera, si el elenco libertario desprecia a las ciencias sociales, la administración provincial la impulsa. Y lo hace con acciones concretas: de manera reciente, se presentó Perspectivas Bonaerenses, una revista académica editada por la Comisión de Investigaciones Científicas y dirigida por Enrique Schmukler, doctor en Letras y docente de la UNLP.

En el anuncio, anticiparon que se publicarán dos números al año y en su primera edición, pautada para diciembre, tendrá como temática central la niñez y las infancias. El objetivo no solo es generar artículos de corte académico, sino desarollar insumos que luego puedan servir para el diseño de políticas públicas. Bajo esta premisa, los problemas concretos que aquejan a la provincia y al país, serán reflexionados desde una perspectiva científica, con mirada propositiva. Un material de calidad que servirá a los funcionarios para pensar realidades y transformarlas.

La idea es que participen especialistas de todas las universidades públicas y los centros de investigación que se encuentran en Buenos Aires. Como dato de color, Perspectivas Bonaerenses tendrá un comité científico de primer nivel, que incluirá a figuras destacadas del pensamiento social como Dora Barrancos, Nora Goren, Daniel Feierstein y Alejandro Grimson.

Fuente: Pagina12

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